16/12/12

LA FORMACIÓN DEL MAGISTERIO HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XX

LA ESTRUCTURA ACADÉMICA DEL SISTEMA EDUCATIVO ANALIZADA A PARTIR DE LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA. LA EDUCACIÓN SECUNDARIA DURANTE LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX (Fragmentos) 

Ruiz, Guillermo (1); Molinari, Andrea (2); 
Muiños, Claudia; Ruiz, María; Schoo, Susana (3) 


1. LA EDUCACIÓN SECUNDARIA, NORMAL Y ESPECIAL 

[…] Entendemos por estructura académica de un sistema educativo al modo en que un Estado, sobre la base de acuerdos de obligatoriedad de estudios sobre determinados contenidos de enseñanza, organiza los conocimientos que establece como relevantes en determinado contexto histórico y social. 

[…] Institutos de enseñanza normal: destinada a preparar para la enseñanza del magisterio; era impartida en escuelas normales de tres categorías: de preceptores, de maestros y de profesores, de un solo sexo o mixtas. Sus planes comprendían, respectivamente, dos, cuatro y siete años de estudios generales teórico-prácticos, según el título, para ejercer la enseñanza en escuelas primarias de campaña, para ocupar cualquier cargo de la enseñanza primaria o para los de enseñanza primaria, normal, secundaria y especial. Anexa a cada escuela normal funcionaba una escuela primaria de aplicación, de seis grados de enseñanza, para la observación y práctica pedagógica de los aspirantes del magisterio.

"La maestra Normal", de Manuel Gálvez
2. EL ENCUADRE POLÍTICO EDUCATIVO Y LAS PRIMERAS REGULACIONES 

[…] mientras que en 1903 se creó la Inspección para Colegios Nacionales y Escuelas Normales, en 1910 éstas últimas pasaron a depender del Consejo Nacional de Educación fundándose esta disposición en que el citado organismo tenía a su cargo la responsabilidad de la enseñanza impartida en las escuelas primarias nacionales, por lo que era quien estaba directamente interesado en la preparación técnica y práctica dada en las Escuelas Normales. 

Durante el ministerio de Saavedra Lamas, volvieron a depender del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. En 1911, se creó la Dirección General de Enseñanza Secundaria sobre la base de la Inspección General, que tuvo vigencia hasta 1938. 

[…] Recién en 1941 se estructuró un primer ciclo común de tres años de duración para los institutos de enseñanza secundaria y normal que permitió el paso de una a otra modalidad (denominación que se introdujo en ese momento). Sin embargo, la enseñanza especial siguió como un circuito diferenciado y tardaría en articularse con la oferta secundaria y normal. 

3. EL CONFLICTIVO DESARROLLO DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA HASTA 1945 

[…] En 1941, por Decreto N° 107.107 se implementó un nuevo plan de estudios (conocido como Plan Rothe) para los Colegios Nacionales, Escuelas Normales, Nacionales de Comercio e Industriales. A través de este plan se concretó, por primera vez, la articulación entre los estudios del bachillerato con la enseñanza normal a partir de un ciclo común a ambas ramas con la finalidad de “evitar que los estudiantes se vean obligados a definir prematuramente su orientación hacia unos u otros estudios” (Decreto N° 107.107/41). Además esta reforma reagrupó las asignaturas de los planes de estudio en ciclos, redujo el número de materias de estudio, propuso la intensificación de la historia argentina y suprimió el estudio simultáneo de idiomas extranjeros. Sin embargo, no modificó la formación generalista de los colegios. 

4. LA ENSEÑANZA NORMAL: LA FORMACIÓN CENTRADA EN LA PRÁCTICA DOCENTE 

Si bien los planes de estudio de la enseñanza normal tuvieron variaciones, no existió duda acerca de su misión en el contexto más amplio de construcción de un sistema educativo en el marco de la conformación del Estado Nacional: la formación de maestros para las escuelas primarias. Al respecto, no debemos olvidar que, la Constitución Nacional de 1853-60 dispuso que la educación primaria recayera en los gobiernos provinciales (artículo 5º de la Constitución Nacional). En este sentido, es posible pensar la creación de Escuelas Normales como una estrategia de unificación a través de la formación que tendrían los docentes bajo la órbita del Estado Nacional. 

La Escuela Normal de Paraná, constituyó la matriz sobre la que se crearían las siguientes escuelas normales: compuesta de un curso normal y de una escuela de aplicación en donde se daba instrucción primaria graduada a niños al tiempo que se constituía como espacio de práctica para los alumnos-maestros que estuvieran estudiando en el curso normal. El plan de estudios se caracterizaba por su extensión y fue catalogado como enciclopédico (Tedesco, 2003; Puiggrós, 1991). [14] 

A partir de ese momento se sucedieron numerosos planes de estudio que no alteraron sin embargo el carácter positivista y orientado a la formación en la práctica de los estudiantes. Entre ellos, algunos sólo eran de aplicación en una escuela o se diferenciaban entre las escuelas normales de mujeres y de varones (Latzina, 1910). [15] 

Ello dio como resultado una diversidad en los planes de estudio, aunque no alteró el sentido básico de la formación. El plan de estudios de 1886 dividió a los establecimientos normales en dos categorías: Escuelas Normales Elementales, destinadas a formar maestros y maestras de educación primaria elemental, con cuatro años de estudios y Escuelas Normales Superiores, que no sólo tenían ese objeto, sino también el de “formar profesores y profesoras competentes para la superintendencia, inspección y dirección de las escuelas comunes y para el magisterio de las escuelas normales”. Poco tiempo después, por un Decreto de 1887, el Poder Ejecutivo sustituyó este plan de estudios por otro más reducido de tres años que fue el que finalmente sobrevivió por varios años hasta que una nueva serie de reformas se sucedieron. 

Éste plan extendió a cinco años la formación en las escuelas normales de profesoras; los tres primeros serían los mismos de las escuelas normales de maestros. 

Por Decreto del 29 de enero del año 1900 (Presidente Roca y Ministro Magnasco) se dispuso que el magisterio comprendería dos tipos de estudios: preparatorios y de profesorado. Los primeros serían cursados por los varones en los Colegios Nacionales y en las Escuelas de Profesores y por las niñas en las Escuelas Normales de Maestras y de Profesoras. Asimismo, un nuevo Decreto del 31 de enero de ese año estableció que los estudios preparatorios serían similares para los alumnos que cursaran estudios secundarios y normales, agregando para éstos horas de materias relacionadas con la práctica pedagógica desde el primer año. Además, a medida que se avanzaba en los años de estudio, el plan para los colegios nacionales sostenía asignaturas por disciplina, mientras que para los estudios normales se procuraba una formación más general (por ejemplo, mientras para los estudios secundarios se contemplaba para el 4º año 3 horas de Física y 3 horas de Química, para los estudios normales 4 horas de Ciencias Naturales). Estos estudios preparatorios daban opción al título de Maestro y derecho a la enseñanza en las escuelas primarias y primer y segundo año de preparatorios normales y de Colegios Nacionales. En cambio, los estudios de profesorado (que demandaban tres años más de estudio una vez finalizados los estudios preparatorios normales) habilitaban a la enseñanza en cualquier escuela y colegio nacional. Era una formación volcada a conocimientos y práctica pedagógica (y en menor medida a idiomas), al suponerse que los contenidos a enseñar habían sido adquiridos en los estudios preparatorios. [16] 

Sin embargo, en 1905, un nuevo gobierno (Presidente Quintana y Ministro Joaquín V. González) emitió el ya referido decreto sobre “Plan de Estudios de los Colegios Nacionales y Escuelas Normales”. En él se argumentó la necesidad de ordenar los planes de estudio dado que coexistían tres planes (1900, 1902 y 1903) lo que originaba incongruencias. En principio, como ya vimos en el apartado sobre enseñanza secundaria, este nuevo plan prolongó esos estudios a seis años, dándole un carácter generalista. Las escuelas normales fueron reguladas por este decreto dada la semejanza existente entre los dos tipos de formación (en cuanto a las asignaturas y al régimen disciplinario) y porque los profesores normales se encontraban habilitados para ejercer la docencia en los cursos secundarios. Para las escuelas normales, el plan proponía un curso de cuatro años que habilitaba para el ejercicio de la docencia en las escuelas primarias y de dos años para el profesorado que, como el plan anterior, posibilitaba la enseñanza en colegios nacionales [17]. 

Sin embargo, este plan se diferenció de su predecesor por intensificar el estudio teórico y la práctica de la pedagogía, haciendo girar en torno a ella todo el plan de estudios sin afectar por ello el carácter integral de la instrucción del maestro y del profesor. De esta manera, se propuso un plan de estudios que formara al docente en lo que se ha de enseñar y el modo de enseñar de manera que ninguno primara sobre el otro. 

En 1913, el Consejo Nacional de Educación designó una comisión encargada de proyectar un nuevo plan de estudios. Dicho plan tenía como defecto el enciclopedismo que daba lugar a una instrucción superficial y una especialización docente deficiente. Esto se debía a que al ingresar a la escuela normal los alumnos ya eran iniciados en los estudios pedagógicos pero centrados en la práctica [18]. Se careció así de la preparación filosófica que fundamentara la teoría y las prácticas las pedagógicas. Este plan fue el que rigió, con ligeras modificaciones de detalle hasta el año 1941. En este último año se resolvió articular en un ciclo común los tres primeros años de la enseñanza secundaria y normal y un segundo ciclo especializado. Esto supuso no sólo postergar sino reducir la formación pedagógica en dos años. De acuerdo con el decreto, lo primero se debía no sólo a la necesidad de que los estudiantes no tuvieran que hacer una elección prematura de la formación que deseaban tener, sino que “además, podrá imponerse, sin perjuicio para los que hayan aprobado el primer ciclo, un régimen selectivo para el ingreso al segundo del magisterio, a fin de que las aulas de los últimos cursos de las escuelas normales queden reservados únicamente para los aspirantes de real vocación y capacidad para el ejercicio de la carrera, sin que su número exceda el requerimiento de satisfacer las efectivas necesidades de la enseñanza primaria” (Decreto N° 107.107/41). De esta manera, se esperaba contar para las escuelas primarias con un selecto grupo de maestros acorde con las necesidades de ese nivel. 

Respecto de la Respecto de la formación de los futuros maestros, se agregó un año al establecerse un plan de cinco años (recordemos que el plan anterior era de cuatro años) pero redujo la formación pedagógica al dejar este tipo de asignaturas para el segundo ciclo de dos años. Según el decreto, esto era beneficioso dado que no sólo permitiría una formación en cultura general sino que “la ejercitación didáctica se hará efectiva una vez adquirida aquella y no como ocurre ahora, en que el alumno, a partir del segundo año, debe afrontar la práctica pedagógica sin haber cursado estudios previos de las materias que debe enseñar y sin la necesaria madurez para aprovecharlos” (lo destacado es propio). 

Sin embargo, en función de las asignaturas que se contemplan en este plan de estudios es posible decir que en los dos años de especialización las asignaturas dedicadas a la formación docente son escasas y de tipo instrumental [19]. El Plan Rothe sostenía una educación enciclopédica al tiempo que reducía las materias que pudieran dar una visión fundada, filosófica y política de la enseñanza. Para la formación docente, este plan de estudios estaría vigente hasta 1948. 

En lo referido a la cobertura, hacia 1945 se habían establecido un total de 77 escuelas normales, aunque se destaca el período 1901-1910 como el de mayor creación de establecimientos (36 escuelas). Para el caso de los institutos incorporados a este tipo de enseñanza, se observa un fuerte crecimiento en la década de 1930: de 34 que existían en ese año, pasaron a 107 en 1940. La matrícula para las escuelas normales nacionales fue de 28.534 en 1945 y 18.590 para los institutos incorporados (MJeIP, 1948). 

Foto del Atchivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes, s/f.
CONCLUSIONES 

[…] Entrado el siglo XX se instaló un modelo de formación generalista en el que primó una formación en letras y ciencias, sin articulación con conocimientos profesionales. Para el caso del magisterio, si bien desde un comienzo se pensó en la necesidad de que la pedagogía y la práctica en las escuelas de aplicación se convirtieran en la columna vertebral de los planes de estudio, los intentos de reforma de 1916 y el Plan Rothe de 1941 muestran que esta tendencia derivó en postergar este tipo de formación para cuando los alumnos-maestros tuvieran mayor edad y formación general. De esta manera, podemos sostener que las discusiones en torno a la función de los secundarios tuvo, aunque en forma más tardía, repercusiones también en el magisterio en dos sentidos: postergar la elección al magisterio para los mejores y comprender que los conocimientos pedagógicos debían adquirirse una vez que se incorporaron aquellos conocimientos que debían de ser enseñados. 

Si bien el Plan Rothe significó la articulación en un ciclo común de los tres primeros años de la enseñanza secundaria y normal, también implicó una pérdida de la formación pedagógica de los docentes no sólo por reducirla en dos años sino por dosificarla en un conocimiento instrumental, sin un sustento filosófico y político que la enmarcara. Asimismo, la postergada articulación entre las diferentes ofertas, que incluso no se llega a dar en el período bajo estudio a pesar de que existieron algunos intentos por realizarla, muestra que prevaleció la postura de diversificar los canales educativos que desembocarían en posibilidades, también, diferenciadas. Se impuso así una formación generalista para los colegios nacionales, única opción educativa que posibilitaba proseguir estudios universitarios en las carreras de profesiones liberales y de especialización para las otras ofertas estudiadas. Estas tendencias prevalecerían hasta mediados del siglo pasado. […] 

NOTAS 

[14] Se trataban de 28 asignaturas: aritmética, álgebra, geometría, trigonometría, agrimensura, cosmografía, gramática castellana, ejercicios de composición, crítica literaria, lectura, caligrafía, historia, geografía, inglés, francés, física, química, pedagogía, fisiología, filosofía moral, psicología, lógica, constitución de la república y principios de gobierno, instrucción moral, teneduría de libros, dibujo, canto, ejercicios gimnásticos. 

[15] Por ejemplo: en 1876 el plan de estudios se redujo a tres años en las escuelas normales de maestras; en 1877 se decretó una nueva organización para la escuela normal de Paraná con un plan de estudios de 4 años y en 1880 se lo extendió a cinco años; en 1881 se estableció que las alumnas de las normales harían un año de estudios preparatorios más tres años del curso normal. 

[16] El Plan de Estudios del Profesorado consistía en: 1º año: Pedagogía Práctica y Crítica Pedagógica (seis horas), Anatomía y fisiología (6 horas), Preceptiva literaria (3 horas), Inglés o Alemán (6 horas), Revista de la Historia (3 horas). 2º año: Pedagogía Práctica y Crítica Pedagógica (seis horas), Psicología Fundamental (3 horas), Ejercicios de composición -oral y escrita (3 horas), Inglés o Alemán (6 horas), Historia de la Educación (3 horas), Higiene (3 horas). 3º año: Pedagogía Práctica y Crítica Pedagógica (seis horas), Psicología Infantil (3 horas), Práctica de Inglés o Alemán (6 horas), Ciencia de la Educación (3 horas), legislación educacional propia y comparada (3 horas), Derecho natural (3 horas). 

[17] Tal como ocurría para el caso de la enseñanza secundaria, el plan dispuso su aplicación de una vez en todos los cursos. Los alumnos podrían presentarse a exámenes complementarios para regularizar sus estudios teóricos. 

[18] Pedagogía y Observación en 1° año; Metodología general y Práctica de la Enseñanza, en 2° año; Metodología Especial y Práctica de la Enseñanza, en 3°; y Práctica de la Enseñanza en 4°. 

[19] De las 30 horas semanales, en 4° año sólo 11 horas estaban dedicadas a aspectos relacionados con la formación docente distribuidas de la siguiente manera: Psicología (2 horas), Pedagogía General (3 horas), Didáctica General y Especial (5 horas), Observación (1 hora). Para el 5° año la proporción se mantiene con la siguiente distribución: Psicología aplicada (2 horas), Pedagogía, Historia de la Educación y Organización escolar (3 horas), Práctica de la Enseñanza (6 horas). 

AUTORES 

(1) Profesor Titular Regular de Teorías de la Educación y Sistema Educativo Argentino, Facultad de Psicología de la UBA. Director del Proyecto P822 acreditado en el marco de la programación científica UBACyT 2006-2009. Director del proyecto PICTO Educación N° 36488 acreditado por la ANPCyT, ambos con sede en el Instituto de Investigaciones en Psicología de la UBA. 

(2) Profesora Adjunta Regular de la Cátedra de Didáctica General, Facultad de Psicología, UBA. Miembro del equipo de investigación del Proyecto P822 acreditado en el marco de la programación científica UBACyT 2006-2009. Investigador responsable del proyecto PICTO Educación N° 36488 acreditado por la ANPCyT, ambos con sede en el Instituto de Investigaciones en Psicología de la UBA. 

(3) Ayudantes de Trabajos Prácticos de la cátedra de Teorías de la Educación y Sistema Educativo Argentino, Facultad de Psicología de la UBA. Miembros del equipo de investigación del Proyecto P822 acreditado en el marco de la programación científica UBACyT 2006-2009 

Publicado por la FACULTAD DE PSICOLOGÍA-UBA/SECRETARÍA DE INVESTIGACIONES/ANUARIO DE INVESTIGACIONES / VOLUMEN XV 

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