Misiones Socio-pedagógicas en el Uruguay
“Ni la opinión ni la historia registran
ni valoran mucho de lo mejor
de los hombres mejores,
que está en todo lo que en sí mismos
contuvieron o reprimieron,
en todos los impulsos que dominaron,
en todos los errores, faltas,
a veces crímenes,
que fueron capaces de no cometer.”
Carlos Vaz Ferreira
El próximo miércoles 10 de octubre a las 18 horas en el Museo Pedagógico se realizará la presentación del libro Misiones Socio-pedagógicas en el Uruguay / Documentos para la Memoria. Esperamos contar con la presencia de todos y todas.
Un fuerte y apretado abrazo, Gabriel.
Se agradece la mayor
difusión.
Todos nosotros sabemos
algo.
Todos nosotros ignoramos algo.
Por eso, aprendemos siempre.
Paulo Freire
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¿Qué fueron las Misiones Socio Pedagógicas?
Desde el pasado viernes 16 y hasta el viernes 30 de julio [de 2010] se exhibe en el Instituto de Formación Docente de nuestra ciudad, una muestra sobre las Misiones Socio Pedagógicas en el Uruguay. Allí se puede apreciar un gran despliegue en cuanto a cartelería, de grandes dimensiones, con mapas donde se identifican lugares en que se desarrollaron estas Misiones, información sobre el tema acompañada de diversas imágenes y fotografías, más de quinientos nombres de personas (principalmente maestros o estudiantes de magisterio) que participaron, y mucho más. [...]
Ante la consulta puntual sobre qué fueron las Misiones Socio Pedagógicas en el Uruguay, la Prof. Shirley Ferreira, dijo: “Estas Misiones fueron un movimiento que nace en magisterio, pero que también se articula con la gestión universitaria, en los años 40. Más o menos se ubican los antecedentes en 1945, en un encuentro en Tacuarembó, ahí se da la primera misión que es en Caraguatá. Surgen por inquietud de maestros y estudiantes de magisterio que tienen una preocupación por la problemática de los rancheríos rurales. En un momento en que el país estaba con un auge económico muy importante, teníamos una parte del país olvidada, el Uruguay profundo, lo más alejado de la ciudad. Entonces surge un movimiento de estudiantes y maestros, y también de autoridades de la educación, que estaban interesados en llegar a esa gente. Esas son las Misiones que se hacen. Básicamente se llevan aquellos elementos que se consideraban integradores de la cultura. Pero hay una preocupación no sólo por la educación, también por transformar hábitos de higiene, de atención de la salud, de alimentación… Hay algunos maestros referentes como Julio Castro o Miguel Soler, que toman la iniciativa y movilizan a estudiantes, algunos de los cuales tenían dieciséis o diecisiete años…”
Las Misiones en Salto
“En Salto, en particular -explicó Ferreira- se da la misión en Pueblo Fernández, que movilizó mucho porque además había estudiantes que venían de Montevideo y les chocó el contraste entre ese Montevideo de auge de la industrialización y una realidad de la campaña donde no conocían el cine o el teatro de títeres… Además hay grupos de maestros salteños que realizaron esas misiones. Recuerdan cómo se trabajaba, iban por ejemplo una semana o quince días, incluso vivían en carpas, se recurría al ejército para que pusiera las carpas…”
Es una muestra itinerante que se complementa con varias charlas
Sobre el origen de esta muestra y su llegada a Salto, el Mtro. Juan Claudio Lagaxio explicó a EL PUEBLO: “Esto se inició como proyecto en 2008, cuando se presentó por la subdirección del Área Magisterial en Montevideo y, en coordinación con la educación a distancia de la Universidad de España, se empezó a recabar la información sobre las Misiones Socio Pedagógicas en Uruguay, en España y en México. A raíz de ese encuentro con la Doctora García Alonso de España, se da este proyecto que se empieza a ejecutar desde Montevideo, desde la subdirección del Área de Formación Docente y ahí se comienza con unos encuentros donde se convocó a misioneros para que relataran y llevaran información, aportaran fotos y detalles de dónde se habían hecho, porque no había mucho registro. A raíz de eso se consigue toda esa información y se propone hacer una muestra de lo que se ha conseguido, digitalizado y hecho en paneles para que se pueda observar bien. Esa muestra se comenzó en octubre del año pasado en el Museo Pedagógico y luego pasó durante este año por el Instituto de Formación Docente de Treinta y Tres, el de Cerro Largo, el de Florida y ahora está en Salto”.
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ANTECEDENTES
ANTECEDENTES
Las Misiones Pedagógicas fueron un proyecto educativo español patrocinado por el Gobierno de la Segunda República Española a partir del Museo Pedagógico Nacional, centro de investigación pedagógica, e inspirado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza. Fueron fundadas en 1931 y finalizaron con el comienzo de la guerra civil en 1936.
Debido a la mala situación educativa de España en comparación con otros países europeos, a la alta tasa de analfabetismo -en torno al 44%- localizada principalmente en el ámbito rural, y a la voluntad del Gobierno de la Segunda República por mejorar esta situación, se crean y desarrollan las llamadas "Misiones pedagógicas". Siendo Presidente Niceto Alcalá-Zamora y Ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo, el 29 de mayo de 1931, se creó por Decreto el Patronato de Misiones Pedagógicas con el encargo de «difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población rural».
Dependía del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y estaba dirigido por una Comisión Central, cuya sede se encontraba en el Museo Pedagógico. Este Museo, que había comenzado a funcionar en 1884 como centro de investigación muy vinculado -tanto por sus colaboradores como por su tarea con la Institución Libre de Enseñanza, se convirtió en pieza fundamental del proceso de renovación de la Enseñanza Pública que culminaría en los años de la Segunda República. Ya en 1881 Francisco Giner había propuesto una serie de medidas para la reforma de la institución pública que incluían la idea de las Misiones. En ellas Giner sugería la creación de unas Misiones Ambulantes que incluían los servicios que luego ofrecerían las Misiones Pedagógicas: el servicio de biblioteca, el museo del pueblo, el cine, el coro y el teatro del pueblo, con su sección de música y su retablo de fantoches.
Entre los días 17 y 25 de diciembre de 1931 se realizó la primera de esas Misiones Pedagógicas en la localidad segoviana de Ayllón.
El Patronato de las Misiones Pedagógicas fue presidido inicialmente por Manuel Bartolomé Cossío y la Comisión Central estaba formada, entre otros, por el Director del Museo Pedagógico (que actuaba como Vicepresidente) Rodolfo Llopis, Marcelino Pascua,Jorge Guillén, Gerardo Diego, Óscar Esplá, Ángel Llorca y Luis Álvarez Santullano (que ejercía de Secretario).
Los verdaderos protagonistas de estas misiones fueron los habitantes de los pueblos y aldeas donde llegaron, además de los que colaboraron en ellas como maestros, actores, escritores, figurinistas, pintores, etc. Entre ellos, destacó como director del grupo de teatro de las Misiones el dramaturgo Alejandro Casona.
España estaba sumida en una situación de bajo nivel de educación con respecto a otros países, por ello se crea el 18 de Abril de 1900 el Ministerio de Instrucción Pública y de Bellas Artes. El proyecto pronto desaparece debido a la gran demanda social presentada. Tras desaparecer el Ministerio de Instrucción Pública y de Bellas Artes, se crea en 1907 la Junta para fomentar la educación nacional cuya finalidad estaba en dirigir y organizar instituciones complementarias de la escuela, las clases de adultos, las misiones y conferencias pedagógicas.
La junta estaba formada por: José Canalejas, Eduardo Dato, Carlos Mª Cortazo, Melquíades Álvarez entre otros. La creación de la Junta estuvo respaldada por la Institución Libre de Enseñanza y el Museo Pedagógico Nacional. La constante sucesión de partidos políticos provocó que el proyecto de la Junta no se llevara a cabo. El conservador Faustino Rodríguez-San Pedro crea la Junta Central de Primera Enseñanza el 18 de Noviembre de 1907 por Real Decreto que recoge o desempeña las funciones del anterior, y le seguirían sucesivas disposiciones legislativas que iban surgiendo.
Para despertar en los maestros más distinguidos sentimientos de respeto y amor a la cultura se organizan unas fiestas con la colaboración de los delegados regios y Juntas Locales que se crean en el Real Decreto del 20 de Diciembre de 1907 por medio de las Juntas provinciales de Instrucción Pública. Las actividades que se desarrollaban en las Juntas Locales eran las siguientes: atender a las misiones pedagógicas, fomentar la creación y desarrollo de museos escolares y bibliotecas públicas, organizar conferencias para adultos con la intervención de personas competentes, fomentar cajas escolares, asociaciones protectoras de la infancia, colonias de vacaciones y todas aquellas instituciones que pudieran competer con la difusión de la enseñanza primaria y darle un carácter de solemnidad a la fiesta escolar, el cual queda recogido en el Real Decreto del 7 de Febrero de 1908.
La Junta Provincial de Instrucción Pública de Valencia solicita a la diputación una cuantía de 500 pesetas para cubrir los gastos de desplazamiento que les suponía a los maestros para ir a las zonas rurales para mejorar sus costumbres e incentivarles las ventajas de la enseñanza, debido al rechazo de algunos pueblos. Dicha propuesta fue presentada por el Inspector Patiño el 27 de Febrero de 1912.
Las reformas legislativas presentadas pretendían la colaboración de todas las personas amantes de la enseñanza para fomentarla y llevarla a la práctica. Todo esto se debatió en el Congreso Nacional Pedagógico de Valencia del 12 al 16 de Julio de 1909.
A causa de los continuos cambios políticos y las precarias situaciones presupuestarias no pudo llegar a convertirse en realidad sino lo contrario, en vez de dar soluciones, creaba confusión. A consecuencia de todo esto el presupuesto de la Instrucción Pública era deficiente por lo que llevaba a bajos sueldos, edificios ruinosos, mobiliario anticuado e insuficiente y escaso material escolar.
La proclamación de la 2ª República el 14 de Abril de 1931 dio por finalizada toda propuesta que en años anteriores habían desempeñado las Misiones Pedagógicas y la comisión para fomentar la enseñanza y llevar por España un curso de perfeccionamiento ambulante.
Las Misiones Pedagógicas republicanas, como su propio nombre indica, se crearon por Decreto de 29 de Mayo de 1931, es decir, a comienzos de la II República Española, proclamada el 14 de Abril de 1931 y de la que pronto obtuvo la presidencia Niceto Alcalá-Zamora, siendo Marcelino Domingo Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. La comisión central era la encargada de desarrollar los trabajos a realizar:
A) Fomentar la cultura general mediante bibliotecas populares, organización de lecturas, sesiones cinematográficas para conocer otros pueblos, sesiones musicales de coros y orquestas, audiciones por radio, exposiciones de arte con museos circulantes. B) Orientación pedagógica con visitas a escuelas para conocer su situación con la posterior celebración de una semana o quincena pedagógica y cursillos para maestros, en los cuales les muestran o enseñan cómo dar clases a los niños y los materiales de los que disponen. C) Cultura ciudadana, se celebraban reuniones con principios democráticos de los pueblos modernos para revisar la estructura del estado y sus poderes. La Comisión Central y la Comisión Provincial debían estar formadas por personas cualificadas en la enseñanza y fuera de ella. Los gastos de los servicios y material correrían a cargo del Ministerio de Instrucción Pública.
Manuel Bartolomé Cossío, heredero espiritual de Francisco Giner de los Ríos, en cuyas ideas se basaban las mismas Misiones, fue nombrado Presidente del Patronato; Luis Álvarez Santullano fue su Secretario y Constantino Suárez el Secretario Técnico, como vocales se nombró a personajes tan significativos como Antonio Machado, Pedro Salinas, Amparo Cebrián y Mª Luisa Navarro entre otros, en la Orden del 6 de Agosto de 1931.
El objetivo de las Misiones Pedagógicas era llevar a todas las zonas rurales y aldeas aquello que se desarrollaba en las ciudades, para que disfrutaran de ello como españoles que formaban también parte de la sociedad. Las Misiones Pedagógicas no nacieron de forma espontánea, sino que fueron fruto de una serie de iniciativas. En su origen es obligado destacar el influjo de la Escuela Nueva, fundada en 1910, creada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos y promovida por una burguesía culta y progresista. Esta última supuso una profunda renovación de la pedagogía en España. La Institución Libre de Enseñanza, cuyo objetivo era la transformación de España a través de la educación, tuvo una gran influencia en la sociedad española, siendo el germen de otras instituciones de carácter pedagógico que tan profunda huella han dejado en nuestra historia reciente.
Para la asignación de una misión a una determinada localidad, era necesario que ésta realizase una propuesta acompañada de un informe que recogiera datos sobre la geografía, economía, distribución de la población, situación cultural y escolar, ambiente social, comunicaciones, itinerario posible y cualquier otra peculiaridad de la comarca que pudiera ser útil para la organización de la futura misión. Aunque el principio no fue muy prometedor, a los pocos meses las solicitudes se dispararon y se hizo imprescindible una rigurosa selección, primando a los pueblos más pequeños y aislados.
Las misiones no tenían una duración fija, ésta oscilaba entre uno y quince días, dependiendo de las actividades programadas en cada lugar y del itinerario pendiente. El equipo misionero, encargado de llevar a cabo las actividades, disponía de proyectores, gramófonos, escenarios de sencillo y rápido montaje, y lotes de libros y discos, para ofrecer: proyecciones de películas educativas o de recreo; representaciones teatrales, musicales o corales; conferencias seguidas de coloquios; charlas sobre temas instructivos, profesionales, sanitarios y de educación cívica… etc. Una vez terminada la visita, se entregaba al maestro una pequeña biblioteca para instalar en la escuela y, en ocasiones, un gramófono con un pequeño lote de discos. Estas modestas bibliotecas, pese a ubicarse normalmente en las escuelas, estaban dirigidas al conjunto de la población para despertar su afición por la lectura y elevar su nivel cultural. Éste era el único servicio que permanecía, una vez que la misión marchaba a otro lugar.
Bibliotecas en las misiones pedagógicas
Las Misiones Pedagógicas centraron su interés en la educación de los adultos más marginados y en el fomento y apoyo de la labor educativa de las escuelas rurales españolas, suministrándoles los medios necesarios para su reincorporación y mejora educativa. Pero ello sólo es posible a través de la lectura, por tanto, su mayor esfuerzo estuvo dedicado a la creación de pequeñas bibliotecas en el medio rural, que permitiesen que el libro llegase a los rincones más apartados de nuestro país.
El Ministerio de Instrucción Pública mostró una gran preocupación por la biblioteca, al atribuirle mayor eficacia aún que a la escuela para el desarrollo cultural de las personas, como certifica, poco después de la creación del Patronato de Misiones Pedagógicas, la aprobación del Decreto de 7 de agosto de 1931, que establecía la obligatoriedad para todas las escuelas primarias de contar con una biblioteca abierta y gratuita, tanto para el niño como para el adulto, bajo la tutela del maestro.
La administración de la biblioteca correspondía al Consejo Local de Primera Enseñanza, que redactaría un reglamento, aprobaría su presupuesto, organizaría lecturas públicas y conferencias, y celebraría fiestas y colectas. También tramitaría el intercambio de libros con otras bibliotecas y propondría al inspector de primera enseñanza las nuevas adquisiciones. A su vez, los inspectores, en sus visitas por las escuelas, debían de informar sobre el estado de las bibliotecas.
El Servicio de Bibliotecas, coordinado por el poeta Luis Cernuda y los bibliotecarios María Moliner y Juan Vicens de la Llave, fue el más importante de los siete que tenía el Patronato, pues a él estuvo destinado casi el 60 % del presupuesto del mismo en sus tres primeros años de andadura, esfuerzo económico que permitió la creación, en junio de 1936, de 5.522 bibliotecas. El ritmo de creación de bibliotecas no fue siempre el mismo, pues tras el gran impulso de los primeros años, los recortes presupuestarios que aplicaron desde 1935 los gobiernos conservadores, a los que Américo Castro calificó de dinamiteros de la cultura, disminuyeron la marcha del periodo anterior. A pesar de la desaceleración de su etapa final, las Misiones Pedagógicas fueron capaces de establecer una biblioteca en el 11,3% del total de escuelas primarias existente en España, en tan sólo cinco años de vida.
Las bibliotecas se instalaron en localidades menores de 5.000 habitantes, donde residía más del 40% de la población española, y preferentemente en aldeas de 50, 100 y 200 personas. Se trataba de pequeños núcleos mal comunicados con los municipios a los que pertenecían, y en los que no se contaba con ningún medio de acceso a la cultura. Aunque el Patronato intentó que la distribución de bibliotecas entre las distintas provincias resultase equilibrada, no fue posible debido al desigual número de peticiones y a que en algunas provincias había muy pocas localidades con menos de 5.000 habitantes, mientras que en otras sólo la capital de la provincia superaba este número. De esta forma es comprensible que en provincias como Oviedo, León, Pontevedra, Huesca, Soria y Salamanca se crearan más de 150 bibliotecas, y sin embargo en Córdoba, Sevilla, Cádiz, Huelva, Guipúzcoa, Álava, Teruel y Ciudad Real no se llegase a las 50. Cada biblioteca recibía una caja que contenía una colección de 100 volúmenes de sólida encuadernación, acompañados de talonarios para el préstamo, fichas especiales para la estadística, hojas de papel para forrar los libros y registros con indicaciones para el cuidado de los libros. Dichas colecciones podían organizarse:
• Lecturas para adultos: se trataba de obras de literatura española y universal pero también incluía tratado estamentales sobre ciencia, técnica, sanidad, historia,…
• Lecturas para niños: estas eran de menores dimensiones y compuestos en su mayoría por cuentos esto es, de adaptaciones de grandes obras de literatura, libros de aventuras y obras de consulta.
Aunque la biblioteca se instalaba en la escuela, bajo la vigilancia del maestro, no se trataba de una biblioteca escolar, ya que los lotes de libros eran fruto de una concienzuda selección a cargo del Patronato, que iba ampliando la colección en función de los gustos o peticiones de los lectores de aquella época.
Las bibliotecas populares, particularmente las de Cataluña y Madrid por sus fondos y número de lectores, constituyeron un claro precedente de lo que serían las bibliotecas creadas por las Misiones Pedagógicas. La Biblioteca Popular Circulante de Castropol, fundada en 1922, llegó a contar con quince sucursales diseminadas por su comarca, desarrollando un amplio programa de extensión cultural (teatro popular, folklore local, conferencias, proyecciones cinematográficas, publicación de boletines, exposiciones...).
La Biblioteca estaba a disposición de los niños durante todo el día y como complemento de la docencia, durante la jornada laboral. Una vez terminada la jornada laboral, se abrían las puertas de la Biblioteca para el resto de la vecindad, pudiendo consultar obras o disponer de los libros en casa a forma de préstamo. La acogida de las Bibliotecas fue excelente, recogiendo una suma de lectores que ascendía entre 1931 y 1933 a 269.325.Todo ello sin tener en cuenta los libros prestados en forma de préstamo que eran leídos por toda la familia pese que estadísticamente fueran contabilizados en forma de préstamo. En definitiva se alcanzó un buen auge de la Bibliotecas, a pesar de los intereses de algunas autoridades civiles, miembros de partidos conservadores o curas rurales.
Debemos hacer un pequeño paréntesis para destacar la labor brillantísima al frente de la Delegación de las Misiones Pedagógicas en Valencia por María Moliner, la cual fue considerada la mejor lexicógrafa de todos los tiempos y autora del mejor plan de organización de Bibliotecas de España. María Moliner tenía el objetivo de ensayar una organización bibliotecaria, extensible a otras regiones, en las que las bibliotecas rurales quedasen relacionadas con una biblioteca central que coordinase su funcionamiento y cuya red aspirase a que cualquier lector en cualquier lugar pudiese obtener cualquier libro que le interesase. Esta experiencia sería fundamental para la posterior redacción del ambicioso Proyecto de Bases de un Plan de Organización General de Bibliotecas del Estado.
Los misioneros, gracias a su entrega e ilusión, significaron el principal motor de las Misiones Pedagógicas. Sus filas se nutrían de todo tipo de personas, desde maestros o profesores, artistas, jóvenes estudiantes, hasta personalidades que después se convertirían en intelectuales de primera fila, como nuestra gran filósofa María Zambrano, Alejandro Casona, José Val del Omar, Ramón Gaya o Carmen Conde.
En los años 30 hubo un auge de bibliotecas en España, motivado en su mayoría por la apertura a experiencias de países más desarrollados. La investigación erudita intentaría resolver los principales problemas de las bibliotecas españolas; el atraso con respecto a países de nuestro entorno, la escasa y deficiente formación profesional y la necesidad de una renovación y ampliación de la misión de los bibliotecarios.
La principal preocupación de los profesionales españoles era el desarrollo de las bibliotecas públicas y la mejora del acceso al libro, particularmente en las zonas rurales. Por aquella época se demandaba el aumento de las dotaciones económicas necesarias para la creación de modernas bibliotecas y la renovación de las obsoletas colecciones bibliográficas. A estas carencias hay que añadir el escaso número de bibliotecarios profesionales lo que obligó a que la extensión de la lectura pública fuese realizada por personal no bibliotecario.
El Patronato de Misiones Pedagógicas encomendó la gestión de las bibliotecas rurales en su mayoría a maestros y en ciertas circunstancias a personas de instrucción. En cada biblioteca, el maestro realizaba la gestión del catálogo de libros, llevaba la contabilidad, el registro de los libros prestados y elaboraba un informe al final del año, en el cual indicaba el movimiento de la biblioteca y la situación de caja. Todo ello, sin recibir ninguna retribución a cambio.
Otros servicios
MÚSICA:
La música se añade en todos los programas, tanto de adultos como de niños. Con el canto gregoriano y la lírica regional española se incluyen obras de Bach, Beethoven, Schubert, Mozart, Haendel, etc. La música preferida es la zarzuela y la popular regional. Los niños escuchan la música en la escuela, mientras que los adultos la escuchan por las noches y días festivos. Algunos maestros se desplazaban a los pueblos de al lado para dar sesiones de música a los vecinos ya que desconocen las existencia del gramófono.
En algunos pueblos se deja un gramófono y una colección de discos que se va renovando de tiempo en tiempo.
CINE Y PROYECCIONES FIJAS:
En la mayoría de los pueblos, el cine impresiona, ya que al ver por primera vez las imágenes en movimiento, las personas sentían fuertes emociones. Para las proyecciones fijas, se disponía de un epidiáscopo, un episcopio, y dos proyectores de diapositivas. En algunos al no haber electricidad se utilizaban un generador autónomo de gasolina.
Las diapositivas son artísticos, históricos, geográficos etc con cuadros de Van Gogh, Fra Angélico, Van Dyck, Rubens, Velázquez, etc. Se encuentran en total 2395 proyecciones cinematográficas.
CORO Y TEATRO DEL PUEBLO
Las Misiones pedagógicas también instituyeron entre sus herramientas educativas proyectos de teatro itinerante a través de la acción de la compañía de aficionados denominada Teatro del Pueblo, dirigida por Alejandro Casona y formada mayoritariamente por jóvenes estudiantes universitarios, en muchos casos antiguos alumnos de la Institución Libre de Enseñanza. El proyecto es contemporáneo al de la compañía de teatro universitario La Barraca de Federico García Lorca y se desarrolla junto con el Coro, independientemente pero en colaboración con los otros planes educativos de las Misiones Pedagógicas: el Museo Circulante y la Bilioteca Circulante en cuya organización desempeñó un papel relevante María Moliner.
El Teatro del Pueblo es un teatro “elemental, ambulante, de fácil montaje, sobrio de fondos y de ropajes” que a menudo se representa al aire libre delante de todos los transeúntes. Son un total de cincuenta actores, entre chicos y chicas. Las escuelas o el ayuntamiento les sirven de vestuario, para desplazarse utilizan el autobús. Suelen actuar los domingos, los días festivos, más adecuados para la partyicipación del público y de los mismos actores. Cada representación es anunciada con carteles, en cuya ejecución colaboran figuras como Benjamín Palencia. A medida que su labor se va haciendo conocida, su llegada a los pueblos, recibida incialmente con desconfianza, es acogida cada vez con más entusiasmo y alegría. Sin embargo no es raro que, junto a la colaboración de maestros y a veces párrocos y diputados, se encuentren con la oposición de caciques y señoritos locales que interpretan su presencia como una indeseada ingerencia de intelectuales y "rojos" tendente a malear al pueblo.
Se seleccionan piezas como: una “Égloga” de Juan del Encina; “La Carátula. El Convidado y Las Aceitunas” de Lope de Rueda; “Los Alcaldes del Daganzo y el Juez de los Divorcios” de Cerbantes, aunque adaptado por el mismo Casona; y “ El Dragoncillo” de Calderón de la Barca. Entre unas y otras se cantan romances, cantigas etc. Al final se reparten copias de romances como: “El Conde Olinos”; “La Loba Parda”; “El Pastor Desesperado”; “La Condesita” y “Misa de Amor”. Hasta 1933 se recorrieron 115 pueblos de Madrid, Avila, Segovia, Toledo, Cuenca, Ciudad Real y Guadalajara. La primera actuación fue en un pueblo de Toledo en 1932.
MUSEO CIRCULANTE
Con el Museo, se intenta acercar al pueblo por medio de copias de obras realizadas por grandes pintores, algunas de ellas, hasta en tamaño parecido a las originales.
Se cuenta con dos colecciones circulantes: La primera colección, está integrada por catorce copias de cuadros del Museo del Prado. La segunda colección, está formada por grabados de Goya, copias de museos de cuadros del Museo del Prado y Academia de San Fernando y Museo Cerralbo.
Los cuadros protegidos son transportados en un camión y colocados en pueblos donde ya se ha anunciado con carteles. Dos o tres misioneros preparan el local para la exposición, mientras dura la exposición se hace una breve explicación del autor de la obra, se explican las características de esta y se contestan a preguntas o dudas que tengan las personas que las observan.
La exposición la intentan poner cuando sean fiestas o ferias locales, con duración de una semana. Por la mañana se visita el Museo y por la noche las personas iban a ver proyecciones luminosas de otros cuadros, con lo que aprenden más de cultura. A los asistentes se les regala unas fotografías de los cuadros en fototipia o huecograbado.
EL RETABLO DE FANTOCHES (GUIÑOL)
El Guiñol vino a cubrir la dificultad del Coro y Teatro para moverse por lugares lejanos y de comunicación complicada. El primer Guiñol se dio en un pueblecito de Coruña, divirtiendo a niños y adultos. En dos tardes y en pésimas condiciones, los misioneros construyen los fantoches y el artilugio con recortes de papel.
El segundo Guiñol se realizó en León con mejor material y con más tiempo. Para los fantoches se consiguieron materiales como papel, pasta, yeso y cola, y en pocos días dispusieron de dieciocho cabezas.
Otro Guiñol se consigue con la ayuda de una costurera y un carpintero en pueblos leoneses y castellanos. Los argumentos de las farsas son realizados por los misioneros que pretenden “despertar en el pueblo emociones regocijadas y primitivas, pero también fecundas, dignas y limpias”. La primera farsa para el Guiñol fue: “El dragón y su paloma”.
CURSOS PARA MAESTROS
Por falta de personal directivo se hacen dos cursos para dar cumplimiento a la legislación.El primer curso se realiza en San Martín (Madrid) en 1932. Asisten cuatro maestros y tres maestras. Cada sesión empieza a las 9 de la mañana y terminan a diferentes horas de la tarde o noche. Los temas son Literatura y Geografía. Hay participación de maestros y prácticas sobre educación moral y cívica. El curso estuvo a cargo de Modesto Medina y Alejandro Rodríguez.
El Segundo curso se da en el Centro de Colaboración Pedagógica de Fuentepelayo (Segovia) en 1933. Vienen diez maestros y diez maestras. Las prácticas fueron de diferentes materias, en sesiones de mañana y tarde, contando con la participación de los niños. Cuentan con: Dolores Ballesteros, López Velasco, Pablo de A. Cobos, Gutiérrez Moreno y Vicente Valls.
En las diversas iniciativas de las Misiones pedagógicas también participaron otros intelectuales como Miguel Hernández, Antonio Oliver, María Zambrano, Ramón Gaya o Carmen Conde.
A partir de 1935, el proyecto de las Misiones se transforma, abaratando costes para asumir el descenso en la financiación que le proporciona los gobiernos de derechas. Esto implicaba dar un mayor peso a las delegaciones locales, que se habían ido creando a medida que se fue disponiendo de grupos comprometidos en distintas partes del país. Cuando comienza la guerra, los misioneros se encontraban desarrollando sus funciones y hay constancia de que en los primeros momentos realizaron al menos algunas actividades en Madrid. Gran parte de los misioneros se integraron en las Milicias de la Cultura. En octubre de 1936, el Patronato de las Misiones es sustituido por otras personas de perfil más político: Ramón J. Sender, Rafael Alberti, Alberto Jandez o Cesar Arcona por lo que las bibliotecas creadas como consecuencia desaparecen como entidad autónoma y pasaran a depender de la sección de Bibliotecas del consejo central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, organismo creado en abril de 1937. Este noble proyecto supuso una obra de justicia e igualdad social para aquellas personas que pensaban que mientras no se despertase el apego por la lectura en toda la población, no habría una nueva España. En definitiva, se trataba de extender y hacer llegar el espíritu de libertad y de democracia a toda la nación, empleando como herramientas la cultura y la educación.
El lustro escaso de las Misiones Pedagógicas configuró el periodo más enérgico en el auge de las Bibliotecas que había vivido España hasta entonces. Como conclusión podríamos decir que las Misiones Pedagógicas crearon un nuevo concepto de biblioteca como servicio público para que la formación y la cultura llegasen a todos, para que la población tuviera las herramientas intelectuales necesarias que le permitieran pensar por sí misma y ser participe de pleno derecho, de una sociedad democrática.
La República, definida en el artículo 1º de la Constitución como «república democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y justicia», era para sus principales protagonistas entre otras muchas, un gran proyecto cultural, que comprendía tanto la concepción elitista de Ortega como la pasión irreverente de los Ateneos Libertarios, con la gigantesca y sorprendente aportación de las Misiones Pedagógicas y la genialidad de Federico García Lorca al poner al alcance del pueblo llano las obras clásicas del teatro español en su Barraca.
Todo este grandioso proyecto cultural se apoyaba, como opina Tuñón de Lara, en dos principios irrenunciables: «1º, el derecho por igual a acceder a los bienes de la cultura; 2º, la importancia determinante de los valores culturales para construir una alternativa de sociedad capaz de resolver la crisis española».
Aunque las Misiones Pedagógicas tuviesen su origen en ideas de finales del siglo XIX , fue con la llegada de la República cuando alcanzarán por vez primera su manifestación práctica. Manuel Bartolomé Cossío se encontraba en Suiza cuando se proclamó la República. Muy pronto regresará, pues quiere ver y vivir los nuevos hechos. En la Estación del Norte le espera Diego Barnés, quien le mostrará allí mismo el borrador del Decreto de creación de las Misiones Pedagógicas. En él figura como presidente Cossío. Dará su conformidad de inmediato. Desde aquel momento «no dejó un sólo día de pensar en las Misiones» (Luis Santullano). De Manuel Bartolomé Cossío hizo Juan Ramón Jiménez un retrato que acude aquí en nuestra ayuda para comprender su labor en las Misiones: «Pocos hombres me han parecido tan paisaje (…), hablando de él, un jardín se mueve al viento, la tierra olea bajo nosotros como un mar sólido y somos todos marineros del entusiasmo».
En el Decreto de creación de las Misiones se decía que se trataba de llevar a las gentes «con preferencia a los que habitan en las localidades rurales, el aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos de avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y goces nobles reservados hoy a los centros urbanos».
“Mostrar cómo es España; cómo han sido los españoles de otros tiempos (…); cómo es de verdad, no a simple vista, lo que llamamos el mundo, el universo; todo lo que se conoce en general por fuerza; lo que se utiliza, pero sólo se conoce en apariencia (…) También os traeremos las cosas que los hombres han hecho sólo para divertirse y divertir a los demás. (…) Esto es lo que se proponen principalmente las misiones pedagógicas republicanas; despertar el afán de conocer, de leer en los que no lo sienten, pues sólo cuando todo español no sólo sepa leer —que no es bastante—, sino que tenga ansia de leer y conocer, de gozar y divertirse, sí, divertirse leyendo y conociendo, habrá una nueva España.” MANUEL B. COSSÍO. (responsable de la Misión Pedagógica de la República en los campos de Segovia)
Se crea el Patronato de Misiones Pedagógicas, que tuvieron como objetivos fundamentales el fomento de la cultura general, la orientación pedagógica de las escuelas y la educación ciudadana de las poblaciones rurales. Era básico difundir la cultura entre una población mayoritariamente analfabeta: bibliotecas ambulantes, conferencias, charlas, recitales de poesía, proyecciones de películas, exposiciones con reproducciones de obras del Museo del Prado, etc. Todo esto fue parte de lo que aportaron.
Para cumplir con estos objetivos, las Misiones Pedagógicas crearon un conjunto de equipos encargados de las variadas actividades que creían necesarias para la difusión cultural pretendida: El Museo del Pueblo, el servicio de cine, el coro y el teatro del Pueblo, el servicio de música, el retablo de fantoches y el servicio de biblioteca, este probablemente será el más importante y del que hablemos en este post, del resto, los trataremos de forma individualizada en otros artículos.
Las Misiones Pedagógicas, lograron crear por medio de estos equipos más de 5.000 bibliotecas rurales que dieron acceso a la cultura escrita a más de medio millón de —en su mayoría— nuevos lectores. A la llegada de la República, España era un país sin bibliotecas. Para dar una respuesta a esta lamentable realidad los gobiernos de la República crearán dos tipos: las municipales y las de las Misiones Pedagógicas. Las primeras se organizaban a petición de cualquier municipio. Eran pequeñas bibliotecas de unos quinientos títulos, que tuvieron un altísimo grado de utilización.
En cuanto a las Misiones Pedagógicas, gastaron el 60% de sus reservas en la creación de bibliotecas allí donde nunca había llegado el libro. Y ello porque en contrario a las otras actividades de las Misiones, las bibliotecas no tenían sólo vida durante la visita de las Misiones, sino que permanecían. Cada biblioteca estaba compuesta por cien libros cuidadosamente elegidos por María Moliner, su hermana Matilde, Luis Cernuda y otros colaboradores.
La biblioteca de cien volúmenes estaba acompañada por papel para forrar los libros, fichas para los préstamos y marca páginas con instrucciones sobre el cuidado de los libros. El maestro del lugar que recibía la colección podía aumentarla con la petición de diez títulos elegidos a su buen juicio. La biblioteca se complementaba con un gramófono y una colección de discos.
En definitiva trataban, pues, de llevar los placeres del espíritu y los progresos de la modernidad a los lugares más alejados de tal disfrute. Lo hacían, además, motivados por la conveniencia de que así fuera para el avance de España, pero también como un acto de justicia.
Este es un video ofrecido sin ánimo de lucro. Su contenido parte de las Estampas de 1932 de José Val del Omar y es en su esencia un resumen de la labor que llevaban a cabo los misioneros en la etapa de la Segunda República Española (1931-1936). La banda sonora corresponde a Marcelo Jeremías y es de uso público.
Catálogo. Las Misiones Pedagógicas, 1931-1936. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid, 2006.
Otero Urtaza, E. M. (1986). Las Misiones Pedagógicas. Una experiencia de Educación Popular. A Coruña, Do Castro.
BRALICH, J. (1987): Las misiones socio-pedagógicas en el Uruguay, Montevideo, Nordan.
http://www.uruguayeduca.edu.uy/Userfiles/P0001/File/Investigacion_Vaz_Ferreira_Julio_Castro.pdf
http://www.analisis.edu.uy/monografias/cristiani_marisella.pdf
Algunas Publicaciones de Julio Castro:
“La misión pedagógica de los alumnos normalistas” en Marcha, Montevideo, 6 de julio de 1945.
“La misión pedagógica a Caraguatá” en Marcha, Montevideo, 13 de julio de 1945.
“En el campo hay gente que se muere de hambre” en Marcha, Montevideo, 20 de julio de 1945.
“La última etapa de la misión pedagógica” en Marcha, Montevideo, 27 de julio de 1945.
“Balance de la misión pedagógica” en Marcha, Montevideo, 3 de agosto de 1945.
Otero Urtaza, E. M. (1986). Las Misiones Pedagógicas. Una experiencia de Educación Popular. A Coruña, Do Castro.
BRALICH, J. (1987): Las misiones socio-pedagógicas en el Uruguay, Montevideo, Nordan.
http://www.uruguayeduca.edu.uy/Userfiles/P0001/File/Investigacion_Vaz_Ferreira_Julio_Castro.pdf
http://www.analisis.edu.uy/monografias/cristiani_marisella.pdf
Algunas Publicaciones de Julio Castro:
“La misión pedagógica de los alumnos normalistas” en Marcha, Montevideo, 6 de julio de 1945.
“La misión pedagógica a Caraguatá” en Marcha, Montevideo, 13 de julio de 1945.
“En el campo hay gente que se muere de hambre” en Marcha, Montevideo, 20 de julio de 1945.
“La última etapa de la misión pedagógica” en Marcha, Montevideo, 27 de julio de 1945.
“Balance de la misión pedagógica” en Marcha, Montevideo, 3 de agosto de 1945.
Fuentes: http://www.diarioelpueblo.com.uy/titulares/continua-la-muestra-sobre-misiones-socio-pedagogicas-en-el-uruguay.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Misiones_Pedag%C3%B3gicas
http://es.wikipedia.org/wiki/Misiones_Pedag%C3%B3gicas
http://josebaangulo.wordpress.com/2009/12/07/las-misiones-pedagogicas-en-la-ii-republica/
http://ceciliaenelbalcon.blogspot.com.ar/2009/04/misiones-pedagogicas.html
http://www.youtube.com/watch?v=XJ_oMFac3Sc
http://ceciliaenelbalcon.blogspot.com.ar/2009/04/misiones-pedagogicas.html
http://www.youtube.com/watch?v=XJ_oMFac3Sc
SÓLO FALTAN 15 DÍAS PARA EL
CENTENARIO
Gran logro el cumplir cien años, acá en nuestro país cerraron este verano la biblioteca de la ciudad Monte Grande,lugar de nacimiento de nuestra nobel "Gabriela Mistral".
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Vitalia Ardiles Saldaña
Gestor Cultural y Productor General
02-6971164 06/5015539
*E-mail:gabrielamistral.chile@gmail.com*
Este comentario sin duda es una respuesta a un post que enviamos al Foro "Identidad Bibliotecaria", que copiamos a continuación:
ResponderEliminarDeseo informar que la Escuela Normal de Quilmes (Buenos Aires, Argentina) cumplirá el próximo 23 de octubre sus primeros cien añitos, y con ella su Biblioteca que, de acuerdo a las normas de la época, debían inaugurarse como Bibliotecas Populares en todas las Escuelas Normales del país, siguiendo las directivas sarmientinas.
Cordiales saludos
Prof. Raquel Gail
Coordinadora (ad-honorem)
Proyecto Recuperación Archivo Escolar
Escuela Normal de Quilmes
www.archivo104.blogspot.com