20/10/25

Historia Oral y Educación: Cuando los jóvenes se apropian del pasado.
por Laura Benadiba *
(Fragmentos)


Ronald Fraser en su libro Recuérdalo tú y recuérdalo a otros (1) nos dice: “Una adolescente muy inteligente ha oído una y otra vez las historias que cuenta su abuela sobre cómo los rojos persiguieron a su familia de terratenientes, sobre la ejecución de algunos miembros de la misma mientras otros se escondían, sobre sus propios sufrimientos cuando era niña y aún no tenía la edad que hoy tiene su nieta…Y finalmente la adolescente no puede aguantar más y dice que las opiniones de su abuela sobre la guerra civil son totalmente erróneas, propias de facciosos, y, de hecho, prácticamente fascistas. Para demostrar que lo que dice es verdad echa mano de las certezas que ha aprendido en la escuela hasta que su abuela se desespera y rompe a llorar al ver que, en los últimos años de su vida, una nieta suya niega toda la validez de su propia “historia”…Entonces, se pregunta Fraser, ¿De quién es la historia? ¿De quiénes la han vivido o de quienes la han escrito? Ni de unos ni de otros, por supuesto, porque no pertenece a nadie, sino que es un debate continuo, de duración indefinida”

A estas últimas preguntas que se hace, y que nos hace Ronald Fraser, le agregaría otras: ¿los que no vivimos conscientemente esa historia, o los que ni siquiera habían nacido, cómo podemos entrar en ese debate, qué rol ocuparíamos en él? ¿Esa historia también nos pertenece?

[...]

En el año 1889, por medio de sus autoridades, el Consejo Nacional de Educación consideró que era “conveniente revivir en el corazón de la juventud el recuerdo de los días de gloria para la patria, formando para ello programas especiales en los cuales se prestaba la atención más señalada a la Historia Nacional”. Es así cómo la institución escolar, desde sus orígenes, constituyó el espacio para la construcción de identidades colectivas, especialmente aquellas concentradas en torno a la idea de Nación.

Como docentes sabemos que la escuela, además de ser un ámbito clave para la transmisión de conocimientos específicos, lo es también para la transmisión de valores y normas sociales.

[...] 

Otro objetivo fundamental de la escuela es fomentar la investigación y el desarrollo del pensamiento crítico y autónomo de sus estudiantes. Por ello, debe convertirse en un ámbito en el que los chicos y adolescentes experimenten los métodos, técnicas y habilidades necesarias para elaborar un proyecto de investigación tanto en su presente escolar como en su futuro como investigadores y ciudadanos.

Por medio de la Historia Oral los alumnos recuperan las memorias de hombres y mujeres corrientes, sus abuelos, sus maestros, sus vecinos, y comprueban las diferentes visiones que los protagonistas tienen sobre un mismo hecho o proceso. Así pueden acceder a explorar las memorias construidas y resignificadas más allá del poder, constatar la diversidad de formas de vivir un acontecimiento, en definitiva, comprender que las experiencias condicionan nuestra manera de interrogar y de construir el pasado.

(1) Fraser, Ronald: Recuérdalo tú y recuérdalo a otros: Historia oral de la Guerra Civil Española. Editorial Crítica, Barcelona, 2007, Prólogo, página X.

*Presidenta de la Asociación Otras Memorias, Directora del Programa de Historia Oral de la Escuela ORT. 
www.otrasmemorias.com.ar   

Fuente: Primeras Jornadas de la Revista Conflicto Social – 27 y 28 de Octubre de 2012. Políticas de la Memoria o Toma de Conciencia: Concordancias y Divergencias. Conflicto Social, Año 4, N° 6, Diciembre 2011.

(El destacado nos pertenece)

RONALD FRASER HA MUERTO

Por Jaume FABRE. De La Lamentable.org [Tomo de ahí el texto]

(1930-2012)

“Quería ir más allá de la historia de los dirigentes, que es la que casi siempre se hace, porque los dirigentes tienen una representación política y sindical que depende y tiende más a la justificación que al recto objetivo. Me interesaba más conocer el punto de vista de la gente del pueblo, la que ha hecho realmente la historia y la que ha sufrido más duramente sus consecuencias. Es gente que difícilmente dejará nada escrito y por ello es importante recoger sus testimonios ahora que aún están vivos”.

"Ronald Fraser me explicaba su punto de vista en una entrevista que le hice durante las jornadas del multitudinario Coloquio Internacional sobre la Guerra Civil Española que tuvo sus sesiones en el Palacio de Congresos de Barcelona un fin de semana de abril del año 1979. La sala grande estaba a rebosar, con mucha gente de pie.

Fraser, ex periodista, escritor “manqué” –como acostumbraba a decir— e historiador alejado de los ambientes académicos, había merecido el honor de figurar en aquel coloquio junto a Pierre Vilar y Pierre Broué como responsable de una de las tres únicas ponencias presentadas. Acababa de aparecer en España su libro Recuérdalo tu, y recuérdalo a otros, donde había recogido 250 testimonios de “gente corriente” sobre la guerra civil española. Para escribirlo, había venido a España el verano de 1973. Llevaba en el bolsillo un contrato con doce editoriales que le habían avanzado sus derechos de autor. Con ese dinero pudo trabajar dos años pero se quedó tres años más, sin recursos y pasando serias dificultades económicas. Su libro marcó un antes y un después en la investigación histórica, tanto por las reticencias que existían entonces sobre la denominada “historia oral” como por su mirada sobre los ciudadanos de a pie, dos planteamientos entonces absolutamente novedosos. Para mí, entonces un muy joven historiador/periodista, fue una revelación que marcó también todo mi trabajo futuro.

Ronald Fraser murió el pasado viernes 10 de febrero en Valencia, donde vivía desde finales de los ochenta con la historiadora Aurora Bosch, de quien acaba de aparecer su último libro (Miedo a la democracia, ed. Crítica) una interesante investigación en los archivos norteamericanos sobre el papel de los embajadores de los Estados Unidos en España durante los años de la Segunda República. Un libro que pone en evidencia como no se enteraban, o más bien no se querían enterar, de nada que fuera más allá de los intereses económicos de su país, y de como el lobby católico estadounidense condicionó las tomas de posición del presidente Roosevelt respecto al franquismo." (Antón Castro)

"Escribió historia con la agudeza de ingenio de un novelista, el método de un antropólogo y la visión crítica de un periodista político. Su última y monumental obra, La maldita guerra de España (Crítica, 2006), una historia social de la guerra de la Independencia, es la mejor muestra de esa pasión intelectual por nuestra historia que atravesaba disciplinas y períodos.

Uno de los principales valores de su obra, y es por lo que muchos la admiramos desde nuestra primera lectura, es que transmitía las entrevistas como narraciones, con un estilo y lenguaje que sintetizaba de forma magistral la doble faceta objetiva y subjetiva de la historia. Con su obra en la mano, era más fácil defender que la historia oral era algo más que una sub-disciplina de la historia, luchar frente a la resistencia e indiferencia que las fuentes orales suscitaban, y suscitan, en una profesión dominada por la veneración del documento escrito.

Ronald Fraser era un hombre del mundo, nacido en Hamburgo en 1930, de padre escocés y madre norteamericana, educado en Inlaterra, Estados Unidos y Suiza, que vivió los últimos 25 años en Valencia con la historiadora Aurora Bosch. Ronnie me honró con su amistad, en Londres y en España, y para mí siempre fue un referente en el aprendizaje de cómo imaginar y escribir historias. Yo lo recordaré y se lo recordaré a otros." (Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, del artículo que ha publicado en ‘El País’ sobre Ronald Fraser (1930-2012).
 
Foto: crédito a quien corresponda.

10/10/25

Giovanni Levi 
Sobre la microhistoria (V)

Conferencia sobre Microhistoria en el Instituto de Investigaciones Historico-Sociales de la Universidad Veracruzana, Xalapa, México; jueves 18 de noviembre de 2010.

Video: duración 57 min. 4 seg.



Giovanni Levi 
 Preguntas y comentarios sobre Microhistoria

Video: duración 31 min. 12 seg.

9/10/25

Historia Oral
GUYNS PRYNS

Compilación Prof. Raquel Gail 

Nos encontramos con que, dentro de la historiografía, la Historia Oral es mirada de diversas formas, siendo resistida por algunos sectores, ejemplo de ellos es lo expuesto por Arthur Marwick: La historia con fuentes no documentadas como la Historia Oral, sería tal pero de diferente calidad (idea p. 146). Al parecer, existiría un grupo de historiadores que abraza los supuestos decimonónicos de Ranke, jerarquizarían las fuentes, donde el documento escrito y oficial ocuparía el primer peldaño, en detrimento de la historia oral que se encontraría unos varios más abajo.

Frente a estos supuesto han aparecido diversas respuestas. Una de ellas es la de Paul Thompson, quien ve en la Historia Oral una alternativa para acabar con aquella historia excluyente “desde arriba” en virtud de una historial social incluyente. Jan Vansina, reconocido exponente de la Historia Oral en África, mantiene el argumento expuesto por Marwick, donde se privilegia el texto escrito y el relato oral sólo se presenta como un buen acompañante en ausencia del primero, como un excelente complemento, pero difícil de validar por sí solo.

“Los Historiadores tradicionales, obsesionados por la documentación, se interesan en sus fuentes por tres cualidades que no posee la información oral. Insisten en la precisión formal. Resulta importante ver la naturaleza estable de la evidencia. Un documento es un objeto. No existen dudas sobre lo que el testimonio, físicamente, es, ya que la forma se encuentra fijada […] esto le proporciona la segunda cualidad buscada, la precisión cronológica” (p 151).

Una crítica metodológica que se le hace a la Historia Oral es el hecho de que presenta dificultades para explicar el cambio, uno de los principales objetos del estudio de la historia, aunque no menor sería lo que sí está dentro de su campo de acción, la continuidad, muchas veces mal considerado como obvio, pero que de igual manera presenta dificultades (p 152).

El autor plantea la siguiente inquietud ¿qué se entiende por Historia Oral?, frente a lo cual responde que es aquella evidencia que se obtiene por el relato oral, que permanece por generaciones. Otra forma sería el recuerdo personal, que tiene un marcado acento individual. La tradición oral se desmarca de ésta, por “la manera de la trasmisión de grandes cantidades y formas específicas de información oral de generación en generación, requiere tiempo y un esfuerzo mental considerable, por tanto debe tener un propósito” (p 153). Será este propósito el que se interpreta de diversas formas, algunos autores hablan de motivaciones cognitivas; otros, como Durkheim, de la reproducción de la estructura social. El autor distingue cuatro tipos de tradición oral, dos que son por memoria, la Poesía (incluyendo canciones) y listas; y fórmulas (nombres, refranes, etc.). la primera se mantendría congelada, mientras que la última sería de tipo libre. Las otras dos no serían aprendidas de memoria, corresponderían a la Épica, de tipo congelada; y la Narrativa de tipo libre.(p. 154 esquema).

Un peligro con el cual se enfrenta la Historia Oral es el de “invención de la tradición”, para lo cual el autor plantea que “no hay que confiar ni en la fiabilidad del testimonio oral que no cuente con otros apoyos, ni en nuestros predecesores en la indagación, a no ser que hayan dado muestras de ser conscientes del problema. Y desde luego, no se trata de un problema que sea exclusivo de la historia oral” (p 163).

“Muchas de las críticas de los historiadores obsesionados por la documentación escrita dicen que los recuerdos personales son muy dados, en el caso de personas famosas, a autojustificaciones muy útiles a posteriori, y, entre la gente poco importante a lapsus de memoria” (p. 165). Es este último argumento, el de la fragilidad de la memoria, que hay que reivindicar, dado que la confección del documento escrito puede tener falencias, omisiones y alteraciones, tienen una intencionalidad detrás de sí, por lo que de igual modo no serían del todo fidedignos. En lo que respecta a la memoria, en tanto estudio médico o bioquímico, se encuentra muy poco comprendida, pero los estudios que actualmente existen “tienden a coincidir en que la memoria a largo plazo, especialmente en individuos que han entrado en la fase llamada por los psicólogos de `revisión de vida´ puede ser increíblemente precisa” (p 168).

“Aunque no se trata de un instrumento radicalizador en sí mismo, la información oral en la sociedad contemporánea ha sido muy utilizada por historiadores con un propósito radical, ya que, como señala el mismo Thompson en las primeras líneas de la voz del pasado `toda historia depende en última instancia de su propósito social´, y la Historia Oral reconstruye minuciosamente los detalles de la vida de la gente común” (pp 168-169).

“El testimonio oral permite una evocación descriptiva tan conmovedora sobre lo que representa ser un mexicano pobre, como la obra maestra de Oscar Lewis, Los hijos de Sánchez, pero, de todas formas, al final se encuentra atrapada en la pequeña escala, y no es ahí donde se encuentran las fuerzas formadoras de las teorías de los historiadores” (p 169).

“La fuerza de la Historia Oral es la de cualquier historia que tenga un seriedad metodológica. Esta fuerza procede de la diversidad de las fuentes consultadas y de la inteligencia con que se han utilizado. No se trata de una obligación a exigir únicamente a los historiadores orales, considerados como personas que practican un arte menor” (p 170). “El recuerdo personal permite al historiador dos cosas. En primer lugar algo que resulta obvio: ser un historiador completo, capaz de utilizar fuentes adecuadas para estudiar las diversas problemáticas de la historia contemporánea […] la información oral sirve para comprobar la fiabilidad de otras fuentes, de la misma forma que éstas son su garantía […]. En segundo lugar se da el efecto contrario. La posesión de un `segundo archivo´ rico y variado (por ejemplo, a través de la experiencia personal en lugar de las entrevistas) puede convertir en personas corrientes en un historiador  (p 171). Mi lectura sobre esta larga cita es, primero, que se puede dividir a la hora de analizar un análisis posterior. Segundo, que bajo esta óptica, con la cual a grueso modo estoy de acuerdo, ocurre un fenómeno de democratizar la historia, donde la historia documental/monumental no incluye a personajes que políticamente son de base pero que en verdad son quienes construyen la historia, los que están en la revolución, en los campos de batalla, en la calle, etc. Y por otro lado también democratiza el hacer historia, lo difícil de acceder a una carrera universitaria, o lo exclusivo de algunas documentaciones pero, lo más importante, existe un método, es ahí donde se debe vincular con los supuestos de Bourdieu, hacia allá se debe apuntar, hacia una inclusión tanto de sujetos como de investigadores, pero potenciado la disciplina, por medio de una confección epistemológica, que sea rigurosa, de esta forma se devolverá la voz a quienes por razones políticas se les ha sistemáticamente negado. La disputa por la conceptualización de la historia oral es en un plano epistemológico, parte del debate historiográfico, y dependerá de la postura que se tenga sobre cómo será valorada o no la misma. El autor plantea que por medio de la historia oral es mas fácil estudiar las continuidades.

“La historia oral, con su riqueza de detalles, su humanidad, su emoción frecuente, y siempre con su escepticismo sobre el quehacer histórico, se encuentra mejor preparada para estos componentes vitales de la tarea del historiador: la tradición y el recuerdo, el pasado y el presente” (p 173).

Fuente: http://dc108.4shared.com/doc/allhpoBz/preview.html
Ver nuestra entrada del 21/09/11.


¿Quién es Jan Vansina?

Jan Vansina (nació en Amberes, Bélgica, 14 de septiembre de 1929) es historiador y antropólogo especializado en África. Es la máxima autoridad en la historia de los pueblos de África Central.

Vansina se formó como medievalista y etnógrafo, pero se hizo conocido como uno de los más destacados eruditos africanistas. En su obra, se centra en la historia de las sociedades africanas antes del contacto europeo, y es ampliamente considerado como la máxima autoridad en la historia de los pueblos de África Central. Ha publicado ampliamente sobre el tema.

Vansina obtuvo su doctorado en historia en la Universidad Católica de Lovaina en 1957. Es profesor emérito de la Universidad de Wisconsin, Madison, USA, donde vive.

Vansina ayudó a Alex Haley (el autor de la novela  "Raíces: la saga de una familia norteamericana", de 1976) en el desciframiento de varias palabras africanas que habían sido transmitidas por los ancestros de Haley, determinanando que eran de origen mandinga (Mandinka)

Tal vez por casualidad, Robert Ludlum en su novela de espionaje "El engaño de Prometeo" (2000) cuenta con un personaje llamado Jan Vansina.

Referencias

Vansina, Jan (1965). Oral Tradition. A Study in Historical Methodology (Translated from the French by H. M. Wright). London: Routledge & Kegan Paul.
Vansina, Jan (1966). Kingdoms of the Savanna. Madison, Wisconsin: The University of Wisconsin Press. 
Vansina, Jan (1985). Oral Tradition as History. Madison, Wisconsin: University of Wisconsin Press.
Vansina, Jan (1990). Paths in the Rainforests. Madison, Wisconsin: The University of Wisconsin Press.
Vansina, Jan (1994). Living With Africa. Madison, Wisconsin: The University of Wisconsin Press.
Vansina, Jan (2004). Antecedents to Modern Rwanda: The Nyiginya Kingdom (Translated from the French by the author). Africa and the Diaspora series. Madison, Wisconsin: University of Wisconsin Press.
Vansina, Jan (2004). How Societies Are Born: Governance in West Central Africa Before 1600. Charlottesville, Virginia: University of Virginia Press.
Vansina, Jan (2010). Being Colonized: The Kuba Experience in Rural Congo, 1880-1960. Madison, Wisconsin: University of Wisconsin Press.

Enlaces: 
"History Facing the Present: An Interview with Jan Vansina", by Karel Arnaut and Hein Vanhee (1 November 2001). 
Interview with Jan Vansina, Spring 1994 (requires registration)
Ver en  

Fuentes: http://en.wikipedia.org/wiki/Jan_Vansina (traducción propia)