ELECCIONES EN 1935
"Las elecciones a gobernador de noviembre de 1935 son conocidas por el nivel que alcanzó el fraude en la Provincia de Buenos Aires. Desde el golpe de estado de 1930, la provincia estaba manejada por los conservadores que aseguraban sus triunfos a través del uso sistematizado de prácticas fraudulentas. En gran medida, la abstención electoral de la Unión Cívica Radical, a partir de 1931, había facilitado al PDN [1] mantener su control sobre el gobierno provincial sin que la producción ilegal del sufragio asumiese un grado alto de violencia. En 1935, el regreso del partido radical a las urnas venía a cuestionar ese sistema. Nuevamente, los conservadores tenían que competir con sus peores enemigos (los radicales) y la reproducción del partido en el poder provincial se convertía en una tarea más dificultosa.
En abril de 1931, la última elección con participación del radicalismo y sin que el fraude afectara el desenvolvimiento de la jornada, había dado la mayoría a la UCR bonaerense. Sin embargo, frente a la probable victoria del candidato radical Honorio Pueyrredón como gobernador, el gobierno de facto de José F. Uriburu había optado por anular los comicios. Además, en octubre del mismo año, a un mes de las elecciones presidenciales, el Poder Ejecutivo Nacional había vetado oficialmente la fórmula radical Marcelo T. de Alvear y Adolfo Güemes. En consecuencia, el radicalismo había resuelto no participar en las elecciones hasta que no hubiese garantías de que se respetaría la voluntad del electorado. En los comicios de noviembre de 1931, la ausencia del radicalismo había hecho cómoda la victoria del candidato a gobernador conservador, Federico Martínez de Hoz, más allá del recurso puntual al fraude.
Si bien a partir de 1931 los conservadores habían garantizado su hegemonía sobre la provincia, tuvieron que enfrentar varios problemas en su gestión del poder. Primero porque la abstención del radicalismo, el fraude y el abandono consecuente de las urnas por parte de los ciudadanos restaba legitimidad a las autoridades electas. Así, por ejemplo, las elecciones legislativas de 1934 presentaron el nivel más bajo de participación con el 46,7% del electorado concurriendo a las urnas, de modo que el 56,3% de los votos asignados al conservadurismo sólo representó al 26,3% de los ciudadanos. Por otro lado, la ausencia de un contundente político de envergadura favoreció las luchas facciosas en el seno mismo del conservadorismo bonaerense. A nivel local, las disputas entre diferentes camarillas por el control de espacios de poder y las divisiones en la cúpula del PDN estuvieron signadas por la recurrente violación de las normas partidarias y el ejercicio de la violencia. Esta situación contribuyó fuertemente a afectar el desenvolvimiento de los ejecutivos y la organización del estado provincial. También desgastaba la imagen pública del partido, pues ponía en evidencia su incapacidad a garantizar el funcionamiento de las instituciones.
A principios de 1935, la destitución del gobernador Martínez de Hoz fue la expresión más evidente de la dinámica facciosa que imperaba en el partido. En medio de una disputa entre sectores de la dirigencia por la proclamación del futuro candidato a la gobernación, un “golpe” institucional lo obligó a presentar su renuncia. A fines de febrero, el PDN designó finalmente la fórmula Fresco-Amoedo, avalada por el presidente Justo. Manuel Fresco encarnaba la figura del futuro régimen en su persona. Proclamaba el voto cantado, justificaba la necesidad de la práctica del fraude, y sentía una fuerte inclinación por los sistemas autoritarios europeos.
En ese contexto conflictivo, las elecciones de noviembre de 1935 y el retorno de los radicales a las urnas suponían un gran desafío. En realidad, la posible victoria de los radicales no sólo peligraba el futuro del PDN en la provincia, sino que también constituía una amenaza para la coalición oficialista que el partido integraba a nivel nacional: la Concordancia. A su cabeza, el presidente Justo no tenía la seguridad de obtener la mayoría necesaria para tener el control sobre su propia sucesión. En consecuencia, la elección bonaerense, el distrito electoral más importante del país, representaba una instancia decisiva. Además, estaba en juego la candidatura a gobernador y quien la obtuviese estaría en buena posición para postularse a la presidencia de la Nación dos años más tarde.
Por otro lado, para los dirigentes conservadores, el radicalismo representaba los peores vicios que pudieran afectar la República. En particular, el yrigoyenismo era asociado al “personalismo”, a la “demagogia”, a la “chusma”, al “mal gobierno” y, por lo tanto, los resultados de la revolución de 1930 no podían quedar en letra muerta. De hecho, la necesidad de impedir la victoria de la UCR fue expresada por los candidatos del conservadorismo en términos de un enfrentamiento militar: el “no pasarán” fue una de las consignas reiteradamente esgrimidas por Manuel Fresco durante la campaña.
Para no dejar pasar al enemigo, el sector mayoritario del conservadurismo bonaerense se encaminó hacia la reforma de la legislación electoral provincial. Una nueva ley electoral sancionada a mediados de 1935 y calificada como “Ley Trampa” otorgó al gobierno local un poder total sobre la designación de los presidentes de mesa y restringió las competencias de los fiscales. De esta manera, el partido garantizaba su control sobre la producción y los resultados del sufragio. Si bien tenía un objetivo directamente estratégico, la nueva ley se insertaba también en el marco de un pensamiento más profundo sobre la cuestión electoral y la representación democrática. Para Manuel Fresco en particular, gran admirador del fascismo de Mussolini, la ley Sáenz Peña de 1912 había dado lugar a que ciudadanos ineptos eligieran gobiernos radicales incompetentes, y “esa deformidad” debía ser corregida. Había que modificar las reglas del juego político para producir un sistema de representación de las masas diferente que no necesariamente pusiera en el centro el sufragio." (Marianne González Alemán [2], fragmento)
El caricaturista alude al “fraude patriótico” de Manuel A. Fresco en la provincia de Buenos Aires. (Páginas de Columba, 1938) |
[1] Partido Demócrata Nacional
[2] Doctora en Historia de la Universidad de Paris 1 Panthéon-Sorbonne y de la UBA. Licenciada y Magister en Historia de la Universidad de Paris 1. Es actualmente becaria postdoctoral del Conicet-UBA y docente del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Fuentes: González Alemán Marianne. LA "MARCHA SOBRE BUENOS AIRES" DE 1935. Revista Forjando Nº 5. En https://www.bancoprovincia.com.ar/Jauretche/revista-forjando/5 (consultado 8/10/15).
http://www.taringa.net/post/humor/1242168/Humor-historico-1920-1939-2-parte.html
Documentos del Archivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes, Correspondencia, Año 1935.
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