Difundiendo y afianzando la "argentinidad"
La prensa local rionegrina en las primeras décadas del siglo XXI
Cielo Zaidenwerg
Universitat de Barcelona/TEIAA
[...] Con la llegada de los radicales al poder, se daba un renovado impulso a la tarea «argentinizadora». En este sentido cabe mencionar el Decreto de Exaltación del Sentimiento Nacional, sancionado por Yrigoyen el 4 de mayo de 1919, cuyo objetivo estaba puesto en la «glorificación […] del sentido legítimo de la argentinidad». El jefe del Ejecutivo insistió en que esta medida formaba parte de las «renovaciones» iniciadas por «los nuevos y amplios horizontes abiertos» de la democracia, para perpetuar «el culto sacrosanto de la tradición gloriosa que nos ha sido legada por nuestros mayores». (10) En todo caso, es esta continuidad la que nos llevó a centrar el análisis durante las primeras décadas del siglo xx, coincidiendo además con la disponibilidad de las fuentes periódicas regionales. El límite temporal del estudio se reconoce en el golpe de Estado de 1930, al suponer el surgimiento de un nuevo nacionalismo, de carácter católico reaccionario (Halperín Donghi, 2007).
[...] Las prácticas que justificaban la repetición de una liturgia patriótica para afianzar la cohesión social y los sentimientos de nacionalidad surgieron a fines del siglo xix, arraigando con mayor fuerza durante el Centenario.(27) Las conmemoraciones fueron efectivas como forma de institucionalizar el recuerdo (Cornelis, 2010).
El 25 de mayo y el 9 de julio, fechas en las que se establece la independencia de la colonia y el primer gobierno patrio respectivamente, (28) fueron durante varias décadas los rituales cívicos o patrióticos más celebrados. Se trataban de actos cívicos, donde toda la población tomaba parte, especialmente las escuelas, encabezando desfiles, recitando poemas y escritos referidos a temáticas patrióticas. La actividad a realizar estaba previamente estipulada por el C.N.E., haciendo llegar dicha normativa a la totalidad del territorio. (29) En estos actos debían cumplirse una serie de normas, como pararse en forma erguida, mantener un absoluto silencio y completo respeto hacia los símbolos nacionales, esto es, la bandera, el escudo y el himno nacional.
En los T. N. [Territorios Nacionales] la preparación, desarrollo y evaluación de las fiestas patrias eran una de las preocupaciones centrales de las autoridades y vecinos de los distintos parajes. (30) Se encargaba su realización a una Comisión de Fiestas Patrias organizada para tal fin, reuniéndose en estas representantes de centros culturales, autoridades escolares y vecinos «importantes», quienes establecían el programa de la celebración. Dichas comisiones debían elevar el proyecto de actividades programadas del festejo a la Comisión de Fomento, para su evaluación y aprobación. Las actividades diferenciadas por edades y sectores sociales estaban claramente delimitadas, la «gente bien» concurría a la cena-baile que organizaba la Comisión de Fiestas Patrias y que se realizaba por la noche, donde debían asistir las mujeres con elegantes vestidos y los hombres con sus respectivos trajes. Se cobraba una entrada y se ponía especial atención a la ornamentación patriótica del salón donde se realizaba la velada (Lussetti y Mecozzi, 2010: 8).
NOTAS:
(10). Documentos de Hipólito Yrigoyen. Buenos Aires, 1949, pp. 115-116.
(27). En 1910 se cumplió el centenario de la Revolución de Mayo, lo que se reflejó en ambiciosos festejos: recepciones de gala, funciones teatrales extraordinarias, marchas civiles, desfiles militares, inauguración de monumentos, etc., celebrándose tanto a nivel nacional como regional.
(28). El 25 de mayo de 1810 es entendido como el momento en el que la colonia se independiza de la Metrópoli, el periódico de Río Negro lo define como «La cruzada libertadora que partió de Buenos Aires y se extendió más tarde por medio continente», mientras el 9 de julio de 1816, es visto como el día en que el proceso revolucionario establece la forma de gobierno que adquirirá el país independiente: democrático, republicano, «[…] el afianzamiento de la cruzada redentora de Mayo, tuvo lugar definitivamente, una vez cerrado el ciclo revolucionario […]», Río Negro, 24.05.1928, núm. 858. Para el periódico La Nueva Era el 25 de mayo «se dio el primer grito de libertad», y el 9 de julio «los congresales dieron forma a aquel grito», representando San Martín para la primera fecha, y Alberdi para la segunda. «9 de Julio», en La Nueva Era, 09.07.1922, núm. 1042.
(29). En el caso de los T. N., el C.N.E. exigía cumplir, entre otras, la siguiente normativa: «9.º […] Durante los cinco días hábiles que preceden al 9 de julio deberán darse clases históricas relacionadas con el Congreso de Tucumán; debiendo celebrarse conferencias en plazas públicas a cargo de inspectores, maestros y vecinos; 10.º Durante los días 8 y 9 de julio, deberán realizarse fiestas escolares en las escuelas o en las plazas públicas, desfiles y procesiones cívicas; 11.º En las localidades donde hubiese más de una escuela se celebrarán concursos de historia y geografía argentina a cargo de los alumnos. «Celebración escolar del Centenario», firmado por P. N. Arata y Segundo M. Linares, en El Monitor de la Educación Común, t. 58 (Buenos Aires, 23.06.1916), p. 2.
(30). Tenemos constancia a través del análisis de la prensa local que, en varias ocasiones, y sobre todo para lo que respecta a la capital del territorio (Viedma), la iniciativa de las celebraciones partía del mismo gobernador, como en la fiesta del 25 de mayo de 1921, o en el recordatorio de Güemes, prócer nacional, el 16 de junio del mismo año; mientras que en otras oportunidades la municipalidad o la misma Congregación Salesiana tomaban el mando de los festejos, como ocurrió en 1923. Véase La nueva Era.
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