En esta entrada exponemos algunos de los sistemas de copiado de escritos utilizados antes de la moderna fotocopiadora; sobre este tema ya habíamos presentado una breve noticia el 8 de mayo de 2008.
Para obtener una copia idéntica al original hacen falta tres elementos básicos: el papel o soporte original, el papel copiativo y la tinta copiativa. Y, además, el elemento, mecánico, fotostático o químico, que facilite la transferencia del escrito del soporte original al de destino.
En particular, hoy haremos referencia a las tintas que se conocen como copiativas.
En nuestra antigua entrada dimos detalles acerca de las prensas para copiar, algunos de cuyos párrafos transcribimos a continuación:
Las primeras copias de originales datan de 1778, cuando James Watt hizo la prensa de base plana que confeccionaba una copia a partir de un papel absorbente tratado con una solución fijadora, facilitando mucho el trabajo en oficinas y comercios. La copia quedaba impresa en el copiador, un libro con hojas de papel de cebolla o de papel japonés en blanco, que debía ser previamente diligenciado y sellado en todos sus folios por el organismo competente.
Para realizar la copia se introducía el original, escrito en tinta copiativa, en el libro copiador, detrás de la hoja de papel de cebolla. Encima se ponía una tela húmeda para facilitar la copia. Una vez que el original estaba dentro del copiador, éste se metía en la prensa en la que permanecía algunas horas para que se calcara el original. Este libro copiador actuaba como un registro alfabético de salida de documentos, gracias al índice de sus páginas finales o iniciales.
Las prensas, generalmente, iban colocadas encima de una pequeña mesa con un cajón. Eran normalmente de hierro fundido, y por consiguiente de gran peso. Estaban fijadas con tornillos a la mesa que las soportaba.
Ahora no referiremos a las tintas copiativas. Éstas últimas son "soluciones concentradas de materia colorante, por lo que el depósito que se asienta sobre el papel a escribir, puede ser calcado o copiado por simple presión."
Una fórmula posible para hacer una tinta copiativa es la siguiente:
Ácido tánico: 23,4 gramos
Ácido gálico: 7,6 gramos
Sulfato ferroso: 30,0 gramos Ácido fénico: 2,0 gramos
Azul solunle (Schultz 539): 7,0 gramos
Glicerina o glucosa: 10,0 gramos
Agua destilada c.s.p.: 1 litro
Se observa que la composición cualitativa es similar a la de las tintas ferrogalotánicas, pero cuantitativamente es doble, amén del agregado de glicerina o glucosa, que actuan como humectante.
Hay otras tintas que son susceptibles de ser empleadas en la copia de textos y/o gráficos. Tal por ejemplo, las tintas hectográficas.
El hectógrafo es un procedimiento para la obtención de copias. Se trata de una mezcla de cola o arcilla con glicerina que presenta una superficie suficientemente húmeda para fijar un colorante. Se pone en contacto con ella la figura, dibujo o escrito a reproducir, que debe estar confeccionado con una tinta especial: se usan soluciones acuosas, concentradas de cristal violeta 516 o similar.
Hasta hace pocas décadas, cuando todavía no se había extendido el uso del mimeógrafo en las escuelas, los docentes utilizábamos este recurso con mucha frecuencia, para repartir entre nuestros alumnos el material didáctico con el que queríamos que trabajaran en tal o cual ejercitación.
Había hojas hectográficas de fabricación comercial, que adquiríamos en las librerías, o bien podíamos maufacturarlas en casa.
Para finalizar, haremos referencia al conocido papel carbónico.
El papel carbónico consiste en una fina hoja de papel o plástico recubierto con una mezcla de aceites, ceras y pigmentos. Su manipuleo es desagradable por lo desaseado, las copias se borronean fácilmente, y no son satisfactorias cuando se requieren más de 10, por lo cual siempre se trató de obtener un material superior.
En 1960 apareció el "solvent carbon", en el que la capa cerosa es reemplazada por una capa esponjosa de resina, que contiene en sus poros pequeñas gotas de una tinta semejante a la mecanográfica. Al usarla, la presión del elemento escritor hace que la tinta sea liberada y absorbida por la hoja destinada a la copia. Este papel tiene una larga vida, y las copias no se borronean; las escrituras son bastantes difíciles de borrar. Este papel debe su nombre al método de fabricación, en el que la hoja soporte se cubre con una mezcla de cloruro y acetato de polivinilo en un solvente orgánico en el que se ha suspendido la tinta. El solvente se evapora, dejando una capa que puede ser manipulada mucho más satisfactoriamente que los carbónicos grasosos convencionales.
El primer intento comercial para eliminar el papel carbónico utilizaba hojas copiadoras coloreadas, recubiertas de una cera opaca blanca. La acción del elemento escritor o del tipo de la máquina transfiere la cera a la copia y expone el papel colreado. El procedimiento no tuvo éxito debido a que la capa cerosa era sensible al manipuleo y al calor.
Una solución práctica se obtuvo en 1951 con la introducción del papel "N.C.R.", en el cual la hoja activa está cubierta con una capa de un reactivo químico encapsulado, y la de la copia con una arcilla de tipo especial: cuando se presionan una contra otra, las cápsulas se rompen, y vuelcan su contenido en la arcilla, donde se desarrolla el color.
En octubre de 1962 la compañía "3M" introdujo el "Action Paper", en el que existen ciertos reactivos, que reaccionan produciendo color. Es un papel muy sensible al manipuleo; la copia aparece en ambas fases; no puede borrarse por abrasión.
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