28/4/08

Contenido del sector más antiguo

Tapa encuadernada de un libro copiador
horadada por derméstidos

¿Qué contiene nuestro archivo?

Todavía no lo sabemos con exactitud. Sin embargo, al mudarlo, hemos mirado las etiquetas y las carátulas de libros, cartapacios y biblioratos, para tratar de respetar la disposición física que tenían originalmente. Así, podemos enumerar algunos de los tipos más antiguos de documentos almacenados:

Libros copiadores de notas enviadas.
Libros copiadores de títulos emitidos.
Carpetas de notas recibidas.
Fojas profesionales de personal docente.
Cuadernos de actuación profesional docente.
Circulares del Ministerio de Educación (o, en su tiempo, de Instrucción Pública).
Manuales de procedimiento administrativo para escuelas.
Legajos de alumnos.
Legajos de personal.
Libros de actas destinados a diferentes propósitos.
Estados contables muy diversos.
Planillas de sueldos correspondientes a todo el período que la escuela perteneció a la jurisdicción nacional.
Registros de alumnos matriculados.
Registros de alumnos de escuelas privadas que rendían exámenes en este establecimiento en condición de adscriptas al mismo.
Registros de alumnos egresados.
Libros calificadores de alumnos.
Libros de actas de exámenes.
Registros de Instrucciones al personal.
Inventario de Biblioteca, Mapoteca y Museo escolar.
Fotografías.


Debemos reconocer, con gran aflicción, que el deterioro producido por una de las plagas que mayores perjuicios nos causa (“derméstidos”[1]) es realmente desmesurado en el caso de los libros de mayor antigüedad. Si bien próximamente se las combatirá con los productos adecuados y es probable que podamos exterminarlas en sucesivas campañas a medida que las larvas se desarrollen, el daño ya producido en hojas y encuadernaciones es absolutamente irrecuperable. Esta larva excava galerías sinuosas muy visibles en libros y legajos, y puede hacer verdaderos estragos tanto en el papel como en el cuero de las encuadernaciones. (Véase la ilustración más arriba)

[1]“Los coleópteros -Coleoptera- incluyen a los escarabajos, juanitas o boticarios, cascarudos, luciérnagas, tucos, bichos cortadores, gorgolos o picudos, catitas, taladros, etc. Es el orden más numeroso, que abarca una cuarta parte de todos los animales conocidos e incluye el grupo más grande de insectos que atacan libros. Una de las familias que lo componen es la de los derméstidos o dermestidae, generalmente de entre 2,5 y 5 mm., ovales y más bien convexos, con revestimiento escamoso o piloso que se distribuye sobre el cuerpo formando manchas. Los adultos de algunas especies comen polen, pero las larvas (densamente pilosas, con cerdas largas que frecuentemente se agrupan en mechones en la parte posterior del cuerpo) son perjudiciales, pues pueden devorar plumas de aves embalsamadas, colecciones entomológicas, alfombras, tapizados, cueros, pieles, alimento almacenado, etc. La especie Dermestes lardarius, probablemente presente en la Argentina, ataca encuadernaciones de cuero y pergamino. La hembra pone entre 40 y 80 huevos, directamente sobre el libro. Otras especies del género Dermestes que se encuentran en la Argentina son D. ater, D. maculatus y D. peruvianus, con características biológicas parecidas a las de D. lardarius, por lo que probablemente causen el mismo daño. Otros géneros de derméstidos perjudiciales en bibliotecas y archivos son Anthrenus y Attagenus”. (Fuente: Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Asociación Ciencia Hoy. “Insectos en Bibliotecas y Archivos. Principales especies de insectos perjudiciales para las colecciones de bibliotecas y archivos y algunos depredadores naturales que ayudan a controlarlos.” Autores: MIREYA MANFRINI DE BREWER - CLAUDIO A. SOSA. Centro de Investigaciones Entomológicas, FCEFYN, Universidad Nacional de Córdoba.)

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