12/10/11

Ciertas visiones de la infancia en 1920 (4)

Esta doble página de la misma edición de Caras y Caretas, en cambio, no es una publicidad comercial, sino que pretende dar la bienvenida al nuevo curso escolar de niños y jóvenes. Amerita, sin duda, variadas reflexiones en torno a la infancia, la escuela y las maestras.

Vale la pena recorrer el texto:

APERTURA DE LOS CURSOS ESCOLARES

"¿Han repicado en el aire su son, campanitas de fiesta? ¿En las aguas del río ha bruñido el sol sus rayos, que hoy engalana todo con aire festivo? en la ciudad activa que despierta hay rumor de impaciencias, de aleteos. ¿Es que también hay fiesta en los nidos? ... Es que sonó la hora del retorno, en las campanitas de las escuelas que hoy están de fiesta. Y ese buen son, amigo, llegó a todos los hogares y las pequeñas cabezas inquietas oyeron suspendidas y volaron todas en revuelos contentos, dejando vacíos los calientes nidos para agruparse en bandadas apretadas y parleras, como de pajarillos, en aquel gran nido.
¿No es verdad que se siente así, como una gran fiesta de la ciudad laboriosa y pensativa, el retorno de los niños a la escuela? Ninguno piensa que su preciosa libertad va a esclavizarse en horas de quietud y atención inaudita, dentro de la embriaguez de las vacaciones. Vuelven felices. Todos ríen. Las novicias ansiosas quisieran llorar, y ríen también ante las tranquilas caritas que pasan.
Hoy son nuevos los moños. Vuelven atrevidos sobre las cabecitas obscuras y blondas. Son alas blancas y negras y azules de pájaros presos inverosímiles.
Y es indecible la frescura de primavera, que emana el cuadro abigarrado, brillante de color. Pero los ojos en todos los rostros dicen una impaciencia análoga. Esperan lo mismo. Y la que aguardan llega. Es la maestra sonriente, la joven madre de tantos pequeños seres, que quieren ser comprendidos y amados en ese hogar común.
Trae saudades en la sonrisa y regocijo en el corazón. Sutilísima ha recogido de cada carita la impresión causada, como un haz de luz. Y su alma reverbera soberana de tantas pequeñas almas sorprendidas.
Es casi una niña, y sabrá ser casi una madre, en realidad, grande, inmensa de paciencia y de bondad.
Las campanitas clásicas han sacudido el polvo de su silencio, y sus ecos parecen prolongarse encantados con su son. En las aulas abiertas, el sol que ha llegado primero pone su pátina brillante sobre los mapas viejos y finge claroscuros en los bancos.
Nunca es más bonita la escuela que el primer día, y el valor de esa sensación es absoluta [sic] si se juzga que es el más lejano al dulce descanso... Nunca es más bonita, dicen los ojos, mirando al pasar aquel enjambre deliciosamente claro, aquella preciosa turba inquieta y sonora.
Desde la amplia portada familiar las madres envían su último saludo íntimo de consejos. En algunos rostros, se diseña la mueca de un llanto, pero el beso que llega alado lo calma, esfumándose en una sonrisa.
TITA DE FRANC"


Alumnas de la Escuela Normal de Quilmes, s/f.
Fuentes: Revista Caras y Caretas, bibliotecadigital.bn.es
Archivo de la Escuela Normal de Quilmes

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