18/3/13

HOMENAJE A UNA EX-ALUMNA
Víctima de la Dictadura
que acaba de reivindicar Videla

Hemos leído en Facebook la siguiente información: 

Este miércoles a las 17 hs. colocamos la baldosa en homenaje a las trabajadoras del INAPL Rosa Angélica Murno de Merediz y Lucrecia Mercedes Avellaneda Quintale detenidas-desaparecidas por el terrorismo de Estado.

Foto: Este miércoles a las 17hs colocamos la baldosa en homenaje a las trabajadoras del INAPL Rosa Angélica Murno de Merediz y Lucrecia Mercedes Avellaneda Quintale detenidas-desaparecidas por el terrorismo de Estado.


Rosa Angélica Murno, promoción 1964, detenida-desaparecida el 4 de enero de 1977 en Remedios de Escalada tenía 29 años cuando fue secuestrada junto a su esposo Rodolfo Antonio Merediz (Rolo) -también ex-alumno- de 31 años, en presencia de su hija de tres años Julia. Rosa era estudiante de Bibliotecología.

El 4 de enero de 1977, Osvaldo Plaul fue a la casa de Rosa Murno y Rodolfo Merediz donde fueron sorprendidos por alrededor de 30 hombres armados. Algunos los esperaban detrás de los árboles y en las terrazas, otros aparecieron en autos. Ingresaron en la vivienda. Rosa se encontraba sola. Ella y Osvaldo Plaul fueron interrogados durante dos horas en la misma casa. Mientras esto ocurría, Rodolfo, que no estaba, llegó a la vivienda con su hija Julia de 3 años al hombro. Cuando vio el panorama, trató de escapar para proteger a la pequeña, pero un vecino empezó a gritar que ahí estaba la persona que los secuestradores buscaban y finalmente se lo llevaron junto a Rosa y a Osvaldo Plaul. A la nena la dejaron con unos vecinos.

Aparentemente, Rosa y Rodolfo fueron vistos en el Regimiento de Patricios. Un ex conscripto, que conocía a Rosa y vivía en el mismo barrio, se puso en contacto con su madre y le dijo que la había visto en el cuartel de Magdalena en 1980. No hay certeza de esto.

El mismo 4 de enero, en forma paralela, simultáneamente fueron secuestrados Facundo Urteaga, su esposa, Marina Grace Jara, Atilio Catáneo y su pareja, de nombre Irene.

Todos estos secuestros tuvieron un denominador común: Osvaldo Pedrozo, un periodista amigo de todos ellos. Ese día Pedrozo debía vender una casa a Rodolfo Merediz, quien iba a realizar la compra con un préstamo que le habían hecho el matrimonio Urteaga. Pedrozo no concurrió a la cita para realizar la operación. Tiempo después, y ante las insistentes consultas de los familiares de los desaparecidos al periodista, este les habría recomendando que "no hicieran nada", porque, insinuó, todos estaban muertos.


“No quiero que me arruinen mi futura historia con mensajes de odio, ni tampoco mensajes de olvido. Yo quiero que me permitan no odiar. Quiero que me dejen perdonar (...) Quiero saber la verdad.
Quiero que me dejen pedir justicia. Quiero que me digan dónde están los huesos de mis viejitos”.

Fragmento de una carta de lectores de Julia Merediz 
(hija de desaparecidos)

Véanse nuestras entradas de fechas 28/03/12, 29/03/12 y 11/11/12

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