Resolución 146
Declaración de Monumento Histórico
Escuela Normal para Maestros de Oriente
POR CUANTO: En 1899, durante el gobierno interventor
norteamericano se decide construir una escuela en Santiago de Cuba. Con este
propósito el gobierno dona un terreno en la parte alta de la zona este,
conocido como Loma de Santa Ana, desde donde se contempla una de las vistas más
bellas de la ciudad.
POR CUANTO: Con el apoyo financiero de ciudadanos del estado de
Massachussetts, y teniendo como proyectista principal al ingeniero W. M. Black
del Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos quedo
inaugurada en 1902 la escuela Nº 1 o Modelo de Santiago de Cuba.
POR CUANTO: Inspirada en los modelos arquitectónicos de las
instalaciones educacionales norteamericanas, se caracteriza por ser una
edificación apaisada, bien articulada volumétricamente, con planta en forma de
H y dos niveles; disposición planimétrica y espacial que facilita la
iluminación y ventilación de los locales, la cual constituyó una novedad en su
época. Constructivamente se destaca el uso de la piedra en bloques encuadrados
que imprimen a la fachada y muros perimetrales una textura singular, así como
el empleo de la madera.
POR CUANTO: La unidad de estos elementos conforman una
impresionante edificación, que se inscribe en el estilo neocolonial, como una
vertiente especial, influida por corrientes foráneas, constituyendo una
construcción única de su tipo en Santiago de Cuba.
POR CUANTO: E1 10 de octubre de 1916 la instalación pasa a ser la
Escuela Normal de Oriente, institución que influirá en la formación patriótica,
moral y cultural de decenas de jóvenes maestros a través de su excelente
claustro de profesores entre los que podemos citar al Dr. Francisco Henríquez y
Carvajal [1], amigo de José Martí y expresidente de República Dominicana, a Rafaela
Tornés [2], Max [3] y Camila Henríquez Ureña [4], Enrique Hernández Miyares [5] y el pintor
Rodolfo Hernández Giró [6].
POR CUANTO: Ante las nuevas funciones como Escuela Normal de
Oriente la construcción original resultaba
insuficiente, siendo sometida en el transcurso de los años a sucesivas ampliaciones.
En los primeros años de la década del 20 se construyó la Escuela Anexa,
construcción de estilo ecléctico, así como un área deportiva. En 1929 se ejecuta
otra edificación muy semejante formalmente al edificio principal, la cual estuvo
destinada a aulas. En la década del 50 se amplia la escuela con dos nuevas construcciones.
Un nuevo módulo, el cual se corresponde con los códigos racionalistas y que rompe
un tanto con la unidad estilística del conjunto, y el Local para los
Estudiantes, construido con el financiamiento de los estudiantes normalistas y en
el que tuvo una participación destacada Frank País.
POR CUANTO: El estudiantado normalista desempeñó una destacada
actitud revolucionaria en las diferentes etapas de nuestra lucha de liberación
nacional. Jóvenes como Floro Pérez, Frank País, Pepito Tey, Enma Rosa Chuy,
Alberto Montes de Oca (Guerrilla del Che), José N. Causse, Arturo Duque de
Estrada, entre muchos otros, inscribieron sus nombres para siempre en nuestra
historia.
POR TANTO: En uso de las facultades que le están conferidas por
el inciso 3) del artículo 4 de la Ley No. 2 de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales, de fecha 4 de agosto de
1977, la Comisión Nacional de Monumentos:
RESUELVE
PRIMERO: Declarar Monumento Nacional ante los innegables
valores arquitectónicos e históricos, el conjunto de edificaciones que
conforman la Escuela Normal de Oriente, localizada en la ciudad de Santiago de
Cuba en las manzanas que limitan al norte con la calle Trinidad, al este con
los terrenos del Acueducto y el Hospital Materno Sur, al sur con la calle San Gerónimo
y ave. V. Garzón y al oeste con la calle Nueva, en el municipio Santiago de Cuba
de la provincia del mismo nombre.
SEGUNDO: Orientar a la Comisión Provincial de Monumentos de
Santiago de Cuba para que, de acuerdo a los lineamientos de la Comisión
Nacional de Monumentos se realicen las coordinaciones pertinentes
para que dicha construcción civil sea inscrita en el Registro Nacional de
Monumentos Nacionales y Locales para su debida protección.
TERCERO: Notificar la presente Resolución al Ministro,
Viceministros y Directores de Cultura, al Presidente de la Asamblea Provincial
del Poder Popular correspondiente, a la Comisión Provincial de Monumentos y
Dirección Provincial de Cultura de Santiago de Cuba, así como a cuantos
organismos más deban conocer la misma.
Dado en la Ciudad de la Habana
a los 8 días del mes de abril de 1997, ¨Año
de la Caída en Combate del Guerrillero Heroico y sus compañeros.¨
Antonio Núñez Jiménez
Presidente
Comisión Nacional de Monumentos
Marta Arjona Pérez
Secretaria Ejecutiva
Comisión Nacional de
Monumentos
NOTAS:
[1] Francisco Hilario Henríquez y Carvajal (14 de enero de 1859 – 6 de febrero de 1935) fue un médico, abogado, escritor, pedagogo, político y presidente interino de la República Dominicana en 1916.
Nació en Santo Domingo, hijo de la pareja compuesta por Noel Henríquez Altías, curazoleño de origen judío sefaradí, y Clotilde Carvajal Fernández, descendiente de los últimos indígenas que permanecieron en el dominio concedido al cacique Enriquillo. Hermano menor del también ilustre escritor y pedagogo Federico Enríquez y Caravajal.
Realizó sus primeros estudios bajo la tutoría del insigne educador puertorriqueño Román Baldorioty de Castro y, años más tarde, estudió Derecho Romano bajo la orientación de Félix María del Monte. El Derecho Constitucional lo estudió con el sabio educador Eugenio María de Hostos, realizando, además, estudios de Filosofía en el Seminario Conciliar de Santo Tomás en Santo Domingo.
A los 26 años se graduó de licenciado en Derecho en el "Instituto Profesional" y fue diplomado como Maestro Normal algo más adelante. Poco tiempo después se recibió como licenciado en Medicina y Cirugía.
En 1887 se marchó hacia Europa, radicándose en París, Francia hasta el año 1891. En la Universidad de París obtuvo el doctorado en Medicina.
De regreso a República Dominicana ejerció su profesión de Médico, orientándose luego hacia el magisterio. Durante unos seis años fungió como profesor de la "Escuela Normal", fundada por Hostos, y en el Instituto de Señoritas que dirigía su esposa, la educadora y poeta, Salomé Ureña.
También se dedicó al periodismo y fue Director del periódico "El Maestro". Al entrar en contradicción con la dictadura del general Ulises Heureaux, decidió abandonar el país, residiendo durante cinco años en Cabo Haitiano, donde estrechó su amistad con Juan Isidro Jimenes, regresando junto con él al país tras la muerte de Heureaux. Jimenes, designado presidente de la República lo nombró Ministro de Relaciones Exteriores.
En 1901 viajó a los Estados Unidos comisionado por el Gobierno para concertar un acuerdo con los acreedores externos de la República, pero este acuerdo fue rechazado por el Congreso Nacional.
A la caída de Jimenes en abril de 1902, Francisco Henríquez se marchó voluntariamente a Cuba donde fijó residencia, revalidó su título de doctor en Medicina y pasó a ejercer su profesión. Al término del gobierno provisional de Horacio Vásquez en 1903, regresó al país pero volvió a salir siete meses más tarde, resuelto a no regresar. En 1907, sin embargo, aceptó del presidente Ramón Cáceres la misión de delegado ante la IIa. Conferencia de Paz, en La Haya.
En 1911 fue designado por el presidente Cáceres como Ministro Plenipotenciario en Haití, a raíz de las diferencias fronterizas dominico-haitianas. Permaneció en esa nación sólo el tiempo necesario para la concertación de un acuerdo, marchando de nuevo a Santiago de Cuba, donde residía.
Al alcanzar nuevamente la presidencia Juan Isidro Jimenes, este lo designó, junto a Federico Velásquez y el Lic. Jacinto B. Peynado, en una misión diplomática en Washington.
De allí pasó a Buenos Aires como delegado dominicano a la "Conferencia de la Alta Comisión Financiera Panamericana", en abril de 1916. Es en esa ciudad donde le llegó la noticia del primer desembarco de tropas norteamericanas en su país. Salió inmediatamente hacia los Estados Unidos y, presentándose en el Departamento de Estado de los Estados Unidos, protestó contra la ocupación. Luego regresó a Cuba.
Al renunciar el presidente Jimenes en mayo de 1916, el Consejo de Secretarios ocupó el poder ejecutivo provisionalmente, hasta la elección de un nuevo presidente. Los Estados Unidos exigieron que dicho gobernante sustituto debía tener la aprobación del Departamento de Estado. Luego de algunos meses, el 25 de julio se eligió al Francisco Henríquez Carvajal como presidente interino por un término de 6 meses, quien a la sazón se encontraba en Santiago de Cuba, donde recibió un telegrama informándole que, frente a la crisis gubernamental, había sido designado a unanimidad por las cámaras, Presidente de la República, solicitándosele su inmediato regreso a la patria. Regresó para ocupar la presidencia el 31 de julio de 1916.
"Francisco Henríquez Carvajal
defendiendo la bandera
dijo: «¡No pueden mandar
los yanquis en nuestra tierra!»"
- Merengue tradicional dominicano -
Las tropas norteamericanas y los agentes intervencionistas impidieron, sin embargo, el normal funcionamiento del nuevo gobierno. Tras una serie de dificultades que Henríquez y Carvajal resistió dignamente, y frente a la resistencia oficial y popular contra las pretensiones norteamericanas, finalmente y por orden del presidente Woodrow Wilson, el país fue puesto oficialmente el 29 de noviembre en estado de ocupación, y sometido al ejercicio de la ley militar de las tropas invasoras.
Tras su derrocamiento, Henríquez y Carvajal salió del país el 8 de diciembre e inició, desde el mismo territorio estadounidense, un peregrinaje de protesta contra la odiosa intervención. Este intenso peregrinaje lo llevó a Cuba, Francia, Dominicana (por breve tiempo en 1921) y Estados Unidos.
Durante el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo fue designado Ministro Plenipotenciario en Francia, pero aquejado por sus dolencias, se retiró a Santiago de Cuba, donde falleció el 6 de febrero de 1935 a los 76 años. Una Universidad dominicana lleva su nombre.
[2] Rafaela Tornés, “Fela”, bibliotecaria de la Escuela Normal de Oriente, mujer de elevada cultura y de gran sensibilidad artística, de profundos sentimientos patrióticos que cultivó desde su juventud, dirigía también el Club José Martí. Fela Tornés tuvo gran influencia sobre los estudiantes de la Normal. Frank País García, alumno de la misma institución, sostenía con ella largos intercambios sobre las ideas del Apóstol que ella amaba tanto como él. Fela, que era una gran poetisa, reunía en su casa a un grupo de revolucionarios ya en 1931, en su casa de San Gerónimo y San Félix, en el corazón de Santiago de Cuba; había sido luchadora contra la tiranía de Gerardo Machado y había quedado decepcionada por la actividad de los gobiernos de turno después de la caída del tirano, que no emplearon los fondos estatales y gubernamentales para transformar la Cuba dependiente del imperio norteamericano al que ella odiaba profundamente. Desde su puesto en la Escuela Normal continuó regando la semilla con cautivadora sugerencia, las sesiones allí constituían una fiesta de la literatura: "Rubén Darío llegó por ella, junto a Herrera Reissing, Santos Chocano y otros poetas escoltados por la rúbrica modernista", relata Gladys Horruitiner Oleaga, ganadora del concurso "Caridad Pineda In Memoriam", 2012. Al producirse el ataque al Cuartel Moncada ella estaba ya junto a los conspiradores contra la dictadura batistiana, con Vilma Espín, Carmelina Palasi, Amalia Dos Reyes y otras compañeras del movimiento revolucionario 26 de Julio, organizaron la manifestación del Silencio.
[3] Max Henríquez Ureña. (Santo Domingo, 1885-1968). Escritor y abogado dominicano. Era hijo del médico y político Francisco Henríquez y Carvajal, que llegó a presidente de la República Dominicana; su madre era la poetisa y pedagoga Salomé Ureña de Henríquez; su hermano mayor fue el filólogo, político, educador y escritor Pedro Henríquez Ureña, uno de los mayores humanistas hispanoamericanos del siglo XX.
Al igual que su hermano mayor, Max Henríquez Ureña trabajó durante toda su vida de forma intensa para dotar a su país -y, en general, a todo el ámbito geográfico antillano- de la instrucción y el desarrollo cultural que debería conduci a su nación la modernidad. En su faceta docente, impartió clases en la Universidad de Santo Domingo (donde llegó a ocupar una cátedra) y en la Escuela Libre de Derecho, en Santiago de Cuba, de la que fue fundador y director. Sin salir de la isla vecina, realizó una eficaz labor cultural en Chiba, donde se dedicó a la enseñanza y fundó con Jesús Castellanos la Sociedad de Conferencias (1910).
El rumbo de su vida cambió realmente al subir al poder en la República Dominicana el dictador Trujillo, en cuya larga etapa de gobierno representó a su país en el Tribunal Internacional de La Haya, ocupó el cargo de Secretario de Relaciones Exteriores (1931-33), fue delegado ante la Sociedad de Naciones (1936-39), embajador cerca de Brasilia (1943) y Buenos Aires (1945-46), y, tras una brillante ejecutoria, delegado de la República Dominicana en las Naciones Unidas (1950).
Fue en un principio poeta modernista de tono menor, según podemos apreciar en el volumen titulado Ánforas, que publicó en 1914; no cultivó después con mucho ahínco la poesía y recogió sus versos en 1958 con el titulo Garra de luz. Tradujo al castellano Los Trofeos, de José-María de Hérédia, en 1936.
Tiene interés, desde el punto de vista literario, además de como poeta, como ensayista y crítico: Rodó y Rubén Darío (1918); El ocaso del dogmatismo literario (1919); Los Estados Unidos y la República Dominicana (1919); Panorama de la República Dominicana (1935); El Continente de la Esperanza (1939); El retorno de los galeones; Breve historia del modernismo, y De Rimbaud a Pasternak y Quasimodo: ensayos sobre literatos contemporáneos (1960). No son desdeñables sus estudios históricos: La Independencia efímera (1938), La conspiración de Los Alcarrizos (1941), El Arzobispo Valera (1944), El ideal de los Trinitarios (1951) y Episodios dominicanos (1951). También intentó el teatro: La combinación diplomática (1916).
[4] Salomé Camila Henríquez Ureña fue una escritora y humanistadominicana. Fue una de las mejores intelectuales de Latinoamérica y el Caribe del siglo XX. Camila provenía de una estirpe familiar de literatos, pensadores y educadores; tanto sus padres como sus hermanos Pedro y Maxfueron prominentes escritores.
Camila nació en Santo Domingo, República Dominicana el 9 de abril de 1894. Fue la cuarta hija (la única mujer) del matrimonio entre el intelectual y ex presidente dominicano Francisco Henríquez y Carvajal y la prominente poeta y educadora Salomé Ureña. Su madre Salomé murió en 1898 cuando Camila tenía cuatro años, por lo que su hermano Pedro tuvo que ser su mentor e inculcarle el legado de su madre.
En 1904, a la edad de nueve años se trasladó con su padre y su madrastra Natividad Lauranson a Cuba. En 1917 recibió su doctorado en Filosofía, Letras y Pedagogía en la Universidad de La Habana. Su tesis "Las ideas pedagógicas de Eugenio María de Hostos" la realizó en honor al ilustre educador puertorriqueño y mentor de su madre Eugenio María de Hostos. Desde 1918 hasta 1921, Camila tuvo una breve estadía en Minnesota, donde estudió y fungió como profesora en la Universidad de Minnesota. En 1922 regresó a Cuba, convirtiéndose en ciudadana cubana en 1926. Vivió en París y estudió en La Sorbona desde 1932 hasta 1934.
En la década de 1930, durante su estancia en Cuba, formó parte de organizaciones feministas, así como de instituciones culturales y eventos. La más notable de sus actividades fue su papel como cofundadora y presidente de Lyceum, una organización cultural feminista, y de la Institución Hispano Cubana de Cultura.
En 1941, realizó varios viajes como conferencista hacia algunos países de América Latina (Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y México). En 1942 se mudó a los Estados Unidos y se dedicó al magisterio hasta 1959 en la Universidad de Vassar en el Departamento de Estudios Hispanos, donde se desempeñó dos veces como presidente y fue profesora titular. Durante varios veranos entre 1942 y 1959 en su residencia en los Estados Unidos, Camila también estuvo en la facultad de idiomas y literatura en el Middlebury College, especialmente dando clases de español. En su año sabático de 1948, Camila aprovechó para viajar a México que trabajar en el Fondo de Cultura Económica. A través de la década de 1950, también viajó a España, Italia y Francia.
Su pensamiento agresivo y feminista ponía en peligro su permanencia en los Estados Unidos, pero su fama de educadora y filósofa, y los títulos ganados en varias universidades estadounidenses la salvaron del ostracismo. Comulgando con los ideales de la Revolución cubana, Camila, sin embargo, renunció a su pensión como profesora emérita en el Vassar College para regresar a Cuba y participar en la reestructuración de la Universidad de La Habana, donde enseñó en el Departamento de Literatura Latinoamericana hasta su jubilación en 1970. Esos años fueron decisivos en su permanente preocupación por el papel de la mujer en la cultura y en la creación. Precisamente sus ensayos sobre la presencia femenina en el romanticismo y en sus estudios dedicados a la poesía de mujeres, como el caso de Delmira Agustini, se orientan a este propósito.
En los días previos a su muerte, durante una visita a su país natal, República Dominicana, Camila ostentaba el título de profesora Emérita de la Universidad de La Habana, así como de Vassar College, un caso raro si no único, digno de resaltar. Además fue vicepresidenta del Pen Club de Cuba. Fue profesora en su país hasta su muerte en Santo Domingo el 12 de septiembre de 1973, a la edad de 79 años.
Camila se destacó en el género ensayo; sus obras tenían un fuerte sentimiento feminista que abogaba por los derechos de la mujer. Entre sus ensayos más notables se encuentran:
- "Ideas pedagógicas de Eugenio María de Hostos" (1932)
- "Curso de apreciación literaria" (conferencias, 1935)
- "Feminismo" (1939).
- "La mujer y la cultura" (1949).
- "La carta como forma de expresión literaria femenina" (1951).
- "Cervantes" (1963)
- "El Renacimiento español" (1963)
- "Cantares de gesta" (1971)
- "William Shakespeare" (1972)
- "Dante Alighieri" (1974)- Póstumo
En su ensayo "Feminismo", Camila Henríquez Ureña reseña el papel que las mujeres han desempeñado en la sociedad desde la prehistoria.
Una de sus citas más famosas es: "El verdadero movimiento cultural femenino empieza cuando las excepciones dejan de serlo." Camila Henríquez Ureña, 1939
También colaboró con varias revistas latinoamericanas, y muchas de sus obras fueron prologadas y publicadas varios años después de su muerte.
Los amplios conocimientos que se encuentran en los escritos de Camila Henríquez Ureña prueban su erudición y compromiso en vida para el aprendizaje. Camila fue una mujer de muchos y variados intereses. En las cartas de Pedro Henríquez Ureña, recogidas en las epístolas de la familia, da constancia de su asombro ante la capacidad de su hermana menor para el aprendizaje y de su curioso intelecto. Además, Camila cantaba óperas en varios idiomas; su habilidad con la música y su fina y distinguida manera muy caribeña de bailar; su trabajo como educadora y en los movimientos feministas; y su capacidad para aprender idiomas extranjeros, aparentemente para poder leer las obras originales de algunos de sus autores favoritos (Dante, Ibsen, Racine, Shakespeare, entre otros). Por otra parte, una selección de sus ensayos, recogidos póstumamente, fue editada por Mirta Aguirre, una de sus alumnas más distinguidas y más tarde, su colega en la Universidad de La Habana. En resumen, su capacidad intelectual es evidente en los temas que eligió: su tesis doctoral sobre Hostos, su introducción a una versión en español del Infierno de Dante publicado en Cuba en 1935, su colaboración en "Poesía" del galardonado poeta español Juan Ramón Jiménez en 1936, y sus estudios del género pastoril en España y en el teatro de Lope de Vega, por nombrar solo algunos de sus trabajos más conocidos.
Por ser mujer en esa época no tuvo la misma notoriedad que sus hermanos Pedro y Max, siendo eclipsada por estos. El ambiente intelectual y la libertad de ideas que rodeó la vida de Camila Henríquez Ureña fueron decisivos en su formación de conciencia como mujer.
En 1992, el narrador y ensayista dominicano Andrés L. Mateo escribió un ensayo titulado "Camila Henríquez Ureña: la virtud del anonimato".
En el año 2000, Julia Álvarez publicó (In the Name of Salomé (En el nombre de Salomé), una narración ficticia sobre la vida de Camila y su madre Salomé Ureña. Además el libro "Camila y Camila" de la escritora cubana Mirta Yáñez gira en torno a la vida de Camila Henríquez Ureña.
[5] Enrique Hernández-Miyares (Santiago, 1859 - La Habana, 1914). Poeta y periodista cubano. Muy activo en la vida cultural cubana de la segunda mitad del siglo XIX, sobresalió por su constante dedicación al periodismo, género en el que llegó a convertirse en una de las figuras más destacadas de la prensa escrita de su tiempo. Destacó tanto por sus composiciones poéticas como por sus escritos en prosa, en una línea deudora de tradición clásica de la lírica hispánica, pese al contexto modernista. Su producción, dispersa en rotativos, revistas y colecciones privadas, vio la luz con carácter póstumo: Poesías (1915) y Prosas (1916). Dado que su fallecimiento se produjo antes de la creación de la Escuela Normal de Oriente, consideramos un error haberlo incluido entre los miembros de su profesorado.
[6] Rodolfo Hernández Giró nace en Santiago de Cuba el 18 de abril de 1881; fue su padre un profesor y compositor santiaguero, que por herencia familiar se aficionaba también a la pintura. Hermano del pintor Juan Emilio Hernández Giró, y por la rama materna, emparentados con los hermanos Tejada y con Guillermo Collazo Tejada. Formado en el seno de una familia amante de las artes, hizo varias incursiones en el teatro y aprendió flauta, clarinete y guitarra con su padre, y en no pocas ocasiones se presentó con su orquesta.
Cursó los primeros estudios en Santiago de Cuba. Obligados por la guerra a emigrar hacia Haití, recibió allí clases de pintura y colorido con el puertorriqueño Ramón Frade. A su regreso a la patria continuó estudios en la Academia Municipal de Bellas Artes que recién se fundaba bajo la dirección de los hermanos Tejada; y más tarde, en 1907, junto a su hermano Juan Emilio logró continuar los estudios artísticos en Barcelona, bajo la dirección del artista Ricardo Martí.
Fusilamiento a Perucho Figueredo
Complementa su formación profesional la estancia en París donde estudian en la Academia Colarossi, La Grande Chaimiére y recibe clases particulares de escultura con Paul Loisseau-Rousseau y sus viajes a Bélgica, Suiza, Holanda, Amberes, Italia, Inglaterra y los Estados Unidos.
Regresa a su ciudad en 1912, y desde el 20 de octubre de 1917, forma parte del claustro de profesores de la Academia Municipal de Bellas Artes de esa ciudad, con la categoría de Profesor Titular Interino; impartió las asignaturas de Dibujo, Caligrafía y posteriormente Pintura, la manifestación que más cultivó en su carrera artística, además de como profesor de Dibujo de la Escuela Normal de Maestros de Oriente, aparejada a su producción escultórica y pictórica, en la que se especializó en paisajes.
Su vasta formación cultural: literaria, musical, en Artes plásticas y escénicas, le permitió desarrollar una amplia labor de promoción dirigida a la formación integral de los nuevos pedagogos, interviniendo algunas veces como Diseñador de obras de Teatro y Ballet, adaptador de comedias preferiblemente del teatro francés en las que actuaba y dirigía a la vez, y escritor de comedias picarescas: El Otro, El Picador, La carta de Paco, Ese crimen no es mío y La Soprano calva; entre otras.
Creó además un ballet titulado "Primavera, juventud y amor" - que representaba las distintas estaciones del año -, en el cual asumió la dirección; compuso la letra de una melodía escrita por su padre y diseñó el vestuario y la Escenografía junto al artista Ismael Espinosa Ferrer. Muere en su ciudad natal el 27 de agosto de 1970.
Sus obras más prominentes son:
Monumento a Perucho Figueredo que se levanta en la antigua Plaza de Marte de Santiago de Cuba.
El relieve en bronce sobre La Invasión para el obelisco levantado en Los Mangos de Baraguá.
Un busto de José de la Luz y Caballero realizado para la Escuela Normal de su ciudad.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Henr%C3%ADquez_y_Carvajal
www.maestroysociedad.rimed.cu/temp/vol4_n2/maritza.pdf
http://www.ecured.cu/
http://www.haciendo-almas.org/2013/01/10/premiados-ganadores-del-i-concurso-caridad-pineda-in-memoriam/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/henriquez_urena_max.htm
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=henriquez-urenna-max
https://es.wikipedia.org/wiki/Camila_Henr%C3%ADquez_Ure%C3%B1a
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hernandez_miyares.htm
http://www.ecured.cu/Rodolfo_Hern%C3%A1ndez_Gir%C3%B3
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