6/1/12

Patrimonio se conjuga en presente
por Paula Lasalle

Nota I: Debates y desafíos del patrimonio cultural.

El propósito de este artículo es acercar algunas reflexiones sobre la complejidad actual del concepto de patrimonio cultural y la problemática de gestionar políticas culturales que armonicen identidad local, vida cotidiana de la ciudad y patrimonio urbano. Los intensos debates y voces contrapuestas en torno al destino y funciones de la Estación de Trenes, el casco de la Estancia La Malvina, la remodelación del Hospital Molas y el Molino Werner son una prueba más –entre otras- del interés que generan en el tiempo presente nuestros bienes históricos. A pesar de lo espinoso del tema, queda como saldo positivo el reconocimiento del alto compromiso que los asuntos de nuestra ciudad despiertan en nosotros.

Al decir ciudad, nos referimos a una totalidad que integra aspectos espaciales (territorio, arquitectura, urbanismo) que son el soporte de los habitantes y aspectos socioculturales que ella misma ha moldeado (su propia historia y cultura). Podemos afirmar entonces que nuestro verdadero patrimonio es la unidad entre la ciudad y nosotros, que somos sus habitantes y aspiramos a desarrollar todas sus potencialidades y mejorar nuestra calidad de vida.

Estas cuestiones son las que queremos compartir luego de haber participado, en el pasado mes de mayo, del III Congreso Internacional del Patrimonio Cultural con sede en la ciudad de Córdoba.

En ese encuentro se presentaron los más variados temas que abarca la cuestión patrimonial. Mundialización y diversidad cultural; medioambiente natural y humano; culturas locales versus nación; culturas migrantes y en extinción; patrimonio europeo versus patrimonio indígena; identidades en conflicto; escritura y lenguaje; coleccionismo privado versus museos; arte nativo y arquitectura religiosa; expresiones musicales; turismo y tiempo libre versus patrimonio; obras públicas efímeras o permanentes; acervo científico y hasta experiencias agropecuarias regionales, muestran el arco de intereses que se ponen en juego cada vez que se habla de patrimonio. Las inquietudes que desplegaron los trabajos nacionales e internacionales presentados, incluyendo los que representaban a nuestra provincia desde la Asociación Pampeana de Conservación del Patrimonio Cultural, podrían resumirse en las siguientes cuestiones básicas: ¿Quién decide qué aspectos culturales son dignos de ser considerados patrimonio?, ¿cuáles son los criterios de selección?, ¿qué entendemos por patrimonio?, ¿cuál es la relación entre Nación y provincias?, ¿por qué es necesario sostener una ley de patrimonio desde la gestión política?. Estas preguntas exponen el conflicto, la tensión, los intereses contrapuestos en tiempos, necesidades y puntos de vista. Los actuales debates en torno a la refuncionalización de la Estación de Trenes de la ciudad de Santa Rosa son un ejemplo de esta preocupación. Otro ejemplo es el de las dificultades con que la Comisión Provincial encargada de la aplicación de la Ley 2.083 encuentra a su paso porque no ha finalizado su reglamentación y por la ausencia de lineamientos políticos.

Para dar un primer orden a estas cuestiones, una definición de patrimonio se hace necesaria, a partir de la cual encontrar puntos de unión y crear una base de trabajo compartido entre los ciudadanos y la gestión pública de nuestra identidad cultural.

Patrimonio es todo elemento cultural al que la sociedad atribuye ciertos valores específicos que podemos resumir en: históricos, estéticos y de uso. El patrimonio tiene un rol preponderante en el devenir histórico ya que gracias a él se heredan de una generación a otra los conocimientos, los valores, las emociones, los ideales y la identidad cultural. El patrimonio, este gran “bien” cultural tangible e intangible al mismo tiempo, es una liga intelectual entre el pasado, el presente y el futuro. Es, además, un concepto dinámico ya que es una construcción sociocultural en continuo proceso de resignificación desde el presente hacia el pasado. Desde el pretérito se proyecta en nosotros en el hoy y hacia el futuro. Somos nosotros como colectivo histórico y como ciudadanos los que heredamos, realizamos y conservamos (o perdemos) el valor y el sentido de nuestro patrimonio cultural que es rico y frágil al mismo tiempo.

Otro aspecto valioso es que el patrimonio es depositario de un legado cultural único en cada especie y funciona, cuando una comunidad es educada en su respeto y conocimiento, como un agente socializador y humanizador cuyos valores trascendentes deben estar siempre por encima de los valores económicos. Por ello, nuestro compromiso como miembros de una comunidad es fomentar y colaborar en el establecimiento de una gestión social de lo patrimonial con base sólida. Es importante que la ciudadanía exija a sus autoridades de gobierno el respeto al bien patrimonial y a los beneficios que el patrimonio puede aportar en la construcción de una mejor calidad de vida social. La clase política debe, por su parte, concientizarse en los temas de patrimonio cultural y tener una actitud participativa y propositiva mediante planes, políticas, proyectos, normas, leyes y gestión.

Para el caso de la Provincia de La Pampa, sería de sumo provecho la adhesión a la Ley 2.083 por parte de todos los municipios y comisiones de fomento, ya que dicha ley es el instrumento legal que permite acciones tendientes al resguardo patrimonial. Algunas municipalidades ya han iniciado este camino.

Muchos otros temas patrimoniales, de memoria e identidad están esperando en nuestra provincia una feliz resolución además de los ya mencionados: la Estación de Trenes, el Hospital Molas, la Estancia la Malvina y el Molino Werner. Como ejemplo el Almacén de Thomas en Curacó que esta a punto de desplomarse, el “castillo” del estudio Fernández de Santa Rosa cuyo edificio está en estado crítico, los valiosos muebles del Correo que todavía no tienen una morada permanente ni un lugar que les de su reconocimiento, la situación desconocida de ciertos antiguos almacenes de Ramos Generales en los confines del territorio, boliches y antiguos ranchos que alguna vez albergaron comisarías. Sin hablar del histérico y colorinche revoque que algunos arquitectos imponen sobre pacíficas e indefensas casonas santarroseñas.

Por otro lado, todavía tenemos que encontrar el justo lugar en nuestra identidad tanto de la cultura indígena como de la cultura inmigrante. Así también, un equilibrio entre el espacio y paisaje natural pampeanos con el espacio y usos urbanos. Y el reconocimiento de un gran valor patrimonial en vías de extinción a causa de la globalización de un capitalismo servilista y homogeneizador: los trabajos y oficios artesanales propios cuya belleza, utilidad y sabiduría se perderán para siempre.

La ciudadanía e instituciones gubernamentales deben ser los referentes y custodios del patrimonio en la actualidad. Solo si cuidamos lo que hemos sido y producido en el pasado, nuestro presente será más sólido, rico y trascendente.

De todos estos conceptos presentados, surge una idea más completa de lo que debería ser la gestión del patrimonio cultural: una acción conjunta que involucra a variados actores sociales y que busca promover y potenciar la investigación, difusión y conservación del patrimonio en toda su complejidad y riqueza, atendiendo al bien común por sobre los intereses particulares, para que la preservación de nuestros bienes culturales revierta en una mejor calidad de vida de la comunidad.

Y para resistir, modestamente, a este nuevo orden mundial que solo nos ofrece consumir distracción, entretenimiento y ocio convirtiendo a la cultura en una mercancía barata.


Nota II: Entrevista a Monserrat Galí Boadella.

En el envío anterior comentamos acerca de la participación de miembros de la Asociación Pampeana de Conservación de Patrimonio Cultural en el III Congreso Internacional del Patrimonio Cultural con sede en la ciudad de Córdoba en el mes de Mayo del corriente año que cuenta con el auspicio de la Embajada de Canadá, Universidad de Toronto y Gobierno de Québec entre otros.

Allí nos enteramos con satisfacción que nuestra provincia y nuestra asociación gozan de una muy buena imagen en temas de protección al patrimonio. Ponencistas de varias provincias del país se acercaron a felicitarnos por nuestra intensa actividad en el tema patrimonial seguida en páginas web. También nos destacamos por tener una Ley Provincial de Patrimonio (la 2.083) y se valora nuestra actuación general por encima de provincias cuyo acervo es más voluminoso que el nuestro y sin embargo permanece proporcionalmente descuidado.

El Congreso exhibió no sólo la complejidad del tema patrimonial desplegado en la nota anterior, sino que nos sumergió en un mundo en el que globalización, capitalismo y hasta el pasado colonial del continente americano intervienen en los alcances -bastante difusos en el ámbito nacional e internacional- del concepto de Patrimonio. Sorprendió, por ejemplo, el representante canadiense Ives Gagnon en su discurso de apertura al alinearse explícitamente al ALCA; se manifestó en los ponencistas canadienses la tensión entre culturas nativas y cultura europea de conquista, que tensa la identificación de patrimonio cultural y su conservación de un modo similar al que sucede en nuestro país y, fue un denominador común a los trabajos, la confusión entre patrimonio y cultura.

Una feliz sorpresa fue conocer a Monserrat Galí Boadella, doctora en Historia del Arte de la Universidad de México. Su vida novelesca, su sabiduría y buen talante ameritan que un poco de su historia sea conocida por el lector.

Monserrat nació en 1947 en México D.F. de padres españoles republicanos por ese entonces exiliados en el país. Hoy tienen casi 90 años y en sus 10 años de exilio en México conocieron a los muralistas y fueron allegados a la pareja épica de Edward Weston (fotógrafo) y Tina Modotti (fotógrafa, artista múltiple y revolucionaria).

Los padres de Monserrat, combatieron al franquismo. Su padre era historiador y su madre abogada. Ambos fueron exonerados y debieron exiliarse para proteger sus vidas. La madre incluso fue borrada de los álbumes de fotos de su generación de graduados, practica común de los regímenes totalitarios. El tío de Monserrat combatió en la columna de Matilde Urrutia.

Luego de vivir 10 años en México, toda la familia regresa a España donde sufren el racionamiento y las estrecheces de la dictadura de Franco. Monserrat no tolera la negrura de la España de esos años, su tristeza y lugubridad. Emigra ella sola luego de obtener su Licenciatura en Artes en la Universidad de Barcelona y nunca más vuelve a vivir en España. Vive unos años en la vieja Yugoslavia de Tito, donde realiza una Maestría en Artes en la Universidad del Zagreb. Vive también en la desaparecida RDA (República Democrática Alemana) hasta que vuelve a México, continúa su perfeccionamiento y se establece definitivamente en Puebla, donde desarrolla y aplica el concepto de patrimonio ligado al de territorio. Es interesante destacar que el itinerario geográfico de esta mujer es a la vez, un itinerario ideológico y un compromiso con ciertos ideales hoy aplastados transitoriamente por la coyuntura política mundial.

Actualmente Monserrat dicta conferencias en Québec, España y Alemania. Ocasionalmente es curadora de arte y dicta cursos de su especialidad en México y en Europa. Es autora de numerosos libros, entre ellos “El arte en la era de los medios de comunicación” (1988) y “Imatges de la Memoria” (1999).

En una charla informal nos explicó que hay una tendencia en nuestros países a permanecer dentro de un concepto decimonónico de patrimonio donde lo que importa es el monumento pero, para Monserrat “la gente es más importante que los monumentos … un muro porque sea viejo no hay que conservarlo. Las personas son más importantes que los monumentos y el patrimonio se conserva para la gente. Patrimonio es lo que tiene un sentido vigente para las personas hoy”. Por lo tanto, como afirmamos desde el título de estas notas, el valor y el sentido de las cosas del pasado se conjuga en tiempo presente y esa cualidad también funciona como criterio seleccionador para saber qué bienes culturales son pasibles de ser considerados patrimonio de todos.

Le planteamos a Monserrat la inquietud que tenemos los que investigamos en temas patrimoniales acerca de los límites imprecisos entre cultura y patrimonio. Ella nos respondió que “cultura y patrimonio no son conceptos opuestos sino que se complementan. En la base del concepto de patrimonio está el concepto antropológico de cultura” y que otro criterio de selección que empieza a ganar fuerza hoy, es el de territorio. “El territorio es un ordenador del concepto de patrimonio y de qué cosas conservar o no, también plantea la problemática de dónde tienen que estar las piezas valoradas por una cultura. La pregunta es: ¿en un museo nacional lejos de su origen o en el territorio de pertenencia?”. Justamente en Puebla, ciudad de residencia de Monserrat, se impulsa la creación de los museos comunitarios con el apoyo intelectual de la Universidad de Antropología e Historia.

Erradas o no, Montserrat se explayó explicando que, contrariamente a lo que sucede en La Pampa, en México existen políticas públicas contundentes respecto del patrimonio. Ya que no todo puede ser protegido y conservado el estado mexicano optó, por ejemplo, por defender la cultura prehispánica por sobre cualquier otra expresión. Esto se traduce en la acción: a la hora de demoler o conservar siempre se beneficiará el vestigio indígena por sobre el colonial post-hispánico. Aún si ello implica la demolición de una iglesia barroca.

La charla que con ella mantuvimos dejó al descubierto otra de nuestras falencias en materia de patrimonio: resulta imperioso construir categorías de máxima y de mínima inclusión de los bienes a proteger, sean estos tangibles o intangibles.

Una tarea multidisciplinaria que concierne a especialidades tales como la arquitectura, el urbanismo, la arqueología, la historia, la antropología, entre otras. Ese es el desafío inmediato que debemos enfrentar.

Paula Lassalle, Antropóloga. Asociación Pampeana de Conservación del Patrimonio Cultural.
Publicado en Suplemento “Caldenia” del Diario La Arena 
19 AGOSTO, 2010 

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