1/10/11


La calificación de los alumnos ha sido desde hace siglos asunto de interés para las instituciones educativas, los educadores y las familias, y también un medio de disciplinamiento de muchas de las actividades que se desarrollaban al interior y fuera del recinto escolar. Uno de los recursos más visibles es el dispositivo llamado "boletín de calificaciones" o "boletín escolar". Nos interesa dar difusión al artículo escrito por Evangelina Mazzilli y, por su intermedio, al que previamente publicara Nicolás Arata en la Revista del Ministerio de Educación.

Pero, del mismo modo, nos interesa preguntarnos sobre los "boletines escolares" que fueron expedidos por nuestra Escuela, documentos que no quedan bajo su custodia sino que pasan a formar parte del patrimonio de los alumnos que por ella transitaron. Nuestros egresados ¿los habrán conservado? ¿Los querrán mostrar en la escuela, a través del Museo en vías de formación o del Archivo documental? Abrimos la invitación...

El boletín escolar
Por: Mazzilli Evangelina

Mediante este informe, me gustaría dejar registrados algunos de los cambios que sufrió el boletín escolar, ya sea desde la manera en que fue variando según las épocas, como también las diferentes funciones que le fueron asignadas. Mi objetivo entonces, es demostrar cómo fue complejizándose la organización bajo la cual se presentaba la información, y detallar aquellas modificaciones que se generaron con el tiempo.

A partir de la lectura de un artículo de Nicolás Arata, denominado “El boletín”, que se encuentra dentro de la Revista El Monitor, puedo considerar que el mismo es un instrumento cuya finalidad reside en establecer un sistema de evaluación, calificación y promoción de alumnos que, al mismo tiempo, fuera capaz de incorporarlos a una serie de rutinas ordenadas.

Por otro lado, el boletín fue concebido como el medio privilegiado mediante el cual se comunicaban los progresos, o no, de cada alumno. Vale mencionar, que no siempre se denominó así, sino que fue conocido como libreta escolar, boletín de notas, documento de evaluación, libreta de calificaciones, libreta de seguimiento escolar, entre otros.

Nicolás Arata, cita una obra de Herminia Brumana en la que expresa que en los primeros tiempos, el boletín, era un papelito escrito con tinta negra, de puño y letra de maestra, en donde decía: “pasa de grado”, o en tinta roja: “no pasa de grado”.


Luego de observar un boletín del año 1954, puedo destacar el lugar y la importancia que le otorgaban a los registros del “ahorro” del alumno por mes. Entre las materias que se evaluaban se encontraban: lenguaje, matemática, unidad de trabajo, religión o moral, conducta e inasistencias. Vale aclarar que las evaluaciones en este momento eran mensuales, y se llevaba a cabo un ritual escolar, el cual consistía en una jornada donde se entregaba el boletín al padre, tutor o encargado del alumno, con el objetivo de reducir la posibilidad de falsificar las firmas. No debo dejar de mencionar que no cualquiera podía completar un boletín, era la maestra o aquellos que tenían firma en la institución.

Durante el año 1955, las asignaturas a evaluar eran las mismas que el año anterior, pero quiero resaltar las devoluciones de la maestra hacia los alumnos. Las mismas, como se podrán observar en las fotografías, no van más allá de un simple: “sos muy buen alumna” o “sigue así”, sin expresar detalles que lo que aquello significa.

En el año 1964, se incorpora la educación física y la música como asignaturas de evaluación. Por otro lado, se hace hincapié al desenvolvimiento de cada alumno y se le otorga un casillero para ser evaluado en el boletín. Con respecto a las devoluciones de la maestra, continuaron presentando poco desarrollo sobre el desempeño de los alumnos.Un año más tarde, se otorga lugar entre las calificaciones al Aseo.

Observando boletines de los años 70 en adelante, puedo resaltar que las calificaciones dejan de ser numéricas y se utiliza la letra “s” significando suficiente, o la letra “i”, insuficiente. Por otro lado, comienza a visualizarse mayor prioridad al comportamiento en clase, ya sea conversar o moverse del banco.

En el boletín que analicé del año 71, encontré entre las devoluciones de la maestra, una en particular que llamó inmediatamente mi atención, por eso, la dejé registrada entre las fotografías para que poder compartirla. Se trata de una advertencia que deja registrada la maestra hacia el alumno, en donde expresa y detalla lo siguiente: “si el mes venidero no te aplicas te aplazo y repetirás el grado”.

Al año siguiente, observé que las calificaciones vuelven a ser numéricas en algunas instituciones, sin embargo, nunca dejaron de ser mensuales.


En el año 1973, la materia “lenguaje” pasa a llamarse “expresión” según mis registros, y un año más tarde se incorpora la educación estética, las ciencias naturales y las ciencias sociales.

A partir de los años 80, la entrega de boletines sufrió un cambio significativo, ya que las evaluaciones se realizaban trimestralmente, aunque la modalidad de entrega no varió, porque los padres o responsables debían acercarse a las instituciones para firmar los mismos. En ese momento, la maestra dedicaba unos minutos a cada padre para hacer una devolución oral sobre cada alumno.


Hoy en día, los boletines de calificación son entregados en manos de los alumnos y pueden ser llevados a los hogares, ya que no se realiza una jornada especial para su entrega.

Puedo concluir entonces, que el boletín como elemento de la cultura escolar nos permite reflexionar en torno a una serie de aspectos relacionados con la escuela.

Fuentes: Arata, Nicolás. “El boletín”, Revista El Monitor Nº 17, 5ta. época, julio/agosto 2008. Puede consultarse en: http://www.me.gov.ar/monitor/nro0/pdf/monitor17.pdf

Nuestra Fuente: Este artículo fue replicado de http://historiasdelasescuelas.blogspot.com/2010_10_01_archive.html

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