9/4/12

OTRAS NORMALES, OTROS CENTENARIOS
La Escuela Normal de San Isidro (Catamarca) 
festeja su centenario 

Con una gran concurrencia de público e invitados especiales, se llevó a cabo en la noche del viernes en la plaza General San Martín de la localidad de San Isidro, Valle Viejo, el acto de lanzamiento de los festejos por los cien años de la Escuela “Gobernador José Cubas”. En la oportunidad hizo uso de la palabra en representación de la comunidad educativa, el vicedirector del establecimiento, Luis Vera, quien brindó datos sobre la historia de la señera institución escolar haciendo referencia a la importancia que tuvo para la comunidad chacarera su implementación, dando además detalles de la programación que se realizará durante el año en el marco de esta celebración.

Al término del acto, los alumnos realizaron diversas presentaciones de números artísticos de canto y baile. El acto central se realizará el próximo 19 de mayo con un desfile, en el que participarán los alumnos de los tres niveles de esta institución, las promociones de egresados de años anteriores y hasta fin de año se llevarán a cabo diversas actividades culturales, recreativas y deportivas en distintos sectores del departamento.

El centenario de la fundación de la Escuela Normal de San Isidro fue declarado de interés parlamentario por la Cámara de Diputados de la Provincia y de interés departamental por el Concejo Deliberante y Poder Ejecutivo de Valle Viejo.

También en homenaje a este establecimiento, el campeonato de la Liga Chacarera de Fútbol fue denominado “Centenario de la Escuela Normal Gobernador José Cubas”.

Historia

La escuela "Gobernador José Cubas", tiene sus comienzos en el año 1869, cuando en la localidad de San Isidro se instaló una escuela pública primaria para varones (el 1º de mayo). En el año 1873, inició su labor docente para niñas. 

En el año 1900 ambas escuelas se unieron, cuando se creó la “escuela graduada inferior” de San Isidro. El establecimiento funcionó en distintos lugares hasta que se construyó el edificio entre los años 1902 y 1908, ubicado en frente de la plaza de la localidad de San Isidro, donde actualmente se realiza el dictado de clases.

Se realizaron distintas gestiones para crear una escuela normal en la localidad, éstas estuvieron a cargo de Dermidio Narváez, quien fuera vice gobernador de la provincia en esos años, con una repercusión favorable en el gobierno nacional, ya que la incluyeron en el presupuesto nacional para el año 1910.

En el año 1912 se inauguró la primera “Escuela Normal Rural de San Isidro”, marcando un gran adelanto para la comunidad rural que carecía de una institución de enseñanza secundaria y permitía que los jóvenes se capaciten para poder desempeñarse como maestros rurales en campaña.

En 1936, el gobierno nacional obtuvo una finca cercana al edificio escolar donde se instaló el “anexo granja”, lugar en que actualmente funcionan los niveles: inicial, secundario y terciario. 

Sede actual
En mayo del año 2002, se realizó el acto de inauguración de la “Escuela Normal Rural de San Isidro”, siendo la primera de carácter rural de la provincia, constituyendo un gran adelanto para la comunidad rural de Las Chacras.

La escuela tuvo distintas denominaciones desde su fundación: Escuela Rural, Escuela de Sub Preceptores, Escuela Normal de Preceptores, Escuela de Adaptación Regional, Escuela Normal Regional Nacional luego, con la transferencia educativa a la provincia, se dividió en cuatro niveles inicial, primario, secundario y terciario.

Es importante recordar que esta escuela fue la primera escuela normal tipo rural de la provincia; el título más importante era el de Maestro Normal Regional Nacional entre los años ´50 a ´70. Este título era muy apreciado por los egresado ya que les permitía desarrollar tareas en escuelas rurales e inclusive ascender a funciones directivas ya que existían muy pocas escuelas regionales en la Argentina.

Entre los egresados de esta escuela no sólo hubo profesores y directivos sino también importantes funcionarios que se desempeñaron en el ámbito de la política y la economía. La escuela también ha sido cuna de grandes profesionales en la medicina, científicos, un vicegobernador, diputados, senadores provinciales y nacionales que hasta el día de hoy se desempeñan en el contexto provincial.

Nombres como Rony Raiden, destacado médico, Emilio García Giralt, titular de la Fundación Oncológica-Doctor Emilio García Giralt; un ex directivo que llego a ser gobernador de la provincia como el Interventor Federal de Catamarca Dr. Félix Antonio Názar, son los nombres que se cuentan entre los egresados de la centenaria escuela.

Un estudiante de magisterio en Catamarca, 1920
Antonio Taire
EL MARTIR DEL PERIODISMO Y LOS DERECHOS ESTUDIANTILES 

Aunque cueste creerlo, el suyo fue el funeral más impresionante que haya presenciado Catamarca. Era un huérfano oriundo de El Portezuelo y tenía sólo 18 años. Una corta edad muy intensamente vivida. Al punto que no hubiese extrañado que este joven hubiese sido el líder de esa generación de catamarqueños. 

Antonio Taire cursaba el Cuarto Año de la Escuela Regional de Maestros (la actual Normal “Fray M. Esquiú”), integraba la Federación Estudiantil que propiciaba por esos días una prolongada huelga en las aulas, contra la rígida educación de la época. Era también el director del periódico “La Voz del Estudiante”, donde se publicó el artículo que motivó su martirio. 

En el marco del movimiento estudiantil inspirado en la rebelión intelectual de la Reforma Universitaria de 1918, con epicentro en Córdoba y otras ciudades universitarias, la educación “rutinaria, libresca y teórica” de Catamarca despertó del letargo de la mano de un grupo de jóvenes encabezado por Antonio Taire. 

La educación universitaria era, para los catamarqueños de comienzos del siglo XX, una cuestión reservada sólo para la clase pudiente que podía enviar a sus hijos fuera de la provincia, por lo que la Secundaria era el máximo nivel al que la mayoría podía aspirar. 

Los hechos se sucedieron durante el gobierno del radical Ramón Clero Ahumada, entre 1919 y 1920. Éstos tuvieron un cierre de luto, pues la rebelión áulica propiciada por los estudiantes normalistas quedó trunca por el asesinato de su líder natural. 

La protesta estudiantil tuvo su origen en las aulas de “la Regional”, y en particular iba dirigida a algunos profesores que, según los alumnos, cometían excesos. Esto dividió a los docentes: algunos la apoyaban, otros no y la mayoría se abstenía. Una figura pública –también poco considerada en la historia “oficial” catamarqueña- fue decisiva en la propagación del movimiento estudiantil hacia otras escuelas de la ciudad: Electo Brizuela. Brizuela era el vice-director de La Regional y el editor responsable de otro órgano de prensa que apoyaba a los estudiantes: “El Maestro”.

Los compañeros de la Escuela Normal de San Isidro, la Normal de Maestras, el colegio Nacional y la de Artes y Oficios pronto adhirieron al movimiento y mandaban sus representantes a las reuniones de la Federación.

Por las compañeras

El gobierno nacional tomó intervención dos veces enviando inspectores para verificar las irregularidades en el curso lectivo, pero no tuvo resultados fructíferos. En medio de esta situación, “La Voz del Estudiante” publicó un artículo titulado “Nuestras compañeras”, que condenaba a una directiva de la Normal de Maestras que había impuesto un rígido sistema disciplinario. Era la “señorita” Julia Gómez, quien se sintió profundamente agraviada por la publicación.

Las páginas de El Día y El Imparcial –dos de los principales periódicos de la ciudad- rescatan en sus páginas los acontecimientos en que mataron a Taire.

Un individuo de mediana edad interceptó al joven director de “La Voz del Estudiante” para pedirle que se retracte de sus dichos. “Soy el novio de la vice directora de la Escuela Normal de Maestras”, se identificó. 

Taire no había escrito el artículo, pero protegió al editor responsable. “Y yo soy el director del periódico, pero no el autor de la nota, así que no me corresponde darle nada. Haga usted lo que quiera”, -le dijo- ante la insistencia del malevo. Y fue entonces cuando recibió una bala que le perforó los intestinos. El victimario era Dalindo Mercau Orozco. Se entregó a la policía, pero lo soltaron impunemente a las pocas horas. 

La muerte del valiente Antonio Taire ocurrió tres días después -el 5 de agosto de 1920- en el Hospital San Juan Bautista. El Consejo de Educación clausuró las actividades, igual que el comercio y las instituciones, los periódicos nacionales como La Nación, La Voz del Interior y Los Principios enviaron corresponsales para cubrir las incidencias del caso, y todas las autoridades –incluidos el gobernador y el obispo- asistieron al velorio. 

Las crónicas de la época recuerdan que unas veinte mil almas acompañaron la capilla ardiente. A pie, desde el Aula Magna de su escuela hasta el Cementerio, cargaron su féretro en una espectacular demostración de afecto muy bien organizada y con participación de todos los sectores de la sociedad. 

También la Injusticia hizo lo suyo: no hay en los archivos policiales ni en los Tribunales prueba alguna de la ocurrencia del hecho. Claro, faltó decir que el novio de la vice-directora agraviada actuaba como secretario de un juez. 

Lo que sí es verdaderamente increíble es que tras el asesinato del joven Taire, el fuego se apagó. Ninguno de sus compañeros de lucha continuó firmemente con el ideario impulsado por este gran catamarqueño. Por eso la huelga quedó en el olvido, como también el nombre de Taire –apenas rescatado en el nombre de una calle en el Cuartel Quinto de la ciudad- y en un recóndito club de fútbol que militó en la Liga Chacarera en los años `60.

Antonio Taire fue el primer mártir del periodismo catamarqueño y el pionero de los movimientos que reivindican los derechos del estudiante.

Publicado por Revista Express de El Ancasti, 28-03-2010

Chavarría M., Libro De Oro De La Escuela Normal De Catamarca. Edición de los egresados, Buenos Aires, 1953.

No hay comentarios:

Publicar un comentario