11/8/11

Cuando los jóvenes se apropian 
de su pasado
de Laura Benadiba, lunes 08 de agosto de 2011 


Les dejo la introducción de uno de mis trabajos de investigación que realizo con España (en este caso con Catalunya) en el que cito una frase del gran Ronald Fraser (socio honorario de Otras Memorias) y quién me acaba de escribir un prólogo para un libro que está en edición ¡qué honor!

La introducción dice así :

Ronald Fraser en su libro Recuérdalo tú y recuérdalo a otros nos dice: “Una adolescente muy inteligente ha oído una y otra vez las historias que cuenta su abuela sobre cómo los rojos persiguieron a su familia de terratenientes, sobre la ejecución de algunos miembros de la misma mientras otros se escondían, sobre sus propios sufrimientos cuando era niña y aún no tenía la edad que hoy tiene su nieta…Y finalmente la adolescente no puede aguantar más y dice que las opiniones de su abuela sobre la guerra civil son totalmente erróneas, propias de facciosos, y, de hecho, prácticamente fascistas. Para demostrar que lo que dice es verdad echa mano de las certezas que ha aprendido en la escuela hasta que su abuela se desespera y rompe a llorar al ver que, en los últimos años de su vida, una nieta suya niega toda la validez de su propia “historia”…Entonces, se pregunta Fraser ¿De quién es la historia? ¿De quiénes la han vivido o de quienes la han escrito? Ni de unos ni de otros, por supuesto, porque no pertenece a nadie, sino que es un debate continuo, de duración indefinida”

A estas últimas preguntas que se hace, y que nos hace Ronald Fraser le agregaría otras: los que no vivimos conscientemente esa historia, o los que ni siquiera habían nacido, ¿cómo podemos entrar en ese debate, qué rol ocuparíamos en él? ¿Esa historia también nos pertenece?

El pasado reciente de la Argentina se caracteriza por el horror. La última dictadura militar es, indudablemente el período de nuestra historia que más heridas ha dejado en nuestro presente. En mi caso que viví la dictadura cuando era muy chica, no fui consciente de lo que significaba “vivir en dictadura” hasta que empecé a estudiar historia y me di cuenta que había construido en mi memoria un pasado imaginado como resultado de muchos silencios y violencias. Pero también de mucho olvido, que es la otra cara que nos muestra la violencia aunque sólo la, percibimos escuchando el recuerdo de alguien que vivió esa historia y descubrimos que nosotros también estuvimos allí y que más allá de lo que cada uno imagine sobre su pasado hay cosas que sucedieron realmente, las cuales podemos interpretar como historiadores de distintas maneras pero -sobre todo- sin olvidarnos que hubo un contexto concreto que las produjo.

En la mayoría de los países que pasaron por experiencias traumáticas como la nuestra se planteó – y se sigue planteando – a partir de la transición a la democracia, el dilema sobre cómo “bajar” al aula el pasado reciente, para que los alumnos puedan incorporarlo dentro del mismo proceso histórico del que forman parte aunque no hayan sido protagonistas de él.

Laura Benadiba

Agradecemos a la prof. Benadiba el envío de esta nota.

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