11/9/12

EDUCACIÓN DE LA MUJER
DISCURSO INAUGURAL DEL COLEGIO DE SANTA ROSA EN SAN JUAN
(9 de julio de 1839)

"No había establecimiento de instrucción secundario de ningún género en San Juan, y se creyó preferible educar a las señoritas de las familias más altamente colocadas, las cuales respondieron al llamado. Había sido iniciada la idea por el obispo de Santa María de Oro: fue rectora del colegio su hermana D° Tránsito, subdirectora D° Bienvenida Sarmiento y director el general de este apellido, y presidente de una Comisión Protectora de la Educación, el obispo Sarmiento, con los doctores Aberastain, Cortinez y Quiroga Rosas  por vocales. Durante dos años marchó la instrucción en todos los ramos, con el francés, la música, el dibujo floreal obligatorios para todas, haciendo los más grandes progresos. Las vicisitudes de la guerra civil forzaron al director a emigrar, reuniéndose los padres de familia y resolviendo que continuase el colegio, enseñando en cada clase una de las alumnas más adelantadas. Un año continuó así, hasta que llegada la noticia de la derrota del General Lavalle en Famallá y de su muerte en Jujuy, con lo que se perdía toda esperanza de regreso del director, volvieron a reunirse los padres y se resolvió la clausura del colegio. Quedó su recuerdo como un mito en las familias y su enseñanza, fundada en sistemas admirables, ha ejercido una benéfica influencia sobre la civilización de aquella provincia. Salieron de aquel colegio retratistas y profesoras de enseñanza, que han continuado la tradición, y lo que más llamó la atención del general Mitre en su reciente visita a San Juan, fue la general instrucción de las niñas, y el porte de centenares, no estando en la misma proporción la gente educada en otras ciudades.

Las maestras de la escuela en San Juan, pertenecen algunas veces a las familias más expectables, habiendo quedado honorable para las señoras la práctica del profesorado. Acaso son bajos los salarios en San Juan porque abundan las señoritas instruidas.

El doctor Quiroga Rosas, amigo de Alberdi, hizo la exposición del pensamiento de las del discurso inaugural disimulan: "La mejora de la suerte social de la mujer, dijo, una de las ocupaciones primordiales del siglo XIX; esta noble ocupación, que hace notable a nuestro siglo entre las épocas anteriores, desgraciadamente sólo entre nosotros había sido descuidada...

"Nuestro país, respirado la misma filantropía de esos sistemas, pero más al cabo de la necesidad de una marcha gradual hacia el porvenir, se ha puesto a reconocer: "¿En qué consiste el mal estado de la condición de la mujer?; "¿Cuáles son las causas del mal estado?; "¿Cuáles las mejoras de que actualmente es capaz esta condición?, "Y el Colegio del Pensionista, sin declararse exclusivo en cuanto a las ventajas de tal o cual método de educación, se ha propuesto hacer que la mujer en San Juan corra la línea de su elevación y de su felicidad. ¡Hecho primoroso! El único de que en materias semejantes pueda gloriarse nuestra república y que merece el aplauso de los pueblos, la atención de las miras benéficas de nuestro gobierno, la protección de la iglesia, la cooperación de nuestros conciudadanos, los esfuerzos u el esmero de nuestra juventud". [1]

SEÑORAS:

Un día clásico para la patria, un día caro al corazón de todos los buenos (9 de julio) viene a llenar las expectativas de los ciudadanos amantes de la civilización.

La idea de formar un Establecimiento de Educación para señoritas no es enteramente mía. Un hombre ilustre, cuya imagen presencia esta escena [2] y cuyo nombre pertenece a de un modo doblemente célebre a los anales de la República, había echado de antemano los cimientos de esta importante mejora. En su ardiente amor por su país concibió este pensamiento, grande como los que ha realizado, y los que la muerte prematura ha dejado sólo bosquejados.

Por otra parte, yo he sido solo el intérprete de los deseos de la parte pensadora de nuestro país. Una casa de educación para señoritas, era una necesidad que urgía satisfacer, y yo indiqué los medios, juzgué que era llegado el momento, y me ofrecí a realizarla. En fin, señores, el pensamiento y el interés general, los convertí en un pensamiento y en un interés mío, y esto es la única honra que me cabe.

Los resultados justifican lo que llevo dicho. He invitado a los padres de familia, y han respondido con entusiasmo a ese llamamiento, más bien llevados del ardiente deseo de dar a sus hijas una instrucción cuya necesidad sienten, que satisfechos de mis aptitudes para proporcionarla.

Nuestras señoritas, las respetables matronas, y en fin todos los miembros del bello sexo, han manifestado a porfía un interés demasiado vivo para no creerlo hijo del convencimiento más íntimo. Dificultades personales, y la afección maternal, que obra de un modo instintivo en el corazón de la mujer, y la apega al objeto de su ternura, no han bastado e entibiar el ardor que las impulsa, sobreponiéndose a todo, a desprenderse temporalmente de sus hijas predilectas, para que participen de las ventajas que se les preparan. He sido censurado por mi morosidad en dar principio a mis tareas. No era, pues, la instrucción de la mujer una planta cuyo cultivo iba a ensayarse en vano en nuestro suelo.

El estaba de antemano preparado, y esa tierna planta echará, no lo dudo, raíces profundas en el país y darán frutos óptimos.

En el momento solemne de echar sobre mis hombros la inmensa responsabilidad de dirigir las ideas y formar las costumbres de parte tan interesante de nuestra sociedad, de tantos objetos de ansiedad y ternura para sus padres, me siento sobrecogido del temor de no corresponder suficientemente con mis esfuerzos.

Pero la confianza abrumadora con que me han honrado mis compatriotas, me alienta para ofrecerles, en cambio, lo que un hombre honrado puede ofrecer: la consagración de todos mis desvelos y afanes para merecerla.

La cooperación del Gobierno, la de los amigos de la instrucción y las luces, el esmero de la respetable señora que ha querido encargarse de cuidar de cerca la pureza de costumbres de estos tiernos vástagos que representan tantas esperanzas y excitan tan caras afecciones, y los conatos de los patriotas que forman la Sociedad Protectora de la Educación, y muy especialmente los esfuerzos y cuidados paternales del señor Obispo, digno presidente de ella, llenarle el vacío que no alcancen a llenar mis deseos.

Sobre todo, señores, no olvidéis que todas las nuevas creaciones traen aparejado en su origen un cúmulo de dificultades y obstáculos.

Espero que los que me van a ver luchar con ellos, prudencia y tolerancia hasta que logre vencerlos, y así respondo desde ahora del buen éxito.

A cuanto indiqué en mi prospecto, nada tengo que añadir que no sea una consecuencia de los principios y objetos en él manifestados.

A vosotras, señoritas, poco tengo ahora que deciros. El entusiasmo y el vivo interés con que habéis correspondido a los deseos de vuestros padres, me aseguran de antemano que secundaréis mis esfuerzos.

Como os lo he ofrecido, yo seré director de vuestros estudios.

Yo os enseñaré el camino, y os enseñaré a vencer las dificultades que lo embarazan. Haré cuanto esté a mi alcance para sembrar de flores la árida carrera que vais a emprender y que debe prepararos para volver al seno de vuestras familias, a desempeñar con acierto los delicados deberes que la naturaleza y la sociedad han impuesto a vuestro sexo.

Pequeñas contrariedades os aguardan, y ratos desagradables quizá. Nada se adquiere sin trabajo, y los principios en la instrucción son siempre desabridos y molestos. Pero un día las bendiciones de cuantos separan al apreciar el mérito real y las caricias y el amor de vuestros padres, os pagarán con exceso los pequeños y transitorios disgustos que os haya costado merecerlas".

Domingo Faustino Sarmiento

[1]  El Zonda, núm. 1, 20 de julio de 1839
[2]  El retrato del Obispo Justo de Santa María de Oro estaba colocado en el salón

colegio santa rosa
El 1 de abril de 1851 reabrió sus puertas el Colegio Santa Rosa de Lima. 
Fundado por Sarmiento en 1839, la institución había cerrado en 1841. 

Este amplio patio con columnas en arco y techo de cañas pertenecía al antiguo Colegio Santa Rosa de Lima. La foto es de principios del siglo XX. El edificio del establecimiento, ubicado en lo que había sido la casa natal de fray Justo Santa María de Oro, estaba en calles San Luis y General Acha. El terremoto de 1944 lo destruyó casi totalmente, pero adosados a la escuela contemporánea, se han conservado las construcciones originales del segundo patio, colonial, y la habitación donde nació Fray Justo. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller; perteneciente a la colección de Mafalda Guerrero)

1895 – Colegio Santa Rosa

Esta descolorida foto fue tomada en 1895. Quienes aparecen en la imagen son alumnas y religiosas del Colegio Santa Rosa de Lima, durante una festividad. La foto fue conservada por la familia Graffigna Sinaigo pues entre las alumnas aparece María Antonia Graffigna Sinaigo, hermana de José Decio, Benito Duilio y Carlos Horacio Graffigna, que años después formaron la sociedad J.D. Graffigna Hnos. (Foto publicada en el libro “El San Juan que ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller – Proporcionada por Graffigna de Quinteros)

1944 - Colegio Santa Rosa


Esta fotografía muestra el estado en que quedó, totalmente destruido, el edificio donde funcionaba el Colegio Santa Rosa de Lima, como consecuencia del terremoto de 1944. Fue reabierto bajo la dirección de doña Carmen Fernández, y luego de su muerte, en 1868, quedó a cargo de las Religiosas Dominicas de Albi (Francia). Un nuevo edificio se construyó para la escuela, aunque se conservaron las construcciones originales del segundo patio, colonial, y la habitación donde nació Fray Justo, con una urna que guarda su corazón. 

Esta foto es de la colección “Foto Argentina” San Juan.




FALTAN MENOS DE 50  DÍAS  PARA  EL  CENTENARIO

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