24/10/22

Maqueta de la antigua casa

SEMANA del ANIVERSARIO (5)
 MAQUETA DEL ANTIGUO EDIFICIO

Este magnífico trabajo fue realizado por alumnos de 4º año del Profesorado de Historia a partir de las fotografías que se conservan en el Fondo Documental, y expuesto al público en el marco de los actos del Centenario de la fundación de la Escuela Normal de Quilmes, en octubre de 2012.

Felicitamos calurosamente a Juan Pablo Susevich, Marcos González y Celeste Fernández por su brillante producción (especialmente a las hábiles manos de Celeste). También les agradecemos, en nombre de toda la escuela, la donación de la misma para ser adecuadamente exhibida.


En base a las fotografías que se conservan en el Archivo de la Escuela, se ha podido construir esta maqueta tridimensional que considera hasta los más pequeños detalles que nos es dado conocer. Aquí funcionó el establecimiento desde 1915 hasta que la piqueta arrasó con el inmueble y el parque que la rodeaba, para construir el actual edificio, aún inconcluso.

Nota: véanse las entradas previas etiquetadas "Nuestro edificio" y  la del 4/8/12 sobre la confección de esta maqueta.
Agradecemos a la Profesora Matilde Salustio (Historia del Arte) por la propuesta a los estudiantes y al Sr. Antonio Domingo Drago la filmación y la subida a YouTube.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=hD2hIwtgOiI

23/10/22

SOBRE LA CREACIÓN DE 
LA ESCUELA NORMAL DE QUILMES
 Prof. Raquel D. Gail

El señor Alejandro Gibaut, integrante de la Junta de Estudios Históricos local, nos ha hecho llegar con su habitual gentileza un artículo periodístico publicado el 27 de octubre de 1912 en el semanario parroquial "La Unión" de Bernal, que refiere el acto de fundación de la Escuela Normal de Quilmes, ocurrida cuatro días antes.


Si bien el contenido de la publicación no aporta novedades respecto del acontecimiento y sus participantes, nos es grato destacar la importancia que tuvo esta creación en la comunidad, dando lugar a su difusión en diferentes medios de prensa.

La revista oficial del Consejo Nacional de Educación "El Monitor de la Educación Común" también había publicado una nota algo más extensa describiendo el fausto acontecimiento tan ansiado por los quilmeños. La hemos reproducido en nuestra entrada del 27 de abril de 2012.

Así mismo, nos hemos referido a algunos aspectos del evento en las entradas del 13 de junio y del 20 de octubre del mismo año.

Hoy agregamos las fotografías tomadas en ese momento, algunas de las cuales se encuentran lamentablemente deterioradas por el paso del tiempo. Las primeras evidencian el traslado de la comisión y las autoridades nacionales desde la estación de ferrocarril. Luego se observa al público asistente y a los funcionarios frente al edificio de la Escuela Nº 1, donde comenzó a funcionar es establecimiento por falta de otro local adecuado.










Fuentes: Documentos fotográficos del Archivo Histórico "Silvia Manuela Gorleri", de la Escuela Normal de Quilmes.
Semanario "La Unión", Bernal, edición del 27 de octubre de 1912
Revista "El Monitor de la Educación Común" Año 31, Nº 478 (1912) p. 5-7 disponible en
http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/handle/123456789/105854

20/10/22

Sin archiveros no hay Archivo

ARCHIVEROS 
EN LAS ESCUELAS ANTIGUAS 
 UNA NECESIDAD EVIDENTE
Prof. Raquel Gail

Estamos convencidos de que el progreso de nuestro Proyecto está íntimamente vinculado al aporte que los profesionales de la Archivística y Ciencias de la Información puedan realizar en un marco legal apropiado que debe generarse para la recuperación del patrimonio histórico educativo. Por ello nos permitimos aquí reproducir una nota publicada con anterioridad, para atraer la atención de los actores responsables y reflexionar sobre las cuestiones tantas veces planteadas.

Estudiantes consultando documentos en nuestras instalaciones

En el décimo año (2016) de labor continua e ininterrumpida, salvo por los períodos de receso escolar, el proyecto que constituye el Caso Piloto Nº 1 del Programa Nacional de Archivo Escolares y Museos de la Educación en la República Argentina, últimamente también reconocido como Caso Piloto modélico por la Provincia de Buenos Aires, seguimos planteando la misma inquietud: la necesidad ineludible de contar con el profesional rentado, cuya presencia diaria permita organizar este Archivo Histórico y brindar el servicio que corresponde a una entidad de tal naturaleza.

Nuestro establecimiento tiene 104 años de vida. Decenas de escuelas argentinas ya han cumplido cien años, otras decenas los están festejando este mismo año o lo harán en los años por venir. Nos preguntamos, en consecuencia, ¿qué ocurre con su patrimonio documental? ¿Está protegido? ¿Al cuidado de quién se encuentra? ¿Está disponible para los investigadores? ¿Cómo se reservan los datos personales? ¿Podría digitalizarse la información de acceso público? ¿Debe elaborarse un protocolo normalizador de acuerdo a su especificidad? ¿Sería necesario contar con Archiveros en las escuelas, así como hay Bibliotecarios?

La Provincia tardó más de 30 años en establecer el cargo de Maestro Bibiotecario en las instituciones educativas, desde 1958 [1] en que dio comienzo la capacitación orientada a ese fin, hasta 1990 en que se incorporó la titularización del cargo a la planta funcional de las escuelas [2]. No es posible admitir la idea de que, a esta altura del siglo XXI, en el contexto de los ideales educativos de progreso y mejoras que se pregonan, las comunidades interesadas en recuperar, conservar, proteger y compartir su patrimonio cultural deban esperar décadas para contar con el personal idóneo.

Estas y otras múltiples cuestiones se nos presentan cada vez que abrimos la puerta de nuestro humilde repositorio y emprendemos, como los hicimos ayer nuevamente, la "titánica" tarea que nos propusimos. Con entusiasmo y dedicación, ya hemos invertido casi 14.000 (catorce mil) horas de voluntariado, y podremos invertir más, pero es imprescindible inclusión de un Técnico con asistencia cotidiana y justo reconocimiento. Ello no excluye la continuidad del voluntariado ni la oportunidad de los estudiantes de capacitarse en un Archivo, como se viene haciendo desde hace algunos años.

Por ello nos parece adecuado reflexionar sobre la alocución que dirigiera José Douglas Lasso Duque al auditorio de Excol´07, en su calidad de Presidente de la organización Archiblios, Fundación dedicada a la formación y rescate de archivos y bibliotecas con sede en Colombia. Copiamos sólo algunos fragmentos; el destacado en negrita nos pertenece.

Bienvenidos a Excol’07; un puente fraternal a la integración archivística

Dice un destacado profesor de la facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Argentina de Entre Ríos, Ángel Schenone: “Cuando se enseña un hecho o una realidad no bien comprendida y ese conocimiento no es alterado en el tiempo, porque no fue algo que se considere notorio o porque lo enseñado fue un simple bloque de "cultura general", lógicamente la idea que se conserva del mismo es aquella primaria, muchas veces errónea, no bien recibida y lamentablemente ignorada en mayor grado en lo concerniente a su veracidad y evolución. Al hablar de archivos y archivistas, tristemente, en muchos casos ocurre lo comentado”. [...]

Desde luego nos sentimos muy optimistas y halagados de haber generado conjuntamente con la Fundación Ciencia de la Documentación de España y Archiblios de Colombia tal interés desde el Primer Encuentro Hispanoamericano de Directores de Archivos de la Administración Pública y Privada, del 26 de Julio de 1986, que tanto beneficio le ha dado a la causa archivística y a sus profesionales: los Archivistas Colombianos.

Imagen del Archivo Histórico Provincial de Toledo

Veinte años después nos enfrentamos a grandes retos y, durante el transcurso de estos años, a nuevas funciones, diferentes caminos y desarrollos tecnológicos, por lo que debemos ir perfilando los nacientes desafíos que nos aguardan.

Al igual que todas las delegaciones mundiales que estarán presentes, es nuestro propósito, lo ha sido siempre, acoger y hermanar la idea de crear y organizar la independencia y gestión de la actividad de las Ciencias de la Documentación y muy especialmente la Archivística en el marco de un nuevo paradigma hermenéutico, pedagógico y epistemológico en el método archivístico.

Hoy vivimos en la era de la globalización informacional, inmersos en un nuevo tipo de sociedad: la de la información y administración del desarrollo del pensamiento humano que conduce a una nueva era en la historia del conocimiento. En este sentido, se requiere de equipos activos de trabajo que se comprometan a investigar e incrementar procesos de acciones continuas en diversos tipos de organizaciones archivísticas que permitan, en este caso, a los archivistas cimentar su "status" profesional en todo el contorno y contexto de las Ciencias de la Documentación e Información, y de la Administración de Documentos teniendo muy en cuenta a sus profesiones afines y auxiliares.

Es una era en que la concepción del mundo es menos intrínseca y unilateral, y su visión es mucho más amplia en la interpretación y aplicación de las leyes fundamentales del movimiento, de la esencia y el ser, con una metodología científica acorde con los tiempos que nos atañen, las Ciencias de la Documentación y la disciplina profesional archivística tienen como deber fundamental mantenerse en un proceso constante de estructuración y conocimiento cualificado y cuantificado debidamente eslabonado.

Estamos en la era en que los profesionales de la documentación y la información son al mundo actual, lo que los ingenieros fueron a la era de la industrialización y lo que es hoy de la física a la cuántica; en que se están generando y estableciendo nuevos campos del saber, nuevas disciplinas profesionales, nuevas formas de pensamiento Se trata de que este concepto tan básico sea aplicado a las Ciencias de la Documentación, Información y la Archivística; que su desarrollo corresponda a una realidad concreta en la vida archivística de nuestro país e Iberoamérica, y del quehacer de los archivistas para racionalizar estos cambios en el escenario socio-cultural, económico, jurídico y administrativo. [...]

Debemos concientizarnos de que la tarea educativa de la archivística debe involucrarse con todo lo que nos señala la filosofía conceptual de que los archivos son de gran valor para el desarrollo del nuestras sociedades, y representan un Patrimonio Nacional inserto en la historia de la humanidad. [...]

En el campo práctico, en que casi todo está por hacerse, la racionalización está en el establecimiento de sistemas de información social y cultural integrados de acuerdo con el real desarrollo científico y tecnológico y los requerimientos que se generen a corto, mediano y largo plazo. [...] Aquí entra en juego un campo considerado hasta ahora con mucha seriedad: las Ciencias de la Documentación e Información, y la Informática, cuyo fundamento es coordinar, ordenar y exponer las razones del valor del documento administrativo, del documento histórico y su importancia en la transmisión y administración de la información. La protección a que tienen derecho los archivos y nuestro Patrimonio Documental. Entra también en juego la necesidad apremiante de aportar soluciones a los mayores problemas de manejo y control que plantean unas sociedades cada día más complejas y globalizadas, y la necesidad de que esas medidas sean siempre de protección y actualización de acuerdo con los adelantos científicos, administrativos y tecnológicos. [...]

El nuevo discurso de las ciencias de la documentación e información y la archivística, se debe tratar con altura y seriedad, con la trascendencia histórica que encierra, pero en ningún momento como un mito inalcanzable. [...]

Tampoco las ciencias de la documentación e información, lo son todo, ni debemos hacernos al mito de que pueda serlo, pero es la base fundamental para el desarrollo de las ideas y del progreso de nuestra disciplina profesional.

Finalmente, permítanme citar parte de la Presentación de un estudio de la Dra. Aída Luz Mendoza Navarro, “Que Significa Ser Archivero en el Siglo XXI”, editado por Guillermo Núñez Soto. Lima, Perú. 2006.

“La formación del archivero, permanentemente, concita el interés no sólo de quienes están directamente involucrados en el tema, como los docentes, el personal administrativo conductor de un centro de formación, y los alumnos; justificadamente, los archiveros en general, se preocupan por la formación, científica y académica de los futuros archiveros que se integrarán al ejercicio de la profesión. Las opiniones al respecto, sin duda, ayudarán a optimizar la formación, a hacer los reajustes necesarios en los programas curriculares para lograr mejores y competitivos profesionales. Cualquier idea debe ser bienvenida, todo aporta, inclusive la critica en tanto se dirige a poner en el tapete lo que a nuestro entender debe modificarse, sin embargo los alcances, las recomendaciones y opiniones no siempre son apreciados por quienes se encuentran al frente de una organización encargada de la formación de los archiveros. Por el contrario, muchas veces nos encontramos con respuestas nada agradables porque se combaten las ideas con expresiones y actitudes negativas que a nada positivo conduce. En ese contexto es mi deseo que se entienda el sentido del trabajo que ahora entrego, éste puede ser tomado como un punto de partida para lograr que otros especialistas, con mayor experiencia y experto en la formación de profesionales también colaboren con sus propios aportes, estoy segura que de ese modo en algún momento se logrará el consenso y los ganadores serán los archiveros que puedan optar por una sólida e integral formación profesional”.

José Douglas Lasso Duque
Presidente de la Fundación Archiblios

NOTAS:
[1] La formación de Bibliotecarios se inicia en 1948 con un curso semestral que desaparece en 1952, pero en 1958 reaparece con un curso de un año de duración, que otorgaba un certificado de Auxiliar de Bibliotecas y Auxiliar de Bibliotecas Escolares (Kraemer y Lacorazza).
http://www.bn.gov.ar/descargas/catalogadores/ponencias/261109_09a.pdf
[2] (Welschen)
http://www.abgra.org.ar/documentos/pdf/PciaBuenosAires_Final%2006%20doc.pdf

Fuente: http://www.documentalistas.org/colaboradores/firmas/p2/jose_douglas2.php

19/10/22

Pensar los archivos digitales

Archivos digitales y conservación del documento

Este interesante debate fue publicado hace ya más de 20 años, en junio 1999, y muchas de las preguntas siguen sin respuesta. Repasemos las inquietudes. La tecnología parece avanzar más rápido que nuestra imaginación acerca de los problemas y soluciones del porvenir. ¿Cuántas de las herramientas aquí mencionadas ya han desaparecido? ¿Cuántas nuevas hay? La digitalización se ha impuesto, pero... ¿qué más debemos hacer?



Inició en IweTel un debate Luis Castrillo, planteando la conservación de los documentos que están contenidos en nuevos soportes: “repasando unos papeles por aquí, me ha surgido una pregunta que es casi de tesis doctoral: ¿qué pasará con los archivos históricos dentro de 50 ó 60 años? En la actualidad se están archivando cintas y discos magnéticos. Todo ello correctamente documentado, identificado, clasificado, etc. Pero ¿servirán de algo estos soportes dentro de 50 años? Supongamos que sí. ¿Cómo los vamos a leer? Los ordenadores actuales están realizados con tecnología de usar y tirar. Un microprocesador tiene una vida útil de x horas (20.000, 5.000, etc.) Llegados a esos extremos el aparato se funde y puedes pensar en comprar otro. Pero la tecnología avanza. ¿Dónde encontrar lectores de discos de 5,25”? Quizás tú todavía tienes uno, pero ¿a alguien le queda un lector de 8”?, ¿y funciona?; ¿y funcionará en el 2050? ¿Se ha planteado alguna entidad archivista semejante problema? ¿O lo piensan pasar todo a papel antes de que se pierda irremediablemente...? Este asunto no me va a dejar dormir esta noche”. (lcastrillo@jet.es)

A toda esta serie de preguntas avanza una respuesta Javier Trujillo: “aunque esta noche no hayas dormido, como decías, vamos a ver si con lo que ahora comento consigo que hoy sí concilies el sueño. Evidentemente, hoy no creo que nadie ‘normal’ tenga un lector de 8”. Pero si ha sido previsor, ni falta que le hace. La solución al problema que planteas con los discos o cintas dentro de 50 años es tan sencilla como ir pasando esa información a otros soportes (y formatos, ojo) compatibles y soportados por la tecnología actual.
El soporte (o formato) ‘universal e imperecedero’ no existe ni creo que exista nunca. Además de ir contra la sociedad de consumo, la tecnología avanza y en ocasiones, hay que reconocer que hasta mejora.
Lo que hay que hacer es ser previsor. Y la cosa no va tan deprisa como para agobiarse. Los datos que realmente quise conservar de mis antiguos discos flexibles de 5 1/4” hace tiempo que los pasé a disquetes de 3 1/2”. Los datos importantes que quiero conservar de mis discos magneto-ópticos de 3 1/2 ” (128 Mb) los voy a llevar a una casa que me los pasa a cd-rom (a 1.500 PTA. por disco, claro). Lo poco que tenía en formato WordPerfect para ms-dos ya lo he pasado a Word 6.0 sin problemas, etc., etc.
Esto es así, como las monedas de curso legal: llegan las nuevas, pero hay un tiempo para cambiar las viejas. La cosa es no despistarse y hacerlo a tiempo, si no te quieres encontrar en casa con un montón de monedas que ya no puedes cambiar. Y pasa lo mismo con los bonobuses. Y con los números de teléfono.
El problema, pues, no me parece serio (quiero decir, grave). Lo que puede ser más grave es el tema de los formatos de los datos a conservar. Formatos que habrá que ir convirtiendo mientras se pueda, pues, aunque podamos ir pasando determinados archivos a soportes más modernos (cds, DVD, etc.), nos podemos encontrar con el problema de que los nuevos micro-procesadores no soportan la instalación del viejo programa que los generó.
La serie Assistant de IBM (una estupenda ‘Suite’ que yo usé durante años) no se deja instalar con Windows 98, y los formatos de los ficheros eran propietarios (propios de IBM ). Pero sí se podían exportar datos a formato texto (.txt ) y dBase (.dbf), cosa que ya hice y ahora tengo lo que me interesa en Access y en Word. Sin problemas.
Por otra parte, he oído que hay empresas (de moda en Estados Unidos) que se dedican a imprimir en papel, y custodiar éste, archivos informáticos de empresas ‘temerosas’ (pero previsoras). El papel, si es bueno, sí que dura más de 100 años. Pero... ¿y los bosques?” (trujillofi@es.ono.es)

Siguiendo con el tema que plantea Luis, interviene Ángeles Sáez García: “¿os imagináis el archivo privado de un escritor o de un político que utilice el correo electrónico y no guarde nada de lo que envía a través de este medio, o tenga sus diarios en el disco duro y nunca lo pase a ningún otro soporte? ¿Cómo se harán los investigadores del futuro una idea de cómo fue la vida y la obra de alguien a quien están investigando? Ningún papel con anotaciones, sólo ‘notepads’ quizá ilegibles. La correspondencia en papel reducida a la mitad, correos electrónicos perdidos. Impresiones diarias en algún archivo digital, fotos guardadas en vaya usted a saber dónde. ¿Se lacrarán las cajas que contengan los discos duros de los ordenadores que utilicen los ministros hasta que pasen los años preceptivos para su consulta? En fin, Bryce Echenique repetía estos días la frase de Saramago de que ningún e-mail podía tener rastros de una lágrima, pero los que se escribieron quedarán quizá en el limbo de las informaciones perdidas”. (angeles_saez_Garcia@pbeurope.com)

Para añadir una cuestión más a las antes planteadas interviene Francisco Tosete Herranz diciendo: “recuerdo (si no me falla la memoria) que de este tema ya se comentaron cosas muy interesantes hace tiempo en la lista. Por mi parte únicamente plantearos una pregunta: ¿y qué sucede con internet? ¿Puede considerarse como el depósito de información del mañana?
Es posible que si la información pudiera estar disponible indefinidamente internet sería (teóricamente) el soporte ideal de información, ¿o no?”. (cehtflp@ceh.csic.es)

Pablo Susinos Rada expone: “abundando en la discusión abierta por Luis Castrillo sobre el futuro de los archivos electrónicos, creo que tiene muy buenas razones para estar preocupado. Para los teóricos del asunto, la solución se llama migrar, o sea, transportar los documentos a un soporte utilizable en cada momento.
El problema es que la migración, para ser eficaz se tiene que plantear a diversos niveles (sistema operativo, versión del programa, codificación de los datos, soporte físico, etc.) y esto está lejos de las posibilidades técnicas y económicas de la mayoría.
Por esta razón vivimos en una época paradójica en la que es posible multiplicar el volumen de información acumulada y procesada, y al tiempo estamos perdiendo una gran parte de esta información. Stephen Talbott en su Netfuture#84, habla de la implosión de la información que se debe en parte a la fragilidad de los archivos digitales. Por cierto, recomiendo esta publicación, Netfuture, a quienes estén interesados en conocer opiniones alternativas al dominante discurso sobre el esplendoroso futuro que nos traen las manidas nuevas tecnologías. http://www.oreilly.com/~stevet/
Ni que decir tiene, que en mi opinión, el optimismo de F. J. Trujillo está absolutamente injustificado, al menos desde una perspectiva global”. (bimusant@sarenet.es)


“Los diferentes mensajes que están apareciendo”, opina Francisco López Hernández, “referentes a las dificultades de conservación de los materiales almacenados en soporte electrónico, además de ser muy interesantes, hacen reflexionar sobre la tan profetizada desaparición del papel como vía fundamental para el mantenimiento de los conocimientos humanos.
Los problemas que han surgido y que sin duda surgirán en el futuro, dejan sin argumentos a los agoreros (parece una palabra fea, pero mucho más fea y absurda es ‘gurús’, que además, en todo caso sería ‘gurúes’, lástima que ni siquiera exista en castellano) que desde hace mucho vaticinan que en un futuro más o menos lejano el papel cederá su posición preponderante a los soportes electrónicos.
Como alguien ha dicho muy bien, hoy podemos leer un libro impreso en el siglo XVIII, pero no sabemos si un vídeo actual se podrá ver en el XXIII. Sí que estoy seguro de que el libro que se publicó ayer será leído por nuestros descendientes. Por tanto, con todos sus problemas de conservación, el papel sigue mostrando día a día su superioridad. Tal vez en el futuro esto cambie y alguien descubra la panacea, pero mientras tenemos que reconocer lo anterior. Y, ¡ojo!, no estoy diciendo que sólo se tengan que hacer las cosas en papel: El progreso es el progreso, y oponerse a él no sólo es absurdo, sino también inútil. También me preocupa que se esquilmen los bosques para fabricar papel...
Los soportes electrónicos tienen numerosas ventajas que hay que aprovechar, y lejos de mí la intención de anatematizarlos”. (pacol@db.uc3m.es)

En apoyo de opiniones anteriores, Pau Cazorla: “con vuestro permiso y al hilo de la discusión sobre archivos digitales, me decanto por la preocupación de Luis.
Como bien dice Francisco, para mantener la información hay que convertirla (o exportarla) de un sistema a otro, de una versión a otra. Este hecho hoy lo tenemos muy asumido y es uno de los requerimientos mínimos que buscamos a la hora de decantarnos por un programa.
En el caso de archivos de texto, la conversión generalmente es más sencilla por el simple hecho de que los programas adoptan el código ASCII (los problemas surgen cuando se introducen otros símbolos). Pero, ¿qué ocurre cuando hablamos de gráficos o información no textual?
Recuerdo haber trabajado hace tan sólo tres años con programas de gestión de gráficos cuyos archivos creados entonces hoy tengo que dar por perdidos porque sólo se pueden recuperar con aquel programa.
¿Quién pensaba entonces que la informática-ofimática cambiaría de forma tan radical?
En desacuerdo con lo que dice Pablo, la informática es un lujo o una necesidad económicamente costosa (sería otro tema interesante a tratar, pero ésta es otra historia): no podemos quedarnos clavados en la versión de un programa ni en el ordenador que compramos hace unos años (pocos): hay que migrar a nuevas versiones, hay que actualizar las prestaciones del ordenador.
La única solución que he podido aplicar ha sido volver a realizar aquellos archivos en programas que sí permitieran la exportación. Cuando trabajas con información que debes actualizar o ampliar periódicamente, como es mi caso, tener la información en papel tampoco te soluciona el trabajo: es necesario utilizar la información y no archivarla.
Paco ha reflexionado posteriormente sobre la superioridad del papel en cuanto a la conservación. Yo creo que la solución no pasa por mantener archivos de papel (¡son tan difíciles de manejar, de utilizar!), sino porque los programas informáticos no sean tan volátiles. Pero el mercado informático, tanto de programas como de equipos, evoluciona de tal manera que nunca podremos dar por seguro un archivo informático. 
Quizás la pregunta es: ¿exportar o morir?”. (pcazorla@bupc.upc.es)

“Quizás no planteé bien el problema” vuelve a intervenir Luis Castrillo, “la mayor parte de los comentarios coinciden en que la conservación va a ser un asunto de ‘cambio de medio’: ayer 5 1/4, hoy 3 1/2, mañana cd-rom, pasado DVD, etc.
No, no es ése el problema que realmente subyace en mi reflexión. Estamos hablando, creo yo, de archivos.
El documento, según los antiguos, es la suma del soporte y el mensaje. El soporte añade al contenido del mensaje otra serie de atributos que forman parte del propio mensaje.
El papel higiénico en el que están escritos algunos de los versos de poetas presos transmite por sí mismo otro mensaje añadido al propio poema.
La lágrima en el e-mail de Saramago sería en sí un componente del propio mensaje. Estamos hablando de documentos que, en el futuro, constituirán la memoria colectiva. Comunicaciones de un ministro, circulares de una dirección general, etc. ¿Se conformarán los investigadores de la historia con fotocopias?
El documento en el archivo histórico tiene valor por su autenticidad, que le viene del origen.
¿Se conformaría la Generalitat de Catalunya con una reproducción facsímil de todos los documentos relacionados con Cataluña que hay en la Sección de Guerra Civil en Salamanca?
Alguien me ha comentado sobre las ‘Migraciones Peligrosas’: véase la destrucción de colecciones completas de revistas del siglo XIX en un país de por aquí cerca, después de microfilmarlas.
Quizás los archivos están muriéndose y aún no lo saben”. (lcastrillo@jet.es)

Joaquín van den Brule defiende: “la verdad es que existe mucho miedo al cambio, pero es evidente que las nuevas tecnologías tienen sus ventajas e inconvenientes. Cuando hacemos mención a los soportes electrónicos como es el caso del DVD o cd-rom, a mí personalmente no me preocupa tanto la durabilidad del soporte, ya que ¿por qué preocuparse si el cd-rom no se conserva durante 50 o 100 años? Tanto en bibliotecas como en archivos vamos a comenzar a trabajar bajo DVD, y en pocos años posiblemente tengamos desarrollada la tecnología para albergar 15 GB. ¿Qué es lo que nos debe importar más, la perdurabilidad del material donde almacenamos la información, o el cambio constante de tecnología?
Estar a la última exige invertir, pero también es cierto que se gana en posibilidades de almacenamiento, rapidez, etc. Yo concretamente haciendo proyectos de edición electrónica, hay muchas veces que me planteo trabajar bajo DVD. Daos cuenta de que si en un cd-rom pueden entrar 10-15.000 imágenes en blanco y negro, en un dvd-rom pueden entrar 75.000 imágenes. No es lo mismo tener que estar cambiando constantemente de CD-R a trabajar con una unidad donde está almacenada toda la información.
Como estoy pensando en alto, también me cuestiono si realmente es interesante almacenar en soportes alternativos la información. Por ejemplo, si vamos a digitalizar un protocolo o un libro antiguo, hay diferentes formas de hacerlo. Se puede capturar la imagen desde cualquier escáner, y también podemos microfilmar y posteriormente digitalizar el microfilm. Tengo mis comentarios al respecto, pero prefiero dejarlo como tema a discutir”. (joaquin.vdb@digibis.com) (vanderbr@teleline.es)

Retomando una de las preguntas sobre internet, Francisco Tosete Herranz planteaba: “algunos de los problemas más importantes a los que hoy en día nos enfrentamos derivan, creo, de varios aspectos y fundamentalmente de la enorme rapidez de la evolución de las tecnologías que ha supuesto: el desarrollo continuo del hardware con todas las posibilidades que nos brinda (mayor rapidez, mayor capacidad de almacenamiento, etc.), el desarrollo del software, la aparición continua de nuevos programas de ordenador para todas las tareas de nuestro trabajo cotidiano.
la rápida evolución de los soportes de información, desde la piedra, la madera, el pergamino o el papel hasta los soportes de información digital de la actualidad.
Es decir, cuatro de los aspectos fundamentales en los que se basa nuestra ‘sociedad de la información’ de hoy en día serían: hardware - software - soportes informáticos - ‘código’, por llamarlo de alguna manera (formato de almacenamiento).
La forma de codificar la información desde la aparición de la informática ha permanecido constante, en bit. Lo que ha variado ha sido la manera en que los programas la almacenan, o en una palabra, la gran variedad de formatos existente (para documentos .wpg .doc, etc.; para gráficos .jpg .gif...).
El problema al que los documentalistas nos enfrentamos es doble: por un lado la conversión de la información almacenada a nuevos soportes y programas que sean legibles por la tecnología de cada momento, y por otro la perdurabilidad de la información almacenada. Y desde este último punto de vista era desde el que planteaba la pregunta: ¿Por qué no considerar internet como el soporte físico ideal del mañana? O si lo preferís, como el archivo del mañana.
Algunas de las razones para considerarla como tal pueden ser: Cada vez más, internet y la world wide web son precisamente eso, redes de extensión mundial.
Son de acceso público (aunque desgraciadamente no gratuito, pero a todo se llegará, o al menos a un abaratamiento radical de los costes).
Internet evoluciona al paso que evolucionan las tecnologías.
La Red es un ‘organismo’ mantenido por miles (o cientos de miles o millones) de personas, se actualiza constantemente, está al día en cuanto a las nuevas tecnologías ¿Por qué no considerarla el soporte ideal? ¿Por qué no poner la información en la Red?
Internet podría resolver los problemas fundamentales dado que: Cada centro o persona sería responsable de mantener su hardware y software y realizar la conversión.
Suprime las barreras temporales y físicas para el acceso a la información (se puede acceder en cualquier momento y desde cualquier punto del planeta en el que tengamos electricidad).
Por todo ello creo que internet podría ser el soporte o archivo físico ideal para mantener la información del mañana (otro cantar son los problemas de propiedad intelectual, etc. que se pueden plantear)”. (cehflp@ceh.csic.es)

José Antonio Salvador Oliván reflexiona: “¿seguro que internet se puede considerar el soporte de almacenamiento o archivo de información del futuro? ¿O es simplemente un medio de transmisión de la información?
- Hace ya muchos años que existen los soportes electrónicos de información en diferentes formatos, y no por eso ha desaparecido el papel como soporte de almacenamiento. ¿Por qué tiene que desaparecer este último?
- Con relación a los nuevos programas, nuevas versiones del mismo programa y nuevos soportes de almacenamiento que van apareciendo, no significa que desde el mismo momento en que aparecen en el mercado desaparezcan los antiguos. Siempre hay un período de tiempo (bastante largo) para poder adaptar o exportar la información a los nuevos formatos y programas.
«El documento, según los antiguos, es la suma del soporte y el mensaje. El soporte añade al contenido del mensaje otra serie de atributos que forman parte del propio mensaje» (Luis Castrillo)
No conozco casos en los que por tener la información en disquetes de 8”, o en cintas magnéticas, no hayan podido pasar la información a los nuevos formatos que han ido apareciendo. Tampoco entiendo que pueda haber problemas cuando se utiliza un determinado programa para crear y almacenar información; siempre hay opciones para que los nuevos programas puedan leer y acceder a esa información. Precisamente, la gran ventaja de todos los programas que existen hoy en día es que almacenan los datos en el soporte que sea, pero estos datos son físicamente independientes del programa que estemos utilizando, y generalmente podemos leerlos y manejarlos con cualquier otro programa.
- Para mí, la gran ventaja de todos estos nuevos programas y nuevos soportes de almacenamiento, es que permiten buscar y recuperar la información mucho más rápidamente, y difundir la información a cualquier usuario que la necesite, algo que con el papel resultaba mucho más costoso en tiempo y en dinero”. (jaso@posta.unizar.es)

José Antonio Martínez González recomienda: “me ha venido a la cabeza un interesante artículo sobre este tema futurible, fascinador y tantas veces obnubilador que no nos permite profundizar en un análisis de sus consecuencias. El artículo en cuestión es: El nuevo orden informático de Denis Duclos (sociólogo, director de investigaciones del Centre National de la Recherche Scientifique -Cnrs- de París) y aparece publicado en Le Monde Diplomatique (edición española) de enero de 1999, pp. 16-17”. (jjmartinez@camaracs.es)
 
“Francisco tiene razón en parte al señalar que internet puede ser el soporte físico del futuro” opina Miguel Benito, “al menos el futuro más cercano. Pero el problema estriba en que no se puede dejar la responsabilidad de mantener este soporte a los creadores de la información, de la misma manera que no podemos dejar a Cervantes, o al Ministerio de Cultura la responsabilidad de las obras que ellos producen. Cervantes tuvo un tiempo de vida muy limitado y el Ministerio de Cultura tampoco sabemos si sobrevivirá mucho más, según el debate.
Lo que quiero decir es que incluso las instituciones, no sólo las personas, desaparecen, y con ello todo el material que han tenido en internet si no hay otra institución que lo ha conservado.
Y es ahí donde de momento tenemos el problema, que no es insoluble, pero que exige un buen trabajo no sólo de las instituciones que finalmente sean responsables de conservar el material, sino también de los organismos responsables de las leyes. El derecho de propiedad, por ejemplo, es un derecho que no se puede suprimir solamente porque consideremos importante el tener acceso a ciertos materiales.
De momento parece que la idea más factible es que las bibliotecas nacionales tengan la responsabilidad general para cada país, independientemente de que haya otras instituciones especializadas que también asuman la misma responsabilidad dentro de su campo”. (mb@adm.hb.se)


“Pienso que internet” dice Pau Cazorla , “es un canal a través del cual accedemos a miles de archivos electrónicos. Internet facilita el acceso (pese a que una intranet puede restringir esta libertad de acceso), pero la información sigue digitalizada en archivos.
«Además de ir contra la sociedad de consumo, la tecnología avanza y en ocasiones hay que reconocer que hasta mejora» (Javier Trujillo)
El problema que seguimos teniendo es si esos archivos quedan almacenados en algún lugar después de que hayan sido sustituidos por otros. Hasta ahora, lo más fácil ha sido hacer una copia en papel e ir aumentando el archivo de celulosa. Si los archivos digitales fueran tan independientes como comenta José Antonio hoy dispondríamos de archivos en soportes ópticos o magnéticos (y creo que no es así).
¿Por qué no tenemos archivos digitales? Por una cuestión de confianza. Podemos confiar en que el papel nos va a mantener la información como mínimo 50 años. ¿Qué sistema informático (hard-soft sistema-código recogiendo la idea de Francisco) nos va a aguantar ese tiempo?
De momento tiramos de conversiones con el fin de mantener lo que tenemos, que no es poco”. (Pcazorla @bupc.upc.es) 

“El que haya instituciones, centros, etc.,” expone José Antonio Salvador Oliván, “que no dispongan de archivos digitales o magnéticos puede ser debido, entre otras causas, a criterios económicos; es decir, que no dispongan o no quieran invertir en adquirir nuevas tecnologías. Para mí no es cuestión de confianza, sino de dinero. Lo que sí puede ser cuestión de confianza (y otras razones) es que en algunos sitios coexistan tanto los archivos digitales como en papel; y es lo que suele ocurrir en bastantes sitios. Ejemplo: los archivos de historias clínicas de hospitales. En algunos centros hospitalarios digitalizan parte de la historia clínica (informe de alta, imágenes, etc.), y se crea un archivo en soporte magnético o digital, pero no por eso desaparece la historia clínica en papel. Los dos soportes tienen su sentido: el digital para poder buscar, recuperar información, y para obtener copias de las partes de la historia que le interesen al médico; el papel porque constituye un documento legal. Por otra parte, por supuesto que ningún sistema informático nos va a aguantar muchos años (si así fuera, ¡¡¡horror!!!, no estaríamos avanzando en el mundo de la informática y de la información); pero conforme vayan apareciendo hardware y software nuevos, lo que habrá que hacer es lo que se ha ido haciendo hasta ahora: ir adaptando la información que se tiene archivada al formato adecuado”. (jaso@posta.unizar.es)

Luis Castrillo interviene de nuevo, con un llamativo esquema sobre lo planteado hasta este momento: “admito que parece interesante eso de ir cambiando a nuevos soportes cada vez que la tecnología nos supera. Sólo le veo un par de pegas. Por una parte, cuando se migra podemos hacerlo de varias maneras. Una es copiando la información a otro soporte igual. Esta migración sería la que nos plantearíamos para asegurar que el soporte no pierde calidad. Por ejemplo migrar a otro disco nuevo los datos de más de 9 años (la norma recomienda antes de 10 años).
Otra forma es migrar a otro tipo de soporte. Esto lo haríamos si se trata de soportes que van a dejar de ser mantenidos por sus fabricantes (por ejemplo de 5 1/4” a 3 1/2 ”).
Otra tercera sería la migración de formato. Por motivos similares al caso anterior (de WordPerfect 5.1 a WordPerfect 6.0). Esta última forma tiene algunos problemas desde el punto de vista administrativo y archivero.
Creo que todos sabéis que para que una copia sea legalmente aceptable ha de reunir algunas características básicas, entre ellas autenticidad e integridad.
Para que las copias de la migración sean ‘auténticas’ tendrá que ‘compulsarlas’ alguien. No bastará con que el mismo que hace las copias para archivo diga que las ha hecho bien. Tendrá que seguir algún tipo de procedimiento y someterse a alguna clase de validación, dejando constancia de las circunstancias de la copia: por qué se hizo, quién dio la orden, quién realizó la copia, cómo se hizo, etc.
Y para que sean íntegras vamos a tener más problemas. Ya que cada generador de documentos establece una serie de caracteres básicos de gestión del documento que se colocan delante, detrás, en medio, etc., que son los que dan el formato a las tablas, ponen las cabeceras y los pies de página, las notas, etc. Desde el momento en que al pasar de un formato a otro tengamos que ‘editar’ el fichero para que vuelva a ‘parecer’ el mismo, este asunto de la integridad empieza a hacer agua.
Por lo que yo sé, el Consejo Superior de Informática está trabajando en la validación y autenticación de documentos electrónicos, y pronto saldrá un Real Decreto desarrollando un artículo de la Ley de Régimen Jurídico y de Procedimiento Administrativo Común que dice que nos podemos relacionar con las administraciones mediante documentos de cualquier clase.
El último aspecto que quiero dejar para meditación es el correo electrónico. Estos días he estado buscando datos en un archivo. De lo más útil, cuando estás perdido, es revisar los registros de correspondencia de los responsables del departamento o institución. ¿Alguien va a poder revisar algún registro de correo electrónico?
Según voy escribiendo creo que estoy más convencido de que los archivos no han muerto, lo que se está muriendo es la historia. (Memoria documentada del genero humano)”. (lcastrillo@jet.es)

“Efectivamente” comenta Javier Trujillo , “los problemas que Luis plantea cuando migramos respecto a los formatos son los más difíciles de solucionar. Las conversiones dan sus problemas y la idea esa de ‘compulsar’ los archivos convertidos me parece muy interesante.
Como las cosas son como son y no como deberían ser, tendremos que apañarnos con lo que la tecnología nos ofrece y con lo que se nos ocurra mientras tanto. Nadie ha dicho que nuestro trabajo sea fácil. ¿Qué os creíais?”. (trujillofj@en.ono.es)

Y de nuevo Pau Cazorla: “hace unos días se comentaba en la lista que el hecho de que haya instituciones que ‘no dispongan de archivos digitales o magnéticos era debido, entre otras causas, a criterios económicos’.
¿Alguien piensa que el papel es gratis? Al margen del delito ecológico que estamos cometiendo, quiero recordar que en un cd-rom cabe, por ejemplo, una enciclopedia impresa de 24 tomos (y no hablo del DVD). Esto nos demuestra que paulatinamente debemos invertir más en tecnología y menos en papel.
Igualmente se comentaba que hay instituciones hospitalarias que guardan historias clínicas digitalizadas, lo cual me parece muy acertado. Lo he visto en alguna película... porque en la realidad, año tras año, mi historial se nutre de papeles y más papeles que al final sólo sirven para confundir y tener que explicar, otra vez, toda tu vida al profesional de la medicina.
Lo más preocupante es que todavía no he visto ordenadores en las consultas para que los profesionales puedan escribir o consultar los historiales... y que conste que informatizar su trabajo también serviría para que los usuarios tuviéramos una copia de nuestro historial en el caso de tenerlo que utilizar en algún momento de nuestra vida (viajes, deportes de riesgo...).
Se ha hablado de que en la informática es necesario adaptarse a los nuevos avances. Pero no deja de ser paradójico que ahora que ha salido al mercado el Pentium III, el Pentium II (que hace dos años no existía en la informática doméstica) esté a punto de dejarse de fabricar. Más que evolución se trata de un atropello constante a nuestra capacidad de asimilar los cambios.
Quizás el problema esté en el sistema de trabajo y no en el producto del trabajo. Si los procesos son los mismos, creo que el paso de un soporte a otro no debería de crear ningún problema”. (pcazorla@bupc.upc.es

Resumen realizado por Cristina García Testal. (cristina.garcia-testal@uv.es)

Enlace del artículo:

8/10/22

INCENDIOS EN LA 
ESCUELA NORMAL DE QUILMES
 1950 y 1968
Prof. Raquel Gail

A continuación exhibimos algunos documentos que nos permiten saber cuándo se produjeron los incendios y algunos de los daños sufridos a raíz de los mismos.

27 de setiembre de 1950

8 de diciembre de 1968





Sistemas contra incendios: 
¿Cómo proteger un archivo?

"Además de conservar la documentación ordenada y rotulada, es elemental contar con sistemas contra incendios que la preserven de cualquier accidente.

Hay países que poseen políticas establecidas sobre cómo actuar frente a estas situaciones. Uno de ellos es España, donde se dictó una jornada especializada para capacitar a los profesionales dedicados a esta área.

En esta charla (diciembre 2015), que tuvo lugar en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, especialistas explicaron que lleva mucho tiempo recuperar la documentación dañada, ya que cuando el fuego cesa hay que retirar con cuidado los archivos que se salvaron, secarlos y tratar de reconstruirlos de la mejor manera posible.

“Se explican las nociones precisas para los archiveros municipales, bibliotecarios y profesionales de este ámbito”, indicó Remedios Palma, delegada de Cultura, Turismo y Deporte de España, quien inauguró esta sesión. También, en el archivo histórico de Ávila, se realizó un simulacro de incendio para “mejorar los protocolos de evacuación”.

Desde que la llama se inicia hasta que los sistemas contra incendios actúan, los documentos están expuestos no solamente al fuego, sino también a los agentes extintores que lo sofocan, como el agua de las mangueras y sprinklers o el polvo de los matafuegos. Hay que ser extremadamente cuidadoso y estar capacitado para saber cómo reaccionar.

Siempre es conveniente prevenir situaciones de riesgo, sobre todo en estos casos, en donde no es un bien material el que se quema, si no un documento irrecuperable."

"El Archivo General de la Nación (de México) ha emitido directivas que nos señalan disposiciones específicas viables de cumplimiento y poco o nada costosas; en este caso hago alusión a la Directiva 002-2008-AGN/DNAH-DC, que nos recomienda:

1. No sobrecargar los tomacorriente y verificar su estado de conservación.
2. Desactivar de manera general el sistema eléctrico al término de la jornada laboral.
3. Evitar el empleo de materiales combustibles: alfombras, tapices, estantes de madera o cualquier otro elemento que facilite la propagación del fuego.
4. La prohibición de fumar en los archivos.
5. Evitar el uso de artefactos eléctricos en los repositorios documentales: hervidores de agua, estufas, como ejemplo.
6. Contar con la cantidad necesaria de extintores, distribuidos estratégicamente.
7. Ante cualquier anomalía o deterioro en las instalaciones eléctricas o en los sistemas de detección de incendios, comunicarlo al área de mantenimiento de la institución.
8. Realizar, como mínimo una vez al año, un simulacro de incendio en el archivo, con la participación de todo el personal.
9. Elaborar una lista de los documentos vitales, a fin de priorizar su evacuación en caso de siniestro.
10. Mantener actualizados los números telefónicos de los contactos de emergencia: bomberos, funcionarios responsables del archivo.
11. Los cableados con más de 15 años de antigüedad deben ser materia de verificación de un electricista.
12. Contar con sistemas automáticos de interrupción eléctrica, para evitar los cortos circuitos por sobrecarga.

Por otro lado, cada sujeto obligado tiene necesidades específicas, derivado de diferencias de espacios físicos donde resguardan los documentos, distintas condiciones ambientales y mobiliario; por tanto, además de vigilar cumplir con disposiciones generales como las mencionadas, es recomendable generar un Plan Específico para la Prevención de Siniestros por Incendio en Archivos que permita cuidar los documentos de aquellas particularidades que presenten los archivos de cada sujeto obligado.

Finalmente, que todos aquellos que tengan a su cargo archivos, tengan el conocimiento de que el Archivo General de la Nación (México), la Comisión de Archivos y Gestión Documental del Sistema Nacional de Transparencia, los archivos estatales y los órganos garantes locales, como el Imaip (Instituto Michoacano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales), pueden asesorarlos y brindarles herramientas que les faciliten implementar las medidas de seguridad necesarias para conservar de manera adecuada los documentos y, ante todo, prevenir algún siniestro con motivo de un incendio."


El Archivo "Silvia Manuela Gorleri" de la Escuela Normal de Quilmes requiere con urgencia que se pongan en práctica las antedichas medidas preventivas. Especialmente en lo que concierne al suministro eléctrico ya que, desde que hace unos meses se hizo una presunta reparación eléctrica al interior del establecimiento, NO SE PUEDE CORTAR LA ELECTRICIDAD AL FINALIZAR LA JORNADA DE TRABAJO. Además del riesgo, queda la sala iluminada, con el consiguiente efecto deteriorante sobre los documentos que allí se alojan.

Fuentes: Documentos del Archivo Histórico "Silvia Manuela Gorleri"

2/10/22

PROBLEMAS GENERADOS 
POR LA HUMEDAD:
EL MOHO

Imagínate: acabas de comprar un libro de segunda mano y parece que es todo lo que estabas buscando para agregar a tu librería. Es casi perfecto, excepto por el omnipresente olor a humedad que viene con él.

Por desgracia, ese olor puede ser indicio de un almacenamiento inadecuado en un sótano húmedo y frío o en un ático sin aislamiento, dejándolo disponible a la formación de moho y hongos. Estos hongos son los culpables más comunes del familiar "olor a libro viejo", pero el olor es el menor de los posibles efectos perjudiciales.


El moho y los hongos viven de materia orgánica (cuero, madera, papel, tela, etc ) y con el tiempo su presencia puede debilitar la estructura del libro, manchar la cubierta y las páginas y provocar efectos negativos en la salud, especialmente para la gente con alergias o asma.

Es importante identificar el crecimiento activo del moho y de los hongos y eliminarlos antes de que se extiendan a través de toda tu biblioteca a otros libros.

¿Qué es el moho?

Los mohos son organismos que no son ni plantas ni animales. Son parte del reino de los hongos. A diferencia de las plantas, los mohos no obtienen su energía del sol mediante la fotosíntesis. De hecho, el moho no puede crecer bajo la luz ultravioleta del sol.

Los mohos también digieren o "comen" el material en el que están creciendo. La función del moho es descomponer la materia orgánica en descomposición, como las plantas muertas, hojas o animales muertos.


Crecimiento de moho en interiores y al aire libre

Al aire libre, podemos encontrar moho que crece en lugares como el suelo, la madera, las plantas en descomposición y los animales muertos.

Algunos de los lugares donde al moho le gusta crecer en el hogar incluyen alfombras, papel, cuero, paneles de yeso, madera, el aislamiento y la comida.  

Condiciones para el crecimiento del moho en las casas

Además del oxígeno y los materiales orgánicos que contienen carbono para proporcionarle los nutrientes, el otro requisito principal que el moho necesita para crecer es la humedad. Podemos encontrar moho creciendo en casi cualquier lugar siempre y cuando haya suficiente cantidad humedad para ello.

Los problemas de moho no pueden desarrollarse en las casas a menos que exista un problema de humedad. La acumulación de humedad puede ser causada por la intrusión de la humedad, la condensación o las fugas de agua, derrames, inundaciones, etc. La mayoría de los mohos sólo requieren estar en materiales adecuados y mojados durante 24-48 horas para que puedan crecer.

Los mohos que pueden sobrevivir utilizando sólo como fuente de alimentación la humedad por condensación, se llaman xerófilos, mientras que otros mohos requieren de una acumulación de humedad para crecer. En los interiores, la mejor manera para prevenir el crecimiento del moho es limitar la humedad.

Además de la humedad, el moho también necesita que la temperatura sea la correcta antes de que puedan empezar a crecer. El moho crece mejor en temperaturas que nosotros consideraríamos calientes, sin embargo hay algunas especies de hongos que incluso pueden crecer a temperaturas tan bajas como de 2 grados centígrados. Si las condiciones ambientales de una colonia de moho se vuelven desfavorables, en lugar de morir, los mohos pueden permanecer latentes hasta que las condiciones vuelvan nuevamente a ser las correctas y puedan seguir creciendo.

Información biológica del moho

Una colonia de moho se considera como un solo organismo. El cuerpo principal (llamado micelio) de una colonia de moho se compone de una red de filamentos multicelulares conectados llamados hifas. El crecimiento del moho visible es siempre en colonias, ya que el moho que no está en una gran colonia es demasiado pequeño para verlo a simple vista.

El moho digiere aquello donde está creciendo con el uso de enzimas que libera desde las puntas de las hifas y rompen el material donde el moho está viviendo. Entonces las hifas absorben estos nutrientes y los pasan a través del micelio hacia la colonia del moho.

Información sobre las esporas del moho

Si las condiciones tales como los niveles de oxígeno, la temperatura, la luz y los nutrientes disponibles son correctos, el moho puede crear esporas en los extremos de las células hifas. El moho utiliza esporas para reproducirse de la misma manera que las plantas utilizan semillas.

Una vez formadas, las esporas de moho comenzará a ser liberadas en el aire y se extenderán para crear nuevas colonias de moho. Si cae una espora en un material adecuado y las condiciones ambientales son las adecuadas, entonces las esporas pueden germinar en una célula hifal nueva y comenzar una nueva colonia de moho. Uno de los principales requisitos ambientales para que las esporas puedan crecer es la humedad, en sitios húmedos, la mayoría de las esporas necesitan que la superficie esté húmeda durante 24-48 horas.

Las esporas del moho flotan constantemente a través del aire libre y bajo los techos y es imposible eliminarlas completamente del interior de los edificios. Las esporas son resistentes y aunque no germinen pueden durar años.

Información de moho tóxico

A parte de los varios cientos de miles de especies de mohos, hay alrededor de 16 especies diferentes que se conocen como mohos tóxicos ya que pueden liberar micotoxinas tóxicas para los seres humanos y animales.

Algunos tipos de mohos tóxicos más comunes son:

Fusarium
Paecilomyces
penicillium
Stachybotrys
Trichoderma

No todo el moho negro es tóxico

No todo el moho de color negro u oscuro es tóxico. Por ello, si encuentras moho negro que sospechas que te está dando síntomas de intoxicación, deberías hacer una prueba para identificar las especies de mohos antes de tomar medidas drásticas como mudarte o deshacerte de tus pertenencias.

¿Por qué ahora el moho tóxico es un problema mayor?

Especies tóxicas de moho siempre han existido, por supuesto, pero recientemente parecen ser más problemáticas. Una de las razones es debido a los nuevos sistemas de construcción de edificios que surgieron durante los años 1970 en respuesta a la crisis energética. Estos nuevos sistemas de fabricación aspiran a una mayor conservación de la energía, lo que requiere nuevos edificios más herméticos.

Esto significa que los edificios están menos ventilados, no pudiendo "respirar" aire libre por lo que las bolsas de aire húmedo pueden ser atrapadas por largos períodos, lo que da lugar al crecimiento de moho. También muchos de los materiales de construcción utilizados en la actualidad son más adecuadas para el crecimiento de moho.

Los problemas del moho negro tóxico y el síndrome del edificio enfermo

Las micotoxinas producidas por el moho tóxico son unas de las principales causas del síndrome del edificio enfermo. Si hay una infestación de moho tóxico en una parte de un edificio, las microtoxinas producidas por él se puede propagar rápidamente por todo el edificio con el aire acondicionado y afectar a todas las partes.


Quitar moho de los libros

El moho y los hongos viven de materia orgánica (cuero, madera, papel, tela, etc ) y con el tiempo su presencia puede debilitar la estructura del libro, manchar la cubierta y las páginas y provocar efectos negativos en la salud, especialmente para la gente con alergias o asma.

Es importante identificar el crecimiento activo del moho y de los hongos y eliminarlos antes de que se extiendan a través de toda tu biblioteca a otros libros.

El moho es un tipo de hongo que puede crecer sobre cualquier superficie, siempre y cuando pueda encontrar una fuente de alimento y la humedad adecuada para su desarrollo. Se puede desarrollar en la ropa, madera, yeso, etc. Aparece más a menudo en las superficies naturales y porosas, como el algodón, lino, seda, lana, cuero y papel. Se reproduce por nubes de esporas, por lo tanto, tiene la capacidad de "saltar" de un libro a otro.


Es probable que tengas creciendo moho en tu libro si observas alguno de los siguientes problemas:
- Filamentos blancos que se extiende a través de las superficies porosas.
- Evidencia de daños por agua.
- Puntos o manchas extrañas.
- Libro con "olor a viejo", ese aroma omnipresente es a menudo causado por el moho, incluso después de que se elimine.
- Un parche de puntos o manchas, o una capa en forma de escamas en polvo, normalmente de color blanco, negro o gris en la superficie del papel.

Si identificas la aparición de moho en cualquiera de tus libros, revistas o papel, retíralo de tu colección de inmediato, ya que contagiará al resto de libros.

Prevención

La humedad es la condición número uno para el crecimiento del moho y los hongos. Es la humedad en el aire lo que permite a las esporas de moho crecer y propagarse. Piensa en sótanos húmedos, áticos mohosos, o la ropa que queda en la lavadora demasiado tiempo, estos son los principales hábitats para el crecimiento del moho.

Mantén tus libros en un estante que tenga un flujo de aire decente, no en un armario, sótano, o contra una pared exterior de la casa.

Mantén una buena circulación del aire con el uso de ventiladores. Si es posible, use un aparato de aire acondicionado durante los meses de verano y un calentador durante el frío invierno para mantener una temperatura alrededor de 70 grados Fahrenheit (21 grados Celsius).

Un deshumidificador debería ayudarte a mantener la humedad por debajo del 60 por ciento, pero sólo cuando sea necesario. Los libros que que tienen sus páginas demasiado secas pueden acabar dañándose.

Mientras que las plantas de interior son una hermosa adición a una habitación, tu biblioteca estará mejor sin ellas, o al menos intenta mantener las plantas lo más alejadas posibles de las estanterías.

Limpia la parte superior de tus libros con regularidad, una superficie limpia es menos atractiva para las esporas.

Algunos coleccionistas de libros utilizan aceite esencial de lavanda aplicado directamente sobre la estantería, ya que es un anti hongos muy efectivo, pero esto dará aroma a tus libros y puede causar decoloración.

También es recomendable mantener una pequeña luz eléctrica apuntando hacia tu estantería, pero esto también puede causar la decoloración de tus libros con el paso del tiempo.

Cuidado y eliminación

Si eres un bibliófilo casual o un coleccionista dedicado, tus libros probablemente significan mucho para ti. Si no te sientes seguro aplicando los siguientes consejos o remedios caseros sobre tus libros acude a un profesional que pueda limpiar tus libros y te garantice los resultados.

Recuerda, el moho puede ser perjudicial para ti, así como para tu apreciada biblioteca. Por favor ten cuidado y usa una máscara sobre la boca y la nariz para reducir el impacto en tu salud.

Eliminar formación de moho en el exterior de un libro seco

Si percibes un crecimiento en la portada de tu libro, puedes usar un pincel fino o un paño muy suave para cepillar suavemente el moho. Alternativamente, puedes utilizar una aspiradora con un accesorio en la manguera que te permita añadir un filtro HEPA o una hoja de secadora en la boquilla también puede ser un recurso eficaz para eliminar el moho de la cubierta del libro.

Para un libro de bolsillo se puede utilizar un paño suave ligeramente humedecido con alcohol desnaturalizado para matar el moho. Usa movimientos suaves para no dañar la cubierta del papel y asegúrate de que eliminas el exceso de líquido y secas el libro bien pero con suavidad.

El alcohol desnaturalizado es básicamente ethanol con un poco de metanol y aditivos como el isopropyl alcohol o la acetona, que se añaden para disuadir a los bebedores por su sabor desagradable. Lo inutilizan para la bebida, pero no para sus aplicaciones industriales.

Para encuadernaciones de paño, cuero, u otros tipos de tapa dura, se puede limpiar con alcohol desnaturalizado, pero asegúrate de probar en una esquina no visible, para comprobar si sucede algún cambio de color o deterioro.

Eliminación del moho y evitar su crecimiento en las páginas de un libro seco

Coloca una hoja de papel encerado por debajo de la página con moho para proteger la página detrás de él. Al igual que en el paso anterior, utiliza un cepillo suave para eliminar con cuidado el moho evidente. Humedece un paño suave con agua oxigenada o alcohol desnaturalizado y límpialo con cuidado

Quitar el moho y evitar su crecimiento en un libro húmedo

No intentes cepillar o limpiar el moho de tus libros húmedos, ya que probablemente se esparcirá y manchará la superficie. Debes secar el libro y luego tratar el problema del moho.

Si no puedes trabajar en el secado y limpieza de un libro húmedo inmediatamente, colócalo en una bolsa de plástico con cierre hermético y ponlo en el congelador. Posteriormente déjalo descongelar y una vez que esté listo prueba los siguientes métodos de secado para un libro:

Coloca hojas absorbentes (toallas de papel, papel absorbente, etc.) entre cada página del libro y envuelve el libro en una toalla. Colócale un gran peso encima para exprimir la humedad. Tendrás que reemplazar los materiales absorbentes que estés utilizando con frecuencia. Repite el proceso hasta que el libro esté apenas húmedo y no mojado.

La circulación del aire es muy útil para el secado de un libro. Puedes utilizar ventiladores o secadores de pelo para acelerar el proceso de secado, pero el aire dirigido a los libros por un largo período de tiempo puede causar deformaciones de la cubierta, las juntas y las páginas.

Si el clima es el adecuado, puedes colocar los libros bajo la luz del sol, ya que la exposición a los rayos UV del sol pueden ayudar a matar a las esporas de moho. Recuerda, sin embargo, que la luz puede causar daños y decoloración, así que aparta tus libros del sol después de una hora bajo el mismo.

Puedes secar un libro completamente húmedo rociándole fécula de maíz entre las páginas y dejándolo en una bolsa de plástico o una caja durante un par de horas. El almidón de maíz absorberá el exceso de humedad. Cuando quites el libro de la bolsa o caja, utiliza un cepillo suave para limpiar la fécula de maíz y repite el proceso si es necesario.

Quitar el olor a humedad después de eliminar el moho

Si has limpiado tu libro de moho y de hongos, pero todavía tiene olor a humedad, puedes espolvorear bicarbonato de sodio en un recipiente hermético o bolsa y colocar el libro dentro durante un par de horas. El bicarbonato de sodio es muy eficaz en la absorción del olor a humedad. Una vez más, repite el proceso si es necesario.

Absorbentes de humedad

Los absorbentes de humedad son muy útiles en los hogares, sobre todo debido a que inhiben el crecimiento de moho y hongos. El moho generalmente crece en lugares húmedos, como los sótanos, la cocina y el baño.


Para resolver el problema del moho, hay que colocar los absorbentes de humedad en paquetes, bolsitas o cubos donde pueden ayudar a eliminar la humedad de una habitación o espacio cerrado.

Tipos de absorbentes de humedad

Gel de sílice

Este absorbente de humedad está hecho de silicato de sodio. Su nombre puede ser engañoso porque esta forma de sílice es realmente sólida. Se produce en forma moldeada o granular. El gel de sílice tiene un efecto muy fuerte de atracción de las moléculas de agua.

El material se coloca generalmente en un plástico permeable al vapor y se coloca dentro de unos contenedores herméticos para evitar que la humedad salga de nuevo. El gel de sílice no debe ser ingerido, ya que es una sustancia venenosa. Para asegurarse de que el producto no sea comido, los fabricantes suelen colocar una advertencia en el envase de plástico del gel de sílice.

El gel de sílice tiene una muy fuerte calidad absorbente en temperatura ambiente. Sin embargo, puede dejar de absorber agua cuando se expone a temperaturas cercanas o superiores a 40 grados centígrados. Estos absorbentes de humedad se utilizan por lo general en ambientes que están a temperatura ambiente. Los geles de sílice son muy caros, por lo cual no se recomiendan para áreas muy grandes, como sótanos y cocinas.

Absorbentes de humedad de arcilla

Los absorbentes de humedad de arcilla ofrecen una alternativa barata a la absorción de la humedad en una casa o en cualquier otro espacio en el que la humedad conduce a moho.

Algunos hogares que hacen uso de ladrillos de arcilla con frecuencia no tienen moho porque la humedad es absorbida por la arcilla que tiene cualidades para eliminar la humedad que es la causante del crecimiento del moho.

Hay una desventaja en utilizar absorbentes de humedad de arcilla. Su propiedad de absorción de la humedad es muy baja en comparación con los otros dos tipos. Para áreas muy húmedas, no se recomiendan los absorbentes de humedad de arcilla. Otra alternativa incluye el carbón, el carbón vegetal, sal de roca y grava áspera.

Cloruro de calcio

Tal vez el mejor absorbente de humedad es el cloruro de calcio. Este compuesto es una mezcla de cloro y calcio. Tiene una muy fuerte propiedad de absorbente de humedad que hace que sea el candidato perfecto para la absorción de humedad. El cloruro de calcio se utiliza generalmente en el envío de mercancías y hace un buen trabajo en mantener los productos secos durante toda la duración del viaje.

Para sótanos muy húmedos, cocinas, armarios, muebles y otros espacios, el cloruro de calcio sí proporciona una absorción eficaz de la humedad. A veces, un ventilador eléctrico puede hacer que el efecto de deshumidificación del compuesto sea mucho más rápido. Coloca el ventilador sobre un cubo de cloruro de calcio y el movimiento de aire permitirá que la humedad circule por encima del compuesto.

Como alternativa, la sal de roca también se puede utilizar como alternativa del compuesto. Aunque la sal de roca no es tan poderosa como el cloruro de calcio, proporciona una alternativa eficaz a la absorción de la humedad, además de que es más barata y fácil de conseguir.

Hacer absorbente de humedad casero

Muchas veces un cajón de un baño, un mueble o una despensa de la cocina pueden estar llenos de humedad. Esto no sólo puede arruinar los artículos almacenados dentro sino también promover el crecimiento del moho. Una forma de proteger estos objetos es con un absorbente de humedad, o desecante.


Estos desecantes se pueden hacer en casa con una camiseta vieja, bórax y harina de maíz blanco. Estos paquetes o bolsitas se pueden colocar dentro de cualquier área con humedad y ayudar a prevenir el crecimiento y la formación de moho.

Instrucciones para hacer un absorbente de humedad casero:

Corta dos piezas de 15 centímetros por 15 centímetros de una camiseta vieja con una tijera.
Ajusta las dos piezas una con otra creando una bolsa. Usando una aguja e hilo, cose tres de los bordes uniéndolos.
Mezcla una taza de bórax y una taza de harina de maíz blanco en un tazón mediano.
Vierte la mezcla de harina de maíz en el paquete de la camiseta hasta que esté tres cuartas parte de su capacidad. Evita llenar demasiado el paquete. Usa un embudo para verter la mezcla en el paquete.
Cose el cuarto lado abierto de la bolsa cerrándola con aguja e hilo.
Pon el absorbente de humedad en cualquier parte del hogar en el que tengas un problema de humedad, incluyendo armarios, maletas o bajo el lavabo del baño.

Consejo: Las piezas más pequeñas de tela de la camiseta se pueden utilizar para hacer bolsas absorbentes de humedad más pequeñas.


Fuentes: http://eliminarmoho.org/