EL QUIOSCO
DE LA ESCUELA NORMAL DE QUILMES
MINAS Y CARMEN CURTIS
Prof. Chalo Agnelli
En las escuelas argentinas durante muchos años los quioscos fueron un factor necesario para emprender mejoras y acopio de material didáctico. Explotados a veces por las Cooperadoras, otras por concesiones, siempre jugaron un papel distintivo entre docentes y alumnos. La Escuela Normal de Quilmes tuvo un quisco muy característico, que si bien aún prevalece, no es de aquel señor Minas Curtis que inició su trabajo de 'caramelero' y 'sanguchero' desde las puertas de la Escuela. En el libro "Historia para un Centenario" no lo dejamos afuera, por cierto, a continuación se transcribe ese breve texto en que contamos muy brevemente su historia.
CARAMELERÍA PROF. JUAN MANUEL COTTA
Este quiosco nació en 1930. El señor Curtis, junto a las rejas que rodeaban la escuela, vendía golosinas y emparedados a los alumnos a la entrada, a la salida y durante los recreos en que los estudiantes se paseaban por los jardines que rodeaban la escuela. Un día el profesor Cotta que veía a ese cuentapropistas, consecuente, día tras día a merced del frío invernal, bajo la canícula del verano y a veces sorprendido por algún chaparrón, le ofreció entrar en la escuela y se quedó para siempre.
En 1947, con tan solo 10 años, la hija del Sr. Curtis, Carmen, tomó las riendas de la pequeña empresa y la condujo durante casi 60 años. Una de las características que mantuvo fue revivir en sus paredes los recuerdos con fotografías, recortes periodísticos y notas de personalidades que pasaron por la institución y se proveyeron en ese quiosco de una vianda matinal, una merienda temprana o de una golosina para llevar a sus hijos.
El quiosco de la Escuela Normal de Quilmes fue declarada de Interés Público por la Asociación de Quiosqueros de la República Argentina por permanecer durante 75 años en manos de la misma familia. Cuando murió Curtis toda la Escuela: autoridades, alumnos y ex alumnos le rindieron un homenaje en la calle Mitre.
Todos hacen la historia, desde el gran político, el notable docente hasta el anónimo operario y también el trabajador que dentro de una institución traba un enlace de equilibrio imperceptible, pero que acaba por ser necesario. El quiosco o la "caramelería", como se titulaba, tuvo razón social, fue "Prof. Juan Manuel Cotta" en honor a quien fue un benefactor para la familia Curtis, permitiéndole al Sr. Minas Curtis ingresar a las instalaciones protegido de la lluvia, el frío y la canícula estival. Esta factura Nº 0000 fue un obsequio que la señora Carmen Curtis hizo a la señora Blanca Cotta hija del segundo rector que tuvo la Escuela Normal, el 7 de mayo de 1992, con un mensaje de entrañable gratitud y poesía. Un aporte más a la Historia para el año en que esta Institución Centenaria recuerda los 100 años de la primera promoción de egresados (aunque el apellido de la concesionaria figura en la factura como 'Courtis', Carmen firma Curtis).
Factura gentileza Sra. Blanca Cotta
Fuente: EXANQUI, "Historia para un Centenario / 1912-2012" Ed. Jarmat, Quilmes, 2012.
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