Egresada Promoción 1963
Los recordatorios de las víctimas
del terrorismo de Estado
“¿A qué género responden estos textos que, con una insistencia inclaudicable, reaparecen día a día en la página de un solo diario?”, se pregunta el autor de este ensayo sobre los recordatorios de desaparecidos que, en Página/12, “solicitan el derecho a la muerte escrita”.
Por Luis Gusman
[...] los recordatorios publicados en Página/12 utilizan algunos de estos procedimientos fúnebres, pero no se subsumen ni se reducen a ninguno de ellos en particular. Por su fugacidad, forman parte de la esquela, que los diferencia de la inscripción en la piedra del epitafio. Entre estos procedimientos, podemos citar específicamente el código visual y el gráfico. La publicación de las fotos en los recordatorios de Página/12 y lo que se llama el marco austero, con su límite gráfico, recuerda los bordes mortuorios del aviso fúnebre tradicional –marco que con el tiempo se fue reduciendo a una sola línea negra–. Sin embargo, hay una diferencia para tener en cuenta: los recordatorios de Página/12 no toman la dispositivo del aviso fúnebre, su aspecto “caligramático” [...]
Estos recordatorios transmiten cada aniversario la actualidad de esas desapariciones; más que recordarnos a los muertos, nos revelan la evidencia de un discurso que, por más estereotipado y retórico que sea, sigue vivo. Estos textos breves, en muchos de los cuales apenas figuran un nombre, una fecha y una fotografía, son difíciles de clasificar discursivamente.
Escritos en el cruce de géneros, donde se mezclan desde un salmo hasta un poema, los recordatorios exceden a la plegaria, pudiendo incluso llegar a tomar la forma de una carta o de una solicitada. Como puede observarse, no se trata de leyendas que pertenezcan a una organización política; excepcionalmente, pueden aparecer firmados por una entidad sindical. Tampoco podrían reducirse al ámbito de los vínculos familiares. Si bien recuerdan los lazos de amistad, los exceden, puesto que incluyen la categoría política de “Compañeros”. No poseen una única definición, pero como si brotaran del fondo de la tierra, cada día de cada aniversario se multiplican hasta la repetición. ¿Pertenecen a un género inclasificable? Me inclino a pensar que no se trata de una cuestión de catálogo, sino del lugar ectópico que estos impresos ocupan respecto de los textos que podrían incluirse históricamente dentro del género para la muerte.
“¿Quiénes te secuestraron? ¿Adónde te llevaron? ¿Qué hicieron con vos?”, son tres preguntas que afectan a la especie humana, por medio de las cuales muchos de estos recordatorios solicitan el derecho a la muerte escrita. [...]
En el polo opuesto de lo elíptico, la denuncia sigue ocupando un lugar principal, pero sucede generalmente que, junto a ella, la “poetización” ocupa el lugar de cierta manifestación afectiva. Así, es posible encontrar en muchos de los recordatorios un carácter poético, bajo la forma de metáforas tales como las de los sueños y los ideales perdidos. De esta manera, los ideales de lucha también se pueden transformar en una abstracción. En otros textos la muerte adquiere cierta “universalidad” que la torna abstracta y que sólo se vuelve concreta por los objetos cotidianos que nombra y por la contigüidad siniestra que los precede. [...]
La frase de Juan Gelman, “Hay un funeral que resolver”, queda invertida por estos textos que son algo más que un recordatorio, algo más que la sustitución de un epitafio ausente. En ellos, la denuncia conserva un valor genuino que excede la neutralización mediática. Una figura recurrente es la elipsis. Expresiones tales como “ausencia forzada”, “detenido-desaparecido” o “te arrancaron de nuestro lado” son eufemismos cuyo valor crítico o de consigna a veces no es suficiente. Sería más claro decir “asesinado”, ya que en alguno de estos impresos-denuncias se dice “los asesinos” con referencia a los agentes del terrorismo de Estado. [...]
Estos recordatorios nunca son estéticos, aunque a veces utilicen elementos estéticos –poesías, letras de canciones, citas del Evangelio o literarias–. Tienen una estructura monótona, repetitiva y estereotipada. No podría ser de otra manera: si hay algo en ellos de ese real, van a retornar una y otra vez como la marea, aunque el agua del mar o del río devuelva los cuerpos irreconocibles.
Fragmentos del artículo “El derecho a la muerte escrita”, publicado en la revista Conjetural, Nº 42.
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Los recordatorios ahora forman parte de un libro llamado Poesía diaria. Porque el silencio es mortal. (2007). Recopilados por Virginia Giannoni —que eligió doscientos ocho de los cuatro mil recordatorios que posee—, con prólogo de Adolfo Pérez Esquivel y de las Madres de Plaza de Mayo, la publicación bilingüe de Editorial Retina es un diario íntimo colectivo de un dolor que cambia, pero que no olvida.
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